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Cádiz

La generación más "tonta"

  • Cuatro pensionistas gaditanos nacidos en la década de los 40 hablan de cómo fueron cuidadores de sus padres y ahora son cuidadores de sus nietos

Estamos en la sala de juntas del hogar del pensionista de Cádiz en días de plena 'revuelta' de los mayores por la insignificante subida de sus ingresos decretada por el Gobierno. La idea es que hablen de cómo perciben que la sociedad trata a sus mayores. Ello son Francisco Arbeijón (FA), conocido como Carapalo en el mundo el Carnaval, de 71 años; Pepi González (PG), de 75 años, que llega tarde porque tiene albañiles en casa; Juan Fernández (JF), de 71 años, durante muchos años director del centro de participación activa de la tercera edad antes de llegar él a ella; y Loli Pintos, de 74 años, trabajadora incansable desde muy joven aunque la mayor parte de su vida constó como ama de casa para la burocracia. Abre el fuego Carapalo y lo abre a campo abierto.

FA: Hemos sido la generación más tonta de todas. Teníamos que trabajar para nuestros padres, luego hemos trabajado para nuestros hijos y ahora somos los que cuidamos de nuestros nietos.

PG: Mi familia era de Vejer y éramos diez hermanos. Mi padre era panadero, pero con un sueldo de los de entonces era difícil llevar una casa, con lo que yo me vine a Cádiz para trabajar a los 18 y las mayor parte de lo que ganaba lo mandaba a casa.

FA: Es que los sueldos de entonces daban para poquito. Nosotros éramos cinco y trabajaba mi padre en astilleros y mi madre en tabacalera y yo, que empecé a trabajar en Nicanor, en la calle Rosario, tasmbién daba el dinero en casa. Y aún así llegaba cortito en una casa de ocho porque mi abuela vivía con nosotros.

PG: Entonces nuestros mayores no vivían tanto. Mi madre murió con 72 y era una pasita.

FA: Es que yo recuerdo a mis padres con 50 años y ya eran unos ancianos. Mi madre con su toga negra... Ahora ves algunas mujeres de 70 y echas la vista... La vida de nuestros padres fue triste. Mi madre, a los 74 años, ya muy malita, pidió en Semana Santa ver a las Cigarreras, vino de verla y se murió. Será porque ahora la vida no vale un pimiento pero ahora te mueres y nadie se entera. Entonces se enteraba todo Cádiz. Luego mi padre se murió de pena al no tener a mi madre.

JF. Mi padre era de los de salir por la mañana y volver por la noche. Era guardia civil, pero sólo se vestía de romano para ir a los toros de balde. Hacía trabajos de mantenimiento. Cuando mi madre murió diabética a los 74, mi padre no se quiso venir a vivir con ninguno de nosotros, que éramos cinco hermanos. Él se arregló el papeleo de la residencia de El Balón y yo todos los días iba a verle y le sacaba a que se tomara su manzanilla.

FA : Esa es otra cosa que tenían los antiguos, que querían morirse en su casa aunque su casa fuera una cosita de dos habitaciones, pero era su casa.

JF: Y la diferenciación entre hombres y mujeres. La gran pena de mi madre era no haber tenido una niña que le cuidara.

FA: Sí, a mi madre le daba pena de sus hijos varones como si los hombres no nos supiéramos cuidar solos.

LP: Mi madre trabajaba limpiando en el Zamacola y mi padre era zapatero. Yo era la mayor de seis hermanos y era la que me encargaba, desde los siete años, de ir a por los víveres del racionamiento, luego vinieron cuatro hermanos y mi hermana pequeña, que fue la que acabó cuidando a mi madre.

PG: En mi casa era también la pequeña la que cuidaba de mi madre.

LP: Muy chica me metí en el taller de sombreros de la calle Zaragoza. Me daban dos pesetas y yo no me quedaba con nada. Iba todo para la casa. Después me puse a limpiar y ya me daban 50 pesetas, que mis padres me daban para ir al cine, pero me tenía que salir antes del final para llegar a casa a las once.

JF: Los varones no teníamos esos problemas.

FA: ¿Te acuerdas que pedíamos en taquilla entradas para la fila de los mancos? Ahora los jóvenes son unos privilegiados. A mí se me han ido independizando, pero tengo tres nietos a mi cargo. Los llevamos al colegio, a la catequesis. Yo he ido en el colegio a las reuniones de mis hijos y a las de mis nietos. El trato ahora con el nieto es muy diferente al que tenían nuestros padres.

PG: Yo tengo tres hijos y cinco nietos, pero el que necesita más de mí es el que está en medio, que está en paro y le compro sus cositas a su hijo cuando le toca tenerlo a él. Con mis mil euros hago para que no le falte de nada. Antes me quedo sin comer yo que se queden ellos sin algo. Llego, pero para ahorrar no me da.

FA: Qué te cuento, que me llaman comunista porque siempre estoy en rojo en el banco.

JF: Yo tengo dos hijas y dos nietos. A mis nietos los veo diariamente y el mayor, que tiene cinco años, lo llevo y lo recojo. Se vienen a comer a casa y el de cinco no se pierde un partido del Cádiz conmigo. El pequeño, de 14 meses, lo cuida mi mujer por las mañanas porque todavía no va a la guardería o cuando mi hija se va a hacer pilates.

FA: Figúrate si le hubieras dicho a tu madre que tu mujer se va a pilates....

JF: Es que en aquellos años era extraño que nuestros padres se hicieran cargo de los nietos, aunque había quien lo hacía, claro, pero no como ahora.

LP: Me quedé viuda con 46, con la pequeña con dos años, que apenas conoció a su padre. Para ella he sido padre y madre. ¡Hasta me felicita el Día del Padre! Al mayor lo tengo parado y está en casa y sin recursos. Mi pensión es de de 800 euros aunque he trabajado como una mula haciendo horas en las casas para sacar a los chicos adelante. Pero, claro, eso no cotizaba. Y estas cosas de ahora de parejas, que se enfadan y a uno de los nietos no lo veo desde hace diez años. Me da una enorme pena.

FA: El Gobierno no mira nada por nosotros. Mira el caso de Loli y mira el caso de Patxi López, tres meses presidente del Congreso y ya le queda una paga. Y una mujer con 32 años cotizados le faltan tres y se queda con lo que se queda. Y dices cuando ya estás que no estás me voy a una residencia para no ser una carga para mis hijos y no hay plazas a no ser que tengas dos mil euros al mes. Y quién tiene eso.

JF: Plazas que deberían existir en tu ciudad para no desarraigar. Puedes estar en una residencia, pero que sea el entorno donde están tus amigos, no arrinconar...

PG: Estamos rebelados. Para que nosotros que no protestamos nunca protestemos...

FA: Nos hacen pagar por las medicinas, que vale que no es mucho, pero es que nos atiborran a medicinas y a lo mejor un gasto de 12 euros al mes, que no parece nada, es mucho para algunas pensiones.

JF: Y es un despilfarro porque todos tenemos las casas llenas de medicinas. Te dicen que te tomes dos durante seis días y te venden una caja de 40. Pero esto último ha sido insultante. La luz sube un 10% y a nosotros un 0,25. Luego los políticos se suben lo que les da la gana.

PG: Sí, nosotros cobramos, pero los jóvenes no vais a cobrar porque nosotros nos lo vamos a llevar todo.

JF:Nos ponen de privilegiados por cobrar una pensión todos los meses, como si ese dinero no fuera nuestro, y lo peor es que nos enfrentan con los jóvenes, con nuestros hijos. Nos asustan. No entiendo qué sentido tiene, ni qué política de Gobierno es asustar a sus mayores.

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