Cádiz

La frontera primero con la vía del ferrocarril y, después, con la avenida del soterramiento

La Segunda Aguada es el prototipo de barrio de trabajadores nacido durante el franquismo a pie de la vía del tren, entonces un auténtico muro que partía en dos la ciudad. Una zona especialmente degradada, sin equipamientos públicos, y un elevado número de bloques de una docena de pisos de altura que tapaban el sol en sus escasas calles y que conformaban un túnel entre la gasolinera África y el vecino barrio del Cerro del Moro.

La vía del tren era un muro obligado y el otro era la conexión con la barriada de La Paz donde sí se podían disfrutar de algunos espacios libres, equipamientos y centros educativos que no cabían en la abigarrada Segunda Aguada.

El tren, además, paraba todos los días en el apeadero, de ahí viene lo de Segunda Aguada, dificultando con ello la entrada o salida del barrio con su siempre peligroso paso a nivel par el tren.

El soterramiento del paso ferroviario y la construcción de la avenida de Juan Carlos I rompió ese muro urbano. Pero el barrio estaba ya tan colapsado que apenas si se ha notado el cambio, más allá de la evidente mejora de las conexiones con el resto de la ciudad. Curiosamente es en este lado de la avenida donde el acerado se estrecha más ante la falta de espacio, simplemente porque los edificios se comían la vía del tren. Con todo, este aire de una ciudad dentro de otra ha permitido contar en su escasa superficie con un comercio variad, muy de barrio.

Los últimos años han permitido dinamizar algo en barrio. Por lo pronto se tomaron medidas para eliminar el paso de camiones de gran tonelaje, a la vez que se ampliaba el acerado y se planta algo de arbolado. Se han abierto dos espacios públicos, a la vez que se han habilitado dos centros de servicios sociales gestionados por el Ayuntamiento. Lo males que aún se mantienen se solventarán en parte gracias a las acciones previstas por la Edusi.

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