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Cádiz

Los extranjeros, y españoles, con dinero descubren los encantos de la ciudad

Llevamos tres mil años en el mapa. Tiempo más que suficiente para que nuestro reducido territorio haya sido visitado por ciudadanos de todo el mundo. Acabamos de celebrar el tricentenario de la Casa de la Contratación, época en la que el corazón de Cádiz latía gracias a comerciantes de media Europa.

Ahora, tras un siglo vivido casi en solitario, la ciudad vuelve a ser descubierta por vecinos de otros países. Visitantes, además, con un buen nivel adquisitivo que ponen a una desconocida capital llamada Cádiz en el mapa del turismo de calidad.

El año del bicentenario de la Constitución, en 2012, fue proclive para este reencuentro, con la visita de varios grupos turísticos de los considerados de alto nivel. Aquellos cuya prioridad no era la playa sino el paseo por la ciudad, la búsqueda de su patrimonio y el disfrute de su gastronomía. "¿Dónde estaba antes Cádiz?¿Por qué no se vendía al exterior?", coincidieron en comentar muchos de estos sorprendidos visitantes.

Otros llegaron y, sin quedarse, buscaron casa. De ahí viene la última fiebre de rehabilitación de fincas en el casco antiguo para su conversión en segunda, o tercera, residencia. Para pasar el verano o las fiestas de Navidad. Son extranjeros adinerados y, también cada vez más, españoles con capacidad económica para ello.

Ante esta nueva etapa, la ciudad comienza a responder. Lentamente, sí, pero lo hace. Notable la renovación de la hostelería; pendiente aún el refuerzo de la planta hotelera, con varios proyectos en el aire y con un déficit de camas en parte salvado con la proliferación de apartamentos turísticos. Aunque también se ha avanzado, queda por recuperar buena parte de nuestro patrimonio. Hay ofertas privadas de relevancia, como la Torre Tavira, y deudas pendientes de administraciones públicas ajenas a la ciudad, como la recuperación del castillo de San Sebastián.

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