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Una cerveza única para una esquina con solera

  • Cruzcampo llegó a Cádiz de la mano de El Faro hace casi 45 años. Desde entonces está muy presente en toda la ciudad

Diego Daza, jefe de la barra de El Faro, lleva 44 años sirviendo la caña perfecta, la de Cruzcampo. A lo largo de su vida habrá tirado miles de cañas en el restaurante gaditano.

Diego Daza, jefe de la barra de El Faro, lleva 44 años sirviendo la caña perfecta, la de Cruzcampo. A lo largo de su vida habrá tirado miles de cañas en el restaurante gaditano. / Joaquín Pino

TODO empezó con un primer barril, con una primera caña, porque todo camino, hasta los más largos, necesitan un pasito al frente. Ese primer grupo de cerveza Cruzcampo en el barrio de la Viña, en un local mítico pero que entonces apenas si llevaba seis años abierto en la calle San Félix, supuso el prólogo de la indisoluble vinculación de Cruzcampo con Cádiz, con sus fiestas, con sus gentes, grabándose a fuego, con su color ámbar y su espuma blanca, como las de las olas de sus playas, a la idiosincrasia del gaditano. Desde entonces Cruzcampo siempre ha estado presente en los establecimientos con más solera, que no serían lo mismo sin el inconfundible sabor de la cerveza de Andalucía.

Y junto a Cruzcampo, personas que se han hecho mayores sirviendo miles de cervezas. Como Diego Daza, jefe de barra de El Faro, que entró a trabajar en el grupo de Gonzalo Córdoba en el año 1972 y que 44 años después sigue al pie del cañón. “En El Faro no ha habido otros grifos de cerveza que no sean Cruzcampo. Cuando llegué a trabajar acababan de colocarlos, y casi medio siglo después ahí siguen, perlados de gotas de frescor, dispuestos a aplacar la sed y a fomentar los mejores momentos de nuestros clientes”, dice Diego. Porque Cruzcampo sigue siendo lo más solicitado en El Faro. La bebida perfecta. El acompañante indispensable para esa tapa de papas aliñás, para esas tortillitas de camarones que la familia Córdoba casi ha reinventado de puro sabor, al pescaíto frito, a las tostas de sardina y anchoa o de jamón.

Gonzalo Córdoba, el patriarca de esta estirpe gastronómica gaditana, aún recordaba ayer cómo llegó Cruzcampo a su local. “Tuve una mala experiencia con un barril de madera de otra cerveza y no quería ponerlos en mi restaurante, así que me limitaba a vender botellines de la cerveza que se hacía en Cádiz. Hasta que un comercial me convenció de que probara con un grupo de Cruzcampo durante un par de semanas. A los 15 días vino y me dijo: ea Gonzalo, se acabó la prueba, te voy a desmontar el grifo. Ni mijita, le dije yo, que esto es una maravilla hombre. Y hasta hoy. Desde entonces yo estoy con Cruzcampo a pesar de que me han hecho las ofertas más golosas, pero siempre he sido fiel a mis amistades, y llevo 45 años casi con Cruzcampo. A estas alturas ni yo ni mis herederos vamos a cambiar porque nos parece una cerveza espléndida”.

Diego comenta que cada día de verano llegan a consumirse hasta tres barriles de 50 litros de Cruzcampo en El Faro, y que en invierno “al menos un barril al día cae”.

Mayte Córdoba, directora gerente de El Faro, también destacó las excelencias de una cerveza “que siempre nos ha acompañado en nuestras casas”, dijo.

La misma tendencia existe en los otros establecimientos del grupo El Faro, como el Ventorrillo El Chato, El Faro de El Puerto, Barra7 y el Catering de El Faro.

Ese mismo arraigo que tiene El Faro en Cádiz lo tiene Cruzcampo con una ciudad donde se consume cada día, sin otra excusa que la de saborear una cerveza inimitable, elaborada únicamente con malta, lúpulo de primera calidad y una levadura exclusiva que le dan un sabor único.

Cruzcampo, presente de forma muy visible en el Carnaval de Cádiz, también se deja notar el resto del año, estando muy comprometida con el desarrollo de la hostelería de la ciudad, pieza clave actualmente de su desarrollo.

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