Cádiz CF

EL AÑO DE LA CONSOLIDACIÓN

Nuevos fichajes del Cádiz

Nuevos fichajes del Cádiz / J. Marín

El Cádiz afronta la nueva temporada con la máxima ilusión y una plantilla renovada casi al cincuenta por ciento que todavía puede sufrir variaciones hasta el próximo 1 de septiembre. El nuevo proyecto deportivo de Quique Pina y Juan Carlos Cordero persigue el fortalecimiento del plantel para competir en una Liga equilibrada en la que, como quedó demostrado en el curso anterior, cualquier le puede ganar a cualquiera. Cada jornada es una historia por escribir con el reto de encontrar la estabilidad sin perder nunca la perspectiva de poder hacer algo grande si se presenta la ocasión. El Cádiz ya ha dejado de ser la novedad del año pasado y ser conocido por los demás es una dificultad añadida a un largo trayecto.

Hasta once caras nuevas aparecen de momento en un bloque que mantiene la base de la pasada temporada aunque con la ausencia de dos jugadores que desempeñaron un rol importante: Aridane y Alfredo Ortuño. El club traspasó al defensa a Osasuna por 1,5 millones de euros -puede se medio millón más en caso de que el cuadro navarro ascienda en el plazo de tres años-. En el caso del delantero, aún está sin equipo -apura a la espera de que le salga uno de Primera- y con una remota posibilidad de que vuelva a enfundarse la equipación cadista. Tampoco está Dani Güiza, sin protagonismo la última campaña pero valorado por su compromiso con el escudo y su inolvidable papel en el ascenso conseguido en Alicante. Sí permanecen futbolistas que destacaron como Cifuentes, Brian. Garrido, José Mari, Salvi, Abdullah, Álvaro García... El club ha vencido la tentación de vender jugadores revalorizados que son activos. Continúan 14 y llegan 11 a la espera de lo que pueda suceder hasta el cierre del mercado estival.

La defensa y la delantera son las dos líneas que más cambios experimentan. La zaga ha sido reforzada con cinco jugadores: el lateral derecho Rober Correa, que competirá con Carpio; los centrales Marcos Mauro, Mikel Villanueva y Kecojevic, que se unen a Servando y Sankaré -son cinco porque el senegalés está lesionado y no hay una fecha concreta para su regreso- y el lateral izquierdo Lucas Bijker, que luchará por el puesto con Brian. El catalán podría ser traspasado a un Primera -suena el Girona- y en ese caso se quedaría Tomás, que en principio saldrá cedido -quizás a un Segunda B- si no se producen cambios.

El centro del campo permanece casi intacto con Garrido, José Mari y Abdullah y la única novedad de Álex Fernández en lugar de Eddy Silvestre. Las bandas no se tocan -a día de hoy- y empiezan la temporada Salvi, Nico Hidalgo, Álvaro García y Aitor. Para la zona de tres cuartos destaca el fichaje de Alberto Perea, que se une a Jesús Imaz en esa posición. Y la delantera cambia de caras con la excepción de Rubén Cruz, el único punta del curso pasado que sigue de amarillo y azul. Moha Traoré, David Barral y Dani Romera completan el ataque disponible en la jornada inaugural de Liga.

En la portería, Cifuentes encuentra un duro competidor en Rubén Yáñez, que llega procedente del Real Madrid -era el tercer guardameta tras Keylor Navas y Kiko Casilla- y asegura a presencia de dos cancerberos de garantías que se lo pondrán difícil al míster.

La exitosa temporada en el regreso a Segunda División A -quinto clasificado y billete para la fase de ascenso- da paso a una nuevo ejercicio con el objetivo de la consolidación en la categoría de plata. La prioridad es conservar el lugar que tanto costó recuperar después de seis largos años en Segunda B. Una vez que la salvación sea un hecho, el club no renuncia a pelear por el sueño del salto a Primera. Pero la consigna es ir paso a paso con la humildad por bandera en la misma línea de la última campaña. Compromiso, intensidad, lucha de principio a fin, todos defienden todos atacan... La hoja de ruta queda establecida y sólo falta que la pelota entre en la portería contraria y no en la propia.

La nave amarilla es pilotada un año más por Álvaro Cervera, el entrenador que sacó al Cádiz del pozo de la división de bronce y lo elevó hasta cotas impensables en su vuelta a Segunda A. El técnico encara su propio reto personal de prolongar continuidad en el banquillo. La ley no escrita del fútbol siempre perjudica al entrenador, que depende de los resultados.

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