Cádiz

"No me queda otra que plantarme en la puerta del Ayuntamiento"

  • Tensión en Corralón de los Carros, 48-50 a un día de que cumpla el plazo del desalojo del inmueble de la Junta por orden judicial

Miguel y Francisco posan ante la casa, con la orden judicial de desalojo.

Miguel y Francisco posan ante la casa, con la orden judicial de desalojo. / D. C.

"La Junta de Andalucía nos tira a la calle", se lee en un gran cartel en la fachada de Corralón de los Carros, 48-50, justo encima de otro en el que se reproduce, con letra de cuaderno de caligrafía, el artículo 47 de la Constitución, que consagra el derecho de todos los españoles a una vivienda digna. Aprovecharon el revés de los paneles de promoción de la constructora, que ha enviado a un encargado para que los retire. "Ese cartel no se toca", le espeta al empleado Miguel Mulero, portavoz de los ocupas, ante su insistencia en que le han ordenado que lo haga. "Eso es una propiedad privada", le dice el encargado. "Y la casa, desde que nos metimos, también", le responde Miguel.

La conversación sube de tono por ambas partes hasta convertirse en acalorada discusión y uno se ve obligado a mediar. Así de tensa es la situación que se está viviendo en esta finca propiedad de la Junta que mañana, a lo más tardar, deberán desalojar las dos familias con hijos menores que la ocuparon a principios del mes pasado.

"Esperamos que nos den una solución; lo único que pedimos es un techo", dice un ocupa

"Ni la Junta ni Procasa nos dan ninguna solución. A mi me acaban de desahuciar definitivamente de la casa en la que vivía en la calle de La Palma, así que no sé qué es lo que vamos a hacer... aunque nuestra intención es irnos pacíficamente", lamenta Miguel Mulero. Asegura que los Servicios Sociales Municipales le están asistiendo en el caso de La Palma, pero dice que no le dan alternativa en el del Corralón.

"Mañana [por hoy] está previsto que venga un agente de la Junta a por las llaves y al día siguiente vendrían las fuerzas de seguridad... Nosotros no queremos jaleos porque hay niños chicos de por medio", concluye el portavoz de los ocupas.

Y ahora ¿qué? "Pues no sé. Mi futuro lo veo en la puerta del Ayuntamiento porque no tengo ningún otro sitio a donde ir... dejaré a mis hijos con su madre y me plantaré allí reivindicando una solución... porque la Junta está construyendo viviendas, pero también está desalojando a la gente", critica Miguel.

"Está habiendo favoritismos: a una sola familia que tiene dos hijos mayores se les están dando dos casas aquí: un primero con un dormitorio y el otro con dos. Y en el bajo, después del fallecimiento de una persona muy mayor, que era la titular, los nietos quieren heredar el alquiler. Y yo creo que un alquiler no se puede heredar... Luego hay otros cuatro vecinos que han preferido quedarse en el barrio de El Corte Inglés... Nosotros esperamos que Junta de Andalucía, Procasa y los Servicios Sociales lleguen a un acuerdo y nos encuentren una solución, porque lo único que pedimos es un techo".

Miguel regresa a la casa donde probablemente no vuelva a dormir con su carpeta de papeles de ocupa debajo del brazo. Dice que los que más le pesan, después de la orden judicial de desalojo, son las copias de tres peticiones de entrevista con el alcalde no respondidas.

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