Cádiz

El cielo da una tregua para que la cabalgata de los Reyes Magos brille en la ciudad

  • Melchor, Gaspar y Baltasar, junto al Cartero Real y la Estrella de Oriente, desfilan en un atractivo cortejo que se acelera debido a las malas previsiones meteorológicas

Tregua en el cielo y en la tierra. El temporal cesó como por mandato divino durante la tarde de ayer y la cabalgata de Reyes Magos lució con todo su esplendor por la capital gaditana. Melchor, Gaspar y Baltasar fueron los auténticos protagonistas en ese día mágico donde todos volvemos a ser niños. Ya da igual el nombre de quienes encarnaron a los monarcas, sean Antonio, José Joaquín o Fernando, por poner un ejemplo, lo importante es la alegría que provocaron en miles de criaturitas nerviosas ante la presencia de Sus Majestades de Oriente, los que pueden presumir de mandar en el mejor reino del mundo, el de la fantasía y los sueños, el de los juguetes imposibles y los despertares bullangueros, el de los dueños del futuro, el de los niños. Benditos sean.

Melchor, Gaspar y Baltasar, junto a la Estrella de Oriente y el Cartero Real, lograron además batir un récord de velocidad. Las previsiones meteorológicas que manejó durante toda la tarde la Delegación de Fiestas hablaban de un porcentaje de precipitaciones cercano al 50%, por lo que podría decirse que la cabalgata se hizo a paso horquilla.

El tráfico se cortó en la principal avenida de la ciudad a las cinco y cuarto de la tarde y en poco más de cinco minutos las 11 carrozas que conformaban el grueso del cortejo ya estaban perfectamente situadas y esperando a sus ocupantes, que fueron subiendo de manera ordenada y sin incidentes.

Los Reyes Magos llegaron en coches particulares pasadas las cinco y media y un cuarto de hora después del horario previsto arrancó la cabalgata, a la que se le fueron sumando, conforme pasaba por la Glorieta Ingeniero La Cierva, algunos pasacalles e hinchables que hicieron las delicias de los pequeños.

Como es tradicional abrió la cabalgata la carroza de la Estrella de Oriente, seguida de la del Cartero Real y la agrupación musical Los Polillas. Luego llegó el turno a una de las carrozas más festejadas por los pequeños, la que hacía alusión a la película Cars, una de las preferidas de los niños. Luego apareció Belén, el pasacalles de los Baby Toons, con Piolín, Silvestre y compañía, que también fueron muy festejados, y la carroza Oro con el trono del Rey Melchor. A continuación se colocó la que hacía alusión a la Flor de Pascua, el pasacalles El bosque encantado, la carroza Incienso que portaba el trono del Rey Gaspar, el pasacalles El bosque y los duendecitos, la carroza de Barrio Sésamo, la penúltima, que portaba carbón y exhibía el lema Hay que portarse bien, y como colofón, la carroza Mirra con el trono del Rey Baltasar.

El personal de limpieza del Ayuntamiento de Cádiz ponía el cierre al desfile con eficiencia, en una especie de ballet ensayado de maquinaría ligera y pesada para dejar el pavimento en perfecto estado y sin rastros de los miles de caramelos lanzados al público. En total fueron 16.000 kilos de dulces los que se arrojaron desde las carrozas, a los que hay que añadir otros 4.000 repartidos por distintas entidades de la ciudad.

Sobre las ocho menos veinte de la tarde, apenas dos horas después de iniciarse la cabalgata, la carroza del Rey Melchor hacía acto de presencia en la plaza de San Juan de Dios, donde se congregó un numerosísimo público para asistir a la despedida de los monarcas desde el balcón del Ayuntamiento. Antes, Melchor, Gaspar y Baltasar se acercaron a las primeras filas donde se encontraban los más pequeños para que les hicieran fotografías y entregar en propia mano los caramelos más dulces.

Los tres, así como el Cartero, expresaban su satisfacción y destacaban que pese al cansancio, la jornada les había resultado “inolvidable”. Todos coincidían también en señalar el baño de masas de la cabalgata como el momento culminante de su reinado, aunque no querían olvidar las visitas de la mañana al hospital, Aspademis o las residencias de ancianos.

Melchor, Gaspar y Baltasar cumplieron su misión con creces, arropados por los suyos e irradiando felicidad por los cuatro costados. Tras bajarse de las carrozas, comenzó su verdadera misión. La de llevar juguetes a todos los niños gaditanos, aunque eso ya es otra historia.

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