Cádiz

La torre mirador que 'se convirtió' en lavadero se troca en "torre del siglo XXI"

  • La Junta emitió hasta dos informes desfavorables contra la rehabilitación de la construcción de Manuel Rancés 23. Luego autorizó un proyecto en la que se la compara con la del CENTI.

A principios del mes pasado, responsables de las administraciones local y autonómica en materia urbanística y de conservación del patrimonio respondían con un no tajante a la pregunta de si es posible elevar un mirador o construirse uno nuevo en el casco antiguo de Cádiz. Lo hacían en el contexto de un interesantísimo y riguroso reportaje de Virginia León sobre las torres miradores publicado en este periódico. En él se explicaba, entre otros, el caso de la torre mirador que se levanta -se levantó, porque ya está casi terminada- en Manuel Rancés 23. La construcción aparece como tal en el PGOU y por lo tanto tiene grado de protección monumental y se encuentra en el entorno de Bien de Interés Cultural (BIC) de la Casa de las Cuatro Torres, de manera que no admite transformación alguna. Pero, finalmente, pasó el filtro de la Comisión de Patrimonio Histórico, dependiente de la Delegación Territorial de Cultura: Después de dos informes desfarovables en los que la misma comisión la consideraba torre mirador, el arquitecto formula una nueva propuesta en la que se contempla la construcción original como un antiguo lavadero posteriormente convertido en vivienda, argumentando que no aparece en la guía de torres miradores de los hermanos Alonso de la Sierra.

Sobre ella se alzaría -se alza ya-, y esto es lo novedoso, nada menos que "un nuevo concepto de torre mirador, pero del siglo XXI", que el autor del proyecto compara "con algunas de la ciudad, como la del CENTI, en los terrenos del antiguo Hospital Militar", y que representa, como la anterior, "un tratamiento contemporáneo de una construcción sobre cubierta". Así consta en la resolución de la Delegación Territorial de Cultura a la que ha tenido acceso este periódico.

Los vecinos de una finca colindante insisten en la paralización de las obras y en su restauración

El nuevo proyecto vino a asumir la entreplanta construida sobre la base original como un elemento ya consolidado y planteó "la elevación del pretil y la construcción de una escalera de caracol para acceso a cubierta, a fin de hacer esta visitable". Esta "nueva torre mirador del siglo XXI" se habría rematado con una barandilla acristalada en dos lados y una garita con cerramiento también acristalado en tres de sus lados . La Junta informa favorablemente, si bien exige que el pretil transparente que se propone sea opaco y que la garita proyectada sea entonces "completamente acristalada". Cultura concluye que "este tratamiento mejora la imagen de las construcciones sobre cubierta del entorno de las Cuatro y Cinco Torres, declarados BIC". El Ayuntamiento concedió la licencia preceptiva, pero no autorizó la cabina que lo remataba. Y basta mirar hacia la el perfil de las Cinco Torres desde la Plaza España para comprobar cómo lo mejora. Si además se tiene en cuenta el precedente de Alameda 14, donde también se construyó una garita de nueva planta, sí parece que, de facto, sea posible levantar una de estas construcciones de nuevo cuño en cualquier antiguo lavadero del casco histórico. Eso sí, siempre que pasase por el filtro de la Comisión de Patrimonio, si fuese preceptivo, y cumpliese con lo establecido en el PGOU.

Los vecinos de una finca colindante que denunciaron el caso en prensa, ante Cultura y el Ayuntamiento siguen manteniendo que se trata de una torre mirador incluida en el PGOU y en un inmueble en el entorno BIC de las Cinco Torres. Y que ha sido transformada en dos fases: Primero, hace unos dos años, elevando los forjados del interior de la estructura y creando un entresuelo, cerrando el pretil, y otra, en la que, "sobre esta elevación, se ha vuelto a elevar la torre mirador, con la construcción de otro pretil". También insisten en que se abrió una ventana y eliminado parte de la cornisa de la torre original.

Recientemente volvieron a pedir la paralización de las obras y la incoación de los preceptivos expedientes de restauración de la legalidad urbanística y sancionador en un escrito remitido al alcalde. Y ante la Delegación de Cultura, que inicie expediente de comprobación de las obras, en virtud del informe de un arquitecto al que anexan los dos desfavorables emitidos por Cultura.

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