carnaval | los coletazos de la fiesta de don carnal en plena cuaresma

El epílogo de los jartibles se propaga por todo Cádiz

  • Decenas de agrupaciones ilegales y participantes en el COAC regalan a la ciudad un día más de fiesta

Quizá cuando nació fuera chiquito. Quizás. Apenas una pancarta que identificaba a los más jartibles del lugar. Pero ese hermano pequeño de la fiesta grande de Cádiz ha alcanzado su plena madurez y responde con estirones anuales a la retroalimentación coplera. Porque el germen sembrado por aquellos locos de la escalera de Correos hace ya 30 años se ha transformado en algo mucho más grande que ha expandido sus tentátulos chirigoteros por otros puntos de la ciudad. Ayer incluso la Peña La Estrella, una de las más señeras y clásicas, colocó en la plaza de Candelaria un tablao por el que fueron pasando agrupaciones, tanto ilegales como algunas de las que se dejan ver asiduamente por el Concurso de Agrupaciones. No sabemos quienes acudirán; no sabemos a qué hora vendrán y no sabemos qué van a cantar. Así rezaba el cartel que lucía en la peña como homenaje a las ilegales y también a Paco El Pucherito, en el denominado I Encuentro con la Copla Callejera, que a partir de las dos de la tarde congregó a varios grupos y a cientos de aficionados.

El poniente refrescante despobló las playas gaditanas en este domingo previo a la primavera y provocó que el centro de la ciudad se llenara de gente con ganas de Carnaval. Sí, sí, con ganas de Carnaval. Porque para algunos las coplas, eso de cantar delante de un grupo de desconocidos, se ha convertido en una adicción más, y como tal, cada dosis nunca es la última, no nos engañemos. Así que los pitos de cañas, los disfraces, las risas, los litros de cerveza y de moscatel, sin papelillos, corrieron ayer por Cádiz a idénticos niveles que los domingos anteriores. De chiquito nada, Carnaval puro y duro, en plena cuaresma, a menos de un mes del Domingo de Ramos, pero aquí todavía hay miles de personas que sólo piensan en la carne y en la juerga, en un cuplecito verde y en la poquísima vergüenza.

Desde la plaza hasta la Viña o Candelaria se poblaron de grupos dispuestos a cantar

El interior del Mercado Central bullía ayer desde primeras horas. No era la una de la tarde cuando el Rincón Gastronómico ya estaba tan lleno que no quedaban mesas que ocupar y las colas se alargaban sinuosamente en busca de las ofertas de quintos de cerveza, aceitunas y pescaíto frito. Hasta allí sonaban coplas. 'Los sultanes resultones', la chirigota del parchís, volvía a ser una de las más activas, partiendo desde la calle Ancha.

Pero además de las coplas ilegales, como quien no quiere la cosa, por noveno año consecutivo, el Área de Mujer de Izquierda Unida de Cádiz organizó el tradicional Carnaval Chiquito de Mujeres, que a partir de las dos de la tarde, en la calle Libertad, preparó la actuación de callejeras femeninas como las 'Cadiwoman', 'Las Reinas de Las Fiestas', Las Maripompi de La Viña', 'Las Herederas del Levante', Las Mantillas Exaltadas', 'Peluquería Donde hay pelo hay alegría' o 'Las que te endulzan la tarde'. Porque el Carnaval no tiene género, así que hombres y mujeres, en libertad e igualdad, cantaron a Cádiz, la ciudad que presume de ser la cuna de la libertad en occidente. En la que la mujer cada vez debe tener más protagonismo.

Las inmediaciones de la Torre Tavira se llenaron de agrupaciones ilegales que hacían cola para poder cantar en la escalinata del antiguo palacio de Recaño, donde, dentro de poco, debe ubicarse el Museo del Carnaval. Sin embargo no fue el único epicentro de la fiesta más postrera. Porque, por ejemplo, en La Isleta, un bar situado en la calle San Félix esquina con Pericón de Cádiz y donde regalaban un lote a cada agrupación que se acercara a cantar, se vivió un extraordinario ambiente, con muchos grupos acercándose para ofrecer sus repertorios. La esquina del Manteca también se pobló de numerosos grupos, porque el Carnaval Chiquito se dejó sentir con fuerza en la Viña, el barrio carnavalero por excelencia.

Y a la caída de la noche, en el Nahú Centro de la calle Beato Diego, todavía había ilegales como 'Los que gritan en la puerta del juzgado', antiguos 'V de Vavettta', de Paco Gómez, que ofrecían el mejor epílogo a la fiesta. Ya falta menos para el Carnaval de 2018. Que nadie se agobie.

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