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El valor de retirarse a tiempo

  • Sufrir otro revés frente a González habría sido degradante para Teófila

Teófila, en días pasados, tras pasar revista a los destrozos causados por el temporal en la capital.

Teófila, en días pasados, tras pasar revista a los destrozos causados por el temporal en la capital. / fito carreto

Solo cuando Teófila Martínez anunció, ayer, junto a su gente, que no volverá a presentarse a la Alcaldía, entre sus más leales colaboradores se lo acabaron por creer. La mayoría empezó a asumirlo algo antes, pero "con ella nunca se sabe", suspiraban. Alguno intentó que cambiara de opinión minutos antes de que confirmara su adiós, pero más pensando en el corto plazo y las lentejas, que en un futuro que hace tiempo que llama a las puertas del PP.

Al declinar la posibilidad de tentar la suerte para disputarle el bastón de mando a José María González, Teófila da paso a nuevos horizontes, a fin de consolidar la potente y obligada renovación de su partido en la capital. Ahora todo el mundo dirá que es lo más conveniente, que debió hacerlo incluso mucho antes, porque de hecho era la salida más lógica y honrosa para Teófila. Pero hasta el último instante en que pronunció su sentencia, ella ha mantenido a los suyos en vilo. Guardó sus intenciones con tanto misterio, que su aparición recordó ayer a la del doctor que sale del quirófano con el cometido de ofrecer angustia o esperanza a los familiares del paciente.

Gracias a su empuje y a su carisma, la ciudad ha experimentado una enorme transformación

Su puño de acero al frente del partido ha despertado tanto canguelo alrededor, que si Teófila llega a proclamar, a última hora, justo lo contrario, que liderará al partido otros cuatro años, nadie le habría tosido en el PP. Hubo un tiempo en que se le ponían firme hasta los ministros. Y esto en política nadie lo regala. Hay que conquistarlo con carisma, temple, un fuerte carácter y por supuesto buenas iniciativas y resultados electorales. Durante muchos años, decías Cádiz en cualquier rincón del país y además del Carnaval y el fútbol, el personal enseguida preguntaba por Teófila. Gracias a su enorme personalidad y a su empuje, la ciudad experimentó una gran transformación que ha ganado la batalla a la infravivienda en el centro, y a la decadencia en barrios como Santa María y El Pópulo, que emergieron de una profunda depresión. Punto y aparte merecen las infraestructuras que los gaditanos no imaginaban ni en sueños, empezando por el segundo puente y el soterramiento. Son los iconos de su gestión y, en el caso de la primera, de toda la provincia. El día que su nombre rotule una gran plaza con las mejores vistas, por tanto, no será por amor al arte.

Dicho esto, no sólo acierta la ex alcaldesa con su determinación, también lo hace el PP, que necesita regenerarse para intentar reconquistar a su parroquia -sobre todo a los jóvenes- y al tiempo frenar el ascenso de C,s. No por casualidad, de los once candidatos de las ciudades gaditanas más grandes, ocho serán caras nuevas en el PP. Y junto a Martínez, está cantado que tampoco repetirán los notables que le han acompañado en los últimos lustros. Su legión de partidarios ya le echa de menos. Pero haberse expuesto a una segunda decepción, tras el duro revés de 2015, habría sido muy degradante para ella, en caso de volver a perder frente a un adversario al que sabe que no puede subestimar, por mucho que lo tenga a menos.

Sus rivales podrán respirar con algo más de tranquilidad porque si hay una cosa clara, como bien saben en su equipo, es que la líder del PP garantizaba una partida muy competida por la Alcaldía hasta el final. Ahora, en cambio, con todos los interrogantes en el aire, nadie sabe qué pasará. Algunos concejales, como Ignacio Romaní, aseguran que la ex regidora era sinónimo de garantía: un mínimo de 20.000 votos para el PP. Pero lo único cierto es que Teófila tendría bastante complicado mejorar sus últimos resultados. Era una moneda al aire y no quiso arriesgar, en cualquier caso.

Bajo este nuevo escenario, el alcalde, José María González, y sobre todo su núcleo duro, seguro que ayer saltaron de alegría, porque están convencidos de que Teófila -y sólo Teófila- era la única persona que les podía privar de ostentar el poder otros cuatro años más. Su dominio del arte de la política y la impresión de solidez que da siempre, son cualidades que respetan hasta los que están en las antípodas de su pensamiento. Pero no han de confiarse, porque el propio alcalde, sin ir más lejos, era un completo desconocido en política tres meses antes de las elecciones donde logró amargarle al PP -y a Teófila - su victoria más pírrica, la de 2015.

Ella no olvida y es consciente de que ha cerrado un ciclo tras pasarse toda una vida al frente del Ayuntamiento. Los gaditanos menores de 30 años, antes de que llegara González al poder, sólo la conocían a ella al frente de la Alcaldía. Por esta y otras razones -el desgaste tras 20 años de gestión, la falta de entusiasmo por parte del partido, las encuestas y el empuje de otras formaciones, entre otras- encabezar una nueva lista habría sido meterse en una emboscada, y ya no disfruta de la misma agilidad.

Si Teófila lo ha dudado hasta el último momento, ha sido porque los ánimos de revancha los ha mantenido intactos. En caso contrario, hace tiempo que habría dado el paso atrás en lugar de apurar tanto. Aduladores y cobistas, no le han faltado. Pero Teófila es sabedora, desde el mismo día que perdió siete concejales, de que algo se rompió con su electorado hace 3 años. Y también sabe que hoy se penalizan con mucha severidad las viejas prácticas y vicios de la política, entre ellos, el no saber uno retirarse a tiempo, como tal vez pensó ella misma tras conocerse el recuento en 2015.

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