Juan manuel barragan. Catedrático de la Facultad de Ciencias del Mar

"Habría que pedirle más diligencia a las administraciones"

  • "Sería sorprendente pedir opinión al ciudadano para hacer lo contrario"

Juan Manuel Barragán, responsable del proceso participativo.

Juan Manuel Barragán, responsable del proceso participativo. / d.c.

-¿Somos realmente conscientes de que ésta podría ser la última oportunidad que le queda a Cádiz para cambiar?

-No sé si será la última pero sí es una de las más importantes que tendrá Cádiz en las próximas décadas. Estamos ante la mayor operación urbanística que, posiblemente, se verá en mucho tiempo. Por otro lado, no puede olvidarse que en los últimos años parte del suelo que Cádiz tenía para actividades industriales o de servicios, se ha ido utilizando para la construcción de viviendas. Y si éstas son necesarias también lo es conseguir empleo con el que poder pagar y mantener la casa donde vives.

-¿Hacemos bien en mirar experiencias de otros modelos como los de Málaga, Valencia, Barcelona o Bilbao?

-Yo estoy convencido de que sí. En muchos ámbitos de la vida, pero también en la faceta del trabajo, uno tiene que ver qué han hecho otros y cómo les ha ido. No se trata de copiar. Se trata, primero, de aprender de la experiencia que otros han tenido; de sacar conclusiones. Y, en segundo lugar, de inspirarse para adaptarlas a nuestras necesidades; no siempre hay por qué hacer exactamente lo mismo. Está claro que ninguna de las ciudades mencionadas es muy parecida a Cádiz, pero sí han podido sacar lecciones aprendidas de los esfuerzos que hicieron en el pasado. Y éstas nos vienen bien para inspirar nuestras decisiones.

-¿Cree que la búsqueda de rentabilidad de todo este proceso llevará a desoír, en ocasiones, la opinión de la ciudadanía?

-El proceso participativo que las instituciones pidieron debería influenciar, de forma clara, en su toma de decisiones. Para eso lo solicitaron de forma voluntaria. Sería sorprendente que por iniciativa institucional se le pidiera opinión a los ciudadanos y se hiciera lo contrario de lo que opinan. Además, la rentabilidad no tiene por qué ser exclusivamente financiera. Se trata de un proyecto de ciudad. E implica aspectos sociales y económicos muy importantes. No se puede pensar solo en el corto y medio plazo. Estamos hablando de cómo puede quedar la ciudad para el resto del siglo XXI, es decir para un plazo muy largo.

-¿Hay que ponerle puertas al campo a la hora de soñar con los nuevos usos para los suelos de oportunidad que deje el puerto cuando traslade los contenedores?

-Hay que ser realistas y racionales pero eso puede conjugarse con soñar. Y el sueño de los que participaron, incluido el equipo de la UCA, es muy claro: queremos una relación futura puerto-ciudad basada en actividades múltiples, donde predominen las de naturaleza económico-portuarias, que generen empleo, y estén alejadas de proyectos inmobiliarios de cualquier tipo.

-¿Cree que las administraciones están dando la talla en todo este proceso?

-Es posible que pudiera pedirse más diligencia, pero es justo reconocer también las dificultades. Se trata de proyectos de extrema complejidad, técnica y política. Se trata de instituciones de diferente naturaleza en sus cometidos (portuaria y urbana), de diferente escala de integración institucional (estatal y local), y siendo realistas, también de diferente color político el que tienen sus representantes institucionales.

-¿Y los representantes vecinales, dan la talla?

-En términos generales todos los actores sociales e institucionales han cumplido el papel esperado. Y dentro de estos, la participación de los vecinos, aunque podría haber adquirido mayor protagonismo, ha sido correcta.

-¿Es difícil buscarle a este proceso la manera de que al final no haya ni vencedores ni vencidos?

-Yo no veo tan claro que la realidad pase por plantearnos, de un lado, qué gana el puerto y, por otro, qué gana la ciudad. Creo que hay que tener muy claro qué ganará el ciudadano en todo este ilusionante proceso de integración puerto/ciudad. El gaditano se encuentra viviendo toda su vida en una única realidad y en un único modelo de Cádiz. Ahora nos toca hacerle ver que es posible otra realidad, otro modelo orientado, entre todos, políticos, ciudadanos, instituciones, a dar solución a parte de los problemas que arrastramos desde hace tiempo.

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