Cádiz

En modo precampaña

  • A la vuelta de la esquina. El gobierno de González tiene en los Presupuestos de 2018 su tabla de salvación para poder acudir a las elecciones de 2019 con proyectos ya en marcha

El salón de plenos del Ayuntamiento de Cádiz.

El salón de plenos del Ayuntamiento de Cádiz. / lourdes de vicente

C ONCLUIDOS los días festivos que (algunos) han tenido durante Semana Santa, el Ayuntamiento de Cádiz afronta ahora un largo tiempo de pasión que culminará, en apenas trece meses, en unas nuevas elecciones municipales donde Podemos se jugará la continuidad en el poder soñando con una complicada mayoría absoluta y el PP soñará, a su vez, con el retorno al gobierno, ambos con el objetivo de superar la barrera de los 14 concejales que permite gestionar sin socios la ciudad. Frente a ellos, el PSOE y Ciudadanos quedan, salvo milagro, en tabla de salvación si los ediles logrados no son suficientes, mientras persiste la duda de si Ganar Cádiz va por libre o dentro de la marca Podemos, algo que chirría cada vez más dentro de la coalición liderada por Izquierda Unida.

Concluida la Semana Santa retornaremos a los niveles de tensión política, y personal, que fueron protagonistas en los primeros meses de gobierno de José María González.

Podemos y Ganar Cádiz tendrán complicado tejer una lista única para 2019

El alcalde de Podemos, claramente asentado en la Alcaldía, ya sabe que va a tener como principal oponente a Juan José Ortiz, elegido cabeza de lista popular para 2019. Los dos se manejan bien ante el micrófono del salón de plenos y conocen bien la ciudad. Será un duelo a dos en el que Ortiz tendrá que demostrar que ha llegado para ganar. La cuestión es si hará una oposición guerrillera o bien trasladará a la opinión pública una visión renovadora de la oferta de ciudad por parte del Partido Popular.

De cara a los próximos comicios, el PP da por amortizada la negativa incidencia que la crisis nacional del partido tuco con la pérdida de siete ediles en 2015. Ahora, en la oposición, considera que la tendencia deberá ir al alza; recuperar votos que emigraron a Ciudadanos e, incluso, a la izquierda será esencial para retomar el esplendor perdido.

En el otro lado, José María González se las verá, más allá de las sesiones plenarias, con apenas un año para trasladar al votante, al suyo y al que pueda atraer una vez demostrado que no es el demonio de ideología extrema como algunos quisieron hacer ver hace tres años, que es capaz de gestionar proyectos ciudadanos que pueden salir adelante.

En este proceso será esencial que en cuestión de días se apruebe el Presupuesto Municipal para 2018, del que ya se ha agotado el primer trimestre. Se han jugado bien las cartas para obtener el necesario apoyo del PSOE, que ahora quedaría aún más tocado de lo que está ante el electorado de izquierdas si no le da su voto. Pero una cosa es tener un Presupuesto en vigor y otro saber desarrollarlo con agilidad.

Servicios sociales, empleo, vivienda, obras públicas y desarrollo de un modelo de ciudad que apuesta por su patrimonio y su cultura, deberían de ser las bases de la actuación de González y los suyos en este año que les queda por delante. Casi nada.

Una tarea titánica pues aún les queda ajustar el motor del propio gobierno y el propio funcionamiento interno del Ayuntamiento, muy dañado por decisiones erróneas tomadas en los primeros meses del desembarco en 2015. Ya se ha aprendido de estos fallos, aunque no se han rectificado todos, mientras se dan pasos tibios en apuestas de modelo urbano que, bien ejecutadas y organizadas, darían buenos réditos a la coalición de izquierdas.

La atención a los más necesitados, bandera electoral en su día de Podemos y Ganar Cádiz, sigue siendo deficitaria, como reconocen colectivos ciudadanos de la órbita de ambos grupos. La ironía es que una parte del personal de esta concejalía ponía en evidencia en su día la gestión del PP, cuando no han sido capaces, ahora, de aportar nuevos modelos de trabajo. Claro que las malas lenguas municipales hablan de cómo este mismo personal no ha colaborado con la concejal de Podemos que está al frente de los servicios sociales, boicoteando incluso su trabajo.

Tanto en Vivienda como en Urbanismo, se han puesto sobre el papel numerosas ideas interesantes. Algunas, como la apuesta por el alquiler social o la lucha contra los desahucios, no han logrado los resultados deseados. Al fin y al cabo la solución del problema de la vivienda pasa, en Cádiz, por dos cuestiones. Una es la creación de empleo estable y bien remunerado y, otra, por la construcción de nuevas promociones públicas. En lo primero aún queda mucho por recorrer y en lo segundo se dan pasos aunque muy cortos para las necesidades que tiene la ciudad (sin olvidarnos aquí del papel relevante que tiene la Junta).

Queda por cumplir compromisos relacionados con la solución al eterno parón de Plaza de Sevilla (que sería uno de los grandes éxitos del gobierno local) y el avance de la peatonalización, con el proyecto estrella de la plaza de España.

Vivienda y Urbanismo, tan importantes en Cádiz, están en manos del socio minoritario de Podemos, Ganar Cádiz. Aunque se habla en Madrid de una unidad de acción ante las elecciones entre Podemos e Izquierda Plural, va a ser muy complicado tejer en nuestra ciudad esta lista única. Ganar Cádiz es extremadamente celoso de su parcela de poder en el Ayuntamiento e incluso ha intentado influir en concejalías ajenas a ellos, como Mujer o Patrimonio. Desde Podemos, a su vez, se ve cómo en las negociaciones de 2015 se les dejó a sus socios delegaciones muy destacadas, y decisiones adoptadas en ellas no ha gustado a los anticapitalistas.

Si finalmente esta coalición electoral se cierra de cara a 2019 será muy interesante ver cómo será el reparto de puestos, sobre todo porque hay nombres en una y otra parte cuya continuidad escuece mucho al contrario. Las encuestas conocidas dan a Podemos buena salud y a Ganar Cádiz malos augurios. Datos que se tendrán también en cuenta.

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