Encontrarse sin empleo desestabiliza a quien lo busca de forma desesperada y, más, a quien ve desesperadamente que por su edad no logra retornar al mercado de trabajo, que difícilmente lo encontrará y no encuentra medios para mantener a su familia.

Los problemas depresivos con lo que ello supone en la vida familiar toca de lleno, cada vez más, a muchos de estos desempleados mayores. Sin embargo, la asistencia sanitaria de estas personas no va en paralelo a la gravedad del problema, según constatan médicos del Servicio Andaluz de Salud.

"Lo cierto es que los hombres mayores en situación de desempleo que acuden a consulta con mucho menos que las mujeres en la misma situación. Éstas no dudan en contar sus problemas y todas ofrecen cuadros de ansiedad y de depresión. Los hombres, por el contrario, son más reticentes de acudir al médico", constatan profesionales sanitarios. "Los mayores desempleados hablan sobre todo de la precariedad laboral. Presentan muchos cuadros de ansiedad especialmente quienes sí trabajan y lo hacen en el sector de la hostelería, con muchas horas de trabajo cada jornada y unos ingresos muy escasos, además de contratos en muchos casos inestables".

La llegada de la crisis, en todo caso, ha elevado el número de asistencias médicas. Aunque la situación económica ha mejorado en los dos últimos años, se constata que "el número de consultas se mantiene", destacando como esta situación de ansiedad se traslada a toda la unidad familiar "que con los escasos recursos que tiene no logran salir adelante y no ver perspectivas de una solución rápida".

Hay barrios en la ciudad, como La Viña, Mentidero o áreas de La Paz, donde las altas cifras de desempleo y el aumento de adultos sin trabajo, y por ello sin poder llevar dinero a casa, provocó una peor asistencia a los más mayores, a los ancianos de la familia. "Ha disminuido mucho la presencia de cuidadores para este grupo. Ahora es la propia familia la que hace esta función", aunque en muchos casos no se está preparado para ello.