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Un techo en el horizonte

  • Cáritas Diocesana transforma su programa de atención a los Sin Techo con el objetivo de reintegrarlos en la sociedad

  • Este año lleva invertidos más de 120.000 euros en este servicio

Una persona sin hogar, con sus pertenencias en la plaza de San Juan de Dios.

Una persona sin hogar, con sus pertenencias en la plaza de San Juan de Dios. / Fito Carreto

La atención a las personas sin hogar se centra en procurarles las mejores condiciones posibles en esa vida callejera a la que les ha llevado el devenir de los años. Administraciones y entidades sociales trabajan para acercarles mantas y sacos cuando llega el invierno, café y comida, o una gorra y crema solar en los meses de verano (como anunció este año el Ayuntamiento). Pero Cáritas Diocesana va más allá y ha dado un decidido paso adelante en la atención a estos necesitados, trabajando no para que estén atendidos en la calle -que también- sino con el objetivo de lograr una reintegración en la sociedad. Para ello, la entidad católica ha redoblado esfuerzos y ha reformado por completo su programa de atención a Personas Sin Hogar.

La principal novedad de esta reforma radica en la transformación del centro Luz y Sal, donde se trabaja con Sin Techo que luchan por reintegrarse en la sociedad. Este centro se ubicaba hace unos años en la plaza de la Catedral, pero tenía una serie de limitaciones (detectadas en una evaluación que se hizo hace un par de años con valoraciones de voluntarios, técnicos, usuarios, Servicios Sociales del Ayuntamiento...) que se sumaron a la retirada de la colaboración municipal en el proyecto.

Ahora, Luz y Sal 'renace' -el martes se inaugurará el nuevo centro- en San Fernando, ampliando su capacidad y sus posibilidades. Entre otros aspectos, la directora general de Cáritas Diocesana, María del Mar Manuz, destaca que se amplía el ámbito geográfico de actuación, que antes se limitaba a Cádiz capital y que ahora permite el acceso de personas de toda la diócesis; se mejora la estabilidad de los usuarios y se abre la puerta a las mujeres, que antes no podían acceder a este servicio.

Estas dos últimas mejoras se consiguen gracias al acuerdo que Cáritas ha alcanzado con el albergue que gestiona la sociedad San Vicente de Paúl, que sí tiene disponibles plazas para mujeres y que sí permite la larga estancia de los albergados incluyendo los fines de semana, condiciones que no se daban anteriormente en el albergue municipal de Cádiz.

En este centro de Luz y Sal se trabaja un período medio -"cada persona es un mundo, y trabajamos mucho y respetamos mucho la dignidad de la persona, así que los plazos son flexibles", precisa Manuz- de seis meses con la persona sin hogar. Y Cáritas lo contempla como el paso intermedio entre la calle y el techo que se persigue recuperar para esa persona. Esto significa que el programa de Personas Sin Hogar de Cáritas Diocesana tiene una fase de atención anterior a Luz y Sal y otra posterior.

La primera fase de atención está compuesta por unos dispositivos de primera atención a los sin techo que se prestan en distintos puntos de la diócesis. En concreto, estos dispositivos existen en Algeciras (donde hay una primera atención con un centro que permite a la persona la higiene, peluquería, vestuario o almuerzo), Chiclana (un servicio similar al de Algeciras, pero con desayuno en lugar de almuerzo), San Fernando (donde además de Luz y Sal existe un servicio de información y derivación a los recursos que existen en las administraciones) y Cádiz y La Línea, donde hay proyectos de calle para atender las primeras necesidades de los sin techo.

El paso posterior a Luz y Sal, por su parte, sería un piso de autonomía tutelado directamente por Cáritas y que cuenta actualmente con tres plazas, que ocuparían aquellas personas en el paso ya previo a la reincorporación a la sociedad (que se entenderá cuando puedan volver a valerse totalmente por sí mismos y acceder a una vivienda por su cuenta).

Para toda esta atención, además del amplio equipo de voluntarios, que en la diócesis supera el centenar, Cáritas ha realizado un esfuerzo contratando a siete profesionales dedicados a la atención de personas sin hogar (cinco trabajadoras sociales, y una limpiadora y una cocinera en Algeciras).

Con toda esta infraestructura, inversión (120.322 euros hasta el mes de septiembre) y equipo humano encara Cáritas Diocesana su trabajo con las personas sin hogar, que va un paso más allá que el resto de administraciones y entidades, buscando como fin último devolverle un techo a cada persona abocada hoy a vivir en la calle. "Hay gente que sale, pero hay que reconocer que es una minoría. Es un trabajo de mucho recorrido personal, porque la persona tiene que entrar en un diálogo crítico consigo mismo, y eso es muy complicado. Pero sí, se sale. Y además, nosotros llevamos muy a gala que quien salva una vida salva la humanidad", concluye Manuz.

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