Cádiz

La ciencia ficción ya está aquí

  • El ingeniero de Airbus Miguel Ángel Morell muestra a pymes las oportunidades de un presente que es el futuro

Morell, en un momento de su intervención, con imágenes de uno de los aeromodelos de Airbus en pantalla.

Morell, en un momento de su intervención, con imágenes de uno de los aeromodelos de Airbus en pantalla. / fito carreto

Miguel Ángel Morell, ingeniero de oficio, director de Ingeniería de Airbus Military, una de las mentes pensantes de una de las grandes compañías europeas , pura aeronáutica e investigación y desarollo, fue ayer uno de los dos ponentes escogidos para el IV Foro de Pymes que anualmente organizan Banco Popular y Grupo Joly y que ayer se celebró en el hotel Atlántico de Cádiz ante más de 250 invitados. Este Foro es una guía para las pequeñas empresas, para los emprendedores, sobre dónde pueden estar las oportunidades. Posiblemente sea uno de los foros de mayor interés que se celebran en Andalucía con la mirada puesta en el futuro, en lo que está sucediendo aquí y ahora a nuestro alrededor. El de ayer fue un aquí y ahora muy de aquí mismo y de ahora mismo.

Entonces Morell muestra dos vídeos. Ambos están tomados como imágenes cenitales, en lo alto de dos plantas industriales. En la primera se ve la planta de ensamblaje de Airbus de Sevilla San Pablo, donde un enjambre de operarios realizan complicadas tareas para unir las gigantescas piezas del A-400M. A continuación, otra imagen, igualmente cenital: es la planta de Tesla, el revolucionario automóvil eléctrico que desde Nevada amenaza con revolucionar la automoción tal y como la conocemos. No se ve un solo hombre. Son todos enormes brazos mecánicos, robots, que van ensamblando un coche tras otro. No hará falta que nadie pilote ese coche, no hará falta que nadie los construya. Es algo que ya se está haciendo, no estamos hablando de futuro, estamos hablando de ¡ahora!

Los retos nos pueden parecer la isla de Loto, pero no olvidemos el regreso a Ítaca"Coches que vuelan, aviones ultrasónicos y ordenadores cuánticos son ya casi realidades

Cuando la generación que no es nativa, los inmigrantes digitates, asuminos aún con cierto estupor el advenimiento de la tercera revolución industrial, Morell, en una ilusionante o escalofriante charla, según se mire, habló de que estamos en los albores de una cuarta revolución. Que lo que pensamos que es hoy, en realidad, es pasado. Nos habla de que el factor humano cada vez será menos factor, que los coches se comunicaran entre ellos, que es posible que prácticamente no haya accidentes de carretera de aquí a nada. Más imágenes. Holanda: unas bicicletas que transportan solas a los niños, que se paran si viene un tranvía (posiblemente también conducido por un robot), que no se caen, que vienen con su propio equilibrio. La mayoría no hemos oído hablar de la ley Moore y nos enteramos que la ley Moore, que expresa que aproximadamente cada dos años se duplica el número de transistores en un microprocesador, ya ha sido superada porque la ley Moore hablaba de que la capacidad de cálculo (o hacer calcular a una máquina) del hombre sería igualada por la capacidad de pensar de la máquina. Bien, Moore, las máquinas no es que ya calculen más rápido, que hace mucho que lo hacen, es que calculan cosas que nuestro cerebro no podría calcular "en los 3.000 millones de años de existencia del universo".

Se habla de usar ADN para almacenar información, ya que, al fin y al cabo, ahí está el ADN de los dinosaurios. El ADN como lugar de almacenaje parece algo, por tanto, bastante estable. ¿Qué hacemos -pregunta Morell, que sabe que está inquietando al auditorio- con todo el crecimiento exponencial de datos? Datos que hay que ordenar y seleccionar, porque lo que ahora tenemos es una cacofonía -¿hablamos de la tercera revolución industrial? ¡Eso es muy antiguo!-. Y para eso está Big Data. Big Data es la inteligencia artificial menos inteligente de todas las inteligencias artificiales en las que ya se están trabajando.

Morell, no como guionista de Hollywwod, sino como ingeniero con los pies en el suelo, tiene razón en preguntarse si habrá robots que tendrán que pagar impuestos. Al fin y al cabo, los robots pensarán, "existirá una enorme desigualdad entre personal muy cualificado y no cualificado". Entre el muy cualificado habrá robots. "En menos de cincuenta años el 70% del empleo estará robotizado. Empezaron por los coches y hoy está en todos los sectores. El crecimiento del mercado de robots avanza a un 20% anual". Es más, los robots tendrán sentimientos, quizá reivindicaciones, quién sabe. La Unión Europea celebra sesiones para regular todas estas cosas, no es que Morell se invente nada. Ray Bradbury, el maestro genuino de la ciencia ficción del siglo XX, no habría podido imaginar, aunque sí intuir, que se pueda llegar a pensar que la cosas van a ser sino es que están previstas, programadas. Hay fondos de inversión que ya tienen mucho dinero metido en esto. "En los bancos se podrán realizar a tal velocidad tales algoritmos que podrá predecirse algo tan impredecible como la economía". Y si esa frase la dijo alguien que está tan al tanto del futuro inmediato como Morell, es que se va a poder predecir cualquier cosa.

Coches que vuelan, aviones algo más que supersónicos -ya hay diseños y Airbus está allí- ordenadores cuánticos, que quiere decir que nos olvidemos del sistema binario, que no es uno o cero, que la computación puede manejarse muy cerca del cero absoluto...

El jefe de ingenieros de Airbus Military relató más maravillas, también habló de nuestras conexiones por vía virtual, e incluso habló de que lográramos casi un placer drogadicto, es decir, una absoluta desconexión. La línea argumental iba paralela a la Odisea de Homero, donde existe la isla de Loto, en la que mascar esa flor ofrecía tal placer que a muchos les podía hacer sentir que era innecesario continuar el viaje. "Pero no podemos olvidar Ítaca, no podemos olvidar nuestro regreso".

Todo lo que hasta ese momento había sido tecnología del más allá, impensable, pero real, debería tener un ancla con "nuestra memoria, con ser lo que fuimos". Lo defendió como imprescindible para no perder el rumbo. "Todos conocemos lo que Ulises superó, desde los cantos de sirena hasta los cíclopes". Y ya bajó a la arena. Consideró que Cádiz tiene oportunidades en la industria aeronáutica, que es una pieza de este futuro y que "es una industria que está ahí y necesita financiación con resultados a largo plazo". Mejor estar ahí que no estar.

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