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"¿Dónde iremos ahora?"

  • Los parroquianos de La Cepa Gallega despidieron ayer a tan señero establecimiento, que cierra por jubilación de Félix Fernández, su propietario

"¿Dónde iremos ahora?"

Decía ayer Félix Fernández que "la vida no se acaba aquí". Pues claro que no. Lo que se acaba son las tertulias, las risas, los debates... Por eso los parroquianos de La Cepa Gallega se preguntaban "¿dónde iremos ahora?". El señero establecimiento, que acabó sus días como taberna a la vez que provisionista de buques, su primitiva ocupación, cerraba sus puertas por jubilación de Félix, el propietario. La calle Plocia era una feria llena de gaditanos para tomarse la última en La Cepa Gallega y la penúltima de sus vidas. Claro, la superstición antes que nada. Queda buscar un nuevo bujío, como bien comentaban quienes fueron a despedir años de vinos y tapas. De risas y debates. De grandes momentos entre amigos. Echaba la baraja un local abierto en 1918 y en el que Félix entró a trabajar en 1962, para echar un cable a su padre.

"Ahora mismo estoy en una nube. No quiero pensar que es el último día, pero el adiós está repensado". Félix, copa de vino en mano, no paraba de dar abrazos, de recibir besos. Llegaba una de sus dos hijas, Alejandra, feliz de ver a su padre preso de la euforia. Tengo una sensación "agridulce", confesaba. Pochi, la esposa de Félix, apuntaba que "si él está bien, yo soy feliz", aunque mostró un temor: "que se venga abajo". Y por eso dijo esperar "que mantenga las tertulias con los amigos". "Voy a dedicar más tiempo a mi esposa, que es lo mejor que me ha pasado en la vida", señalaba Félix con los ojos vidriosos. Le espera la vida detrás del mostrador. "No me puedo quejar porque he procurado disfrutarla cuando el negocio me lo ha permitido", advertía. Fue sacrificado, pero no tanto.

Juan, Manolo y Pepe. Los empleados. No daban abasto para atender al "último reducto de unión del sistema marítimo portuario", como ayer calificaba a su propia tertulia Pedro de Frutos, capitán marítimo del Puerto de Cádiz. Decía que a partir del lunes se iban a encontrar "como ovejas sin pastor". Jordi, marino mercante, poeta de repente con broma incluida del propio Félix, aseguraba, solemne, que La Cepa Gallega "ha reunido a las buenas personas, los buenos amigos, lo mismo que el buen vino sale de la cepa". Jordi, Pedro y Félix coincidían en destacar la calidad de las reuniones. "Hemos pasado grandes momentos y hemos aprendido mucho, con tantas tertulias enriquecedoras marcadas por el gran respeto entre personas de diferentes pensamientos", apuntaba el propietario. Para Jordi "las tertulias siempre fueron muy democráticas". Afirmaba que el lunes "estaremos como almas perdidas", aunque buscando ya "otro sitio de reunión, en el que Félix seguirá siendo buque insignia". En la misma tesitura estaba Salvador Celada. "Buscar una alternativa por este barrio es complicado. No será fácil. Buenos productos y precios asequibles eran la clave de La Cepa Gallega", explicaba.

Teresa García, alrededor de una de mesa exterior, expresaba rotunda su pesar por el adiós del bar. "Es una pérdida para Cádiz que lamento profundamente. Son sitios que dan carácter a las ciudades y en la nuestra ya han desaparecido demasiados establecimientos con solera", mantenía además de proponer que "el Ayuntamiento, dentro de sus posibilidades, debería de proteger de alguna manera estos lugares".

Entre emociones intensas, en un mediodía que se prolongó hasta la tarde, Félix Fernández deseaba "que alguien cogiera las riendas y continuara aquí un negocio similar". Un anhelo compartido por quienes se dieron cita en la despedida. Las almas errantes del próximo lunes. Las ovejas sin pastor.

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