urbanismo

Una reapertura al tráfico muy esperada

  • El entronque entre las avenidas de Huelva, San Severiano y Guadalquivir recupera su vida tras dos meses de obras que han afectado a los comercios

Varios vehículos la avenida de Huelva, cuyo tramo entre las viviendas de la antigua Comandancia de la Guardia Civil se estrenó ayer.

Varios vehículos la avenida de Huelva, cuyo tramo entre las viviendas de la antigua Comandancia de la Guardia Civil se estrenó ayer. / joaquín hernández 'kiki'

El entronque entre las avenidas de Huelva, Guadalquivir y San Severiano recuperó ayer la normalidad tras su reapertura al tráfico. Unas obras que se han alargado durante dos meses y que han afectado especialmente a los comerciantes de la zona, ya que un lugar como éste considerado de paso ha quedado prácticamente bloqueado, sobre todo al no poderse acceder a la avenida del Guadalquivir.

Pero todo no es negativo, ya que la finalización de la reurbanización de la zona supone un avance para la terminación de la avenida transversal, que va a propiciar un importante cambio en el tráfico al permitir llegar hasta el puente de la Constitución de 1812 desde el otro extremo de extramuros.

La primera jornada tras la reurbanización de la zona transcurre con tranquilidad

El de ayer fue un día de estreno ya que los primeros vehículos pudieron atravesar el nuevo tramo de la avenida de Huelva que discurre entre los dos edificios de la promoción de 135 viviendas en el solar de la antigua Comandancia de la Guardia Civil.

Fue una mañana tranquila en este cruce de avenidas. Con un tráfico fluido, no hubo problemas para circular por esta zona, lo que hizo que los comerciantes empezaran a respirar tranquilos a la espera de recuperar lo perdido en las últimas semanas.

En la Frutería José, en la avenida del Guadalquivir, José Camacho, su propietario, reconoció que "las obras han afectado a las ventas ", especialmente por el paso de personas "hacia San Severiano", algo que también apuntó Antonio Sánchez, un cliente habitual de este comercio, ya que durante los trabajos "los coches tenían que dar un rodeo muy grande", lo que provocó que "la gente no viniera hasta aquí".

A pesar de la reapertura al tráfico, el frutero comentó que en este negocio no se había notado este hecho durante la mañana de ayer debido a que "mucha gente no lo sabe". Aun así, Camacho cree que toda la actuación que rodea a las viviendas de la Guardia Civil "puede que le dé más vida" a la zona, ya que "la gente se moverá más".

Yuliya Kalinova, dueña de la Floristería Daleflor, coincidió con su compañero de calle al señalar que las ventas han llegado a caer durante el tiempo han durado las obras hasta un 40%. Por este motivo, explicó la comerciante que los negocios de este espacio han registrado una queja ante el Ayuntamiento por la tardanza de las obras. Por ello, han pedido "una ayuda económica por sus efectos y para compensar las pérdidas económicas". Con todo, y una vez recuperada la tranquilidad, Kalinova espera que "aumenten un poco las ventas", sobre todo por la "esperanza" de la incidencia tanto de la avenida transversal como del futuro Mercadona.

Nuria Forero, dependienta de la Pastelería La Madrina, afirmó sobre las obras que "han tenido incidencia porque los clientes paraban con el coche para comprar el pan, el dulce o la bebida, pero al tener que dar tantas vueltas, pues lo hemos sentido".

La principal queja de Forero sobre el transcurso de la intervención es que "hace un mes que está hecha, ya que los obreros nos decían que sólo quedaba el mamotreto". La dependienta comprende que era una actuación necesaria y que "se tenía que hacer desde que pusieron el puente".

Desde Modas Delia señalaron que toda esta zona "ha estado dos meses sin vida". De hecho, remarcaron que "no entendemos el tiempo que ha estado cerrado", ya que "lo ha estado sin necesidad". Una vez que ha vuelto la normalidad, las cosas sólo pueden ir a mejor, por eso en este comercio, tras lo vivido, tienen muy claro que "si no hay paso, las calles se mueren".

En el Restaurante Vitola, en la avenida de San Severiano, José Antonio Malia, su dueño, reseñó que "los negocios de aquí han salido todos perjudicados", sobre todo porque "han tardado mucho en la ejecución de la carretera". Al igual que el resto de comerciantes, Malia espera que cuando se complete toda la operación "vaya a mejor la cosa".

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