Crónicas del Doce

La casa de los títeres

  • Cádiz tiene la oportunidad de contar con un importante yacimiento arqueológico que refuerce su carácter de capital cultural e histórica: el localizado en el solar del Cómico. Sería un error ocultarlo bajo el Teatro de Títeres que allí se proyecta, al que se le puede buscar nueva ubicación

Los trabajos en las excavaciones que desde hace ya unos años se vienen realizando en el solar del antiguo Cine Cómico, como paso previo a la construcción del Teatro de Títeres, han sacado a la luz nuevos restos de la presencia de los fenicios en Cádiz y de la propia antigüedad de la ciudad. Es, a decir de los expertos, uno de los hallazgos más importantes para la redacción de la historia de Cádiz.

El proyecto del Teatro de Títeres, cuyo calendario de ejecución se ha visto afectado por la necesidad de mantener e incrementar los trabajos arqueológicos en el solar, ya prevé un espacio para ofrecer una parte del rico tesoro que se está encontrando en la zona, mediante un suelo de metacrilato (como funciona en la Casa del Obispo). El resto habrá que disfrutarlo en el Museo Arqueológico de la plaza de Mina.

La ciudad contará con un nuevo Teatro, muy necesario, y reafirmará lo que ha sido una tendencia en su larga historia: Cádiz se construye sobre los cimientos de épocas pasadas.

La limitada superficie del término municipal, especialmente hasta que no comenzó la caótica expansión por extramuros ya entrado el siglo pasado, ha impedido que, frente a lo que ha sido norma en otras poblaciones con importantes restos históricos, Cádiz pudiera ofrecer a propios y extraños la muestra de su rico pasado allí donde se produjo.

El aparcamiento del Campo del Sur, el antiguo edificio del Teatro Andalucía y edificios privados en Puerta Tierra y en el propio casco histórico ofrecen en sus subterráneos una mínima parte de los yacimientos encontrados en su momento. Las visitas son limitadas: malos accesos, mala información, escaso o nulo interés exterior... Incluso operaciones más atrevidas no han cubierto las expectativas iniciales: la villa romana localizada en los cuarteles de la Avenida se reconstruyó en superficie para convertirse en zona juegos infantiles o de periódicos destrozos vandálicos en los paneles que informan de lo que el visitante puede disfrutar. La idea quedó incompleta pues no se elaboraron los trípticos que se anunciaron en su inauguración, hace ya cuatro años, ni hay fuera del recinto un mísero cartel que invite a visitar esta parte de nuestra historia.

El solar de la calle San Miguel se presenta de esta forma como la oportunidad de llevar a los gaditanos y, sobre todo, a quienes nos visitan, nuestra rica historia de una forma más ordenada, lógica y expuesta de forma inteligente, sacando así el mayor provecho cultural, turístico y económico. (Sería soñar que en las inmediaciones abriesen establecimientos dedicados a la venta de reproducciones de los restos históricos)

La cuestión es sencilla. Hay que dar un giro de 180 grados al proyecto inicialmente previsto en el solar del antiguo Cómico. Allí donde iba el Teatro de Títeres, el Ayuntamiento y las administraciones que apoyan financieramente el proyecto, deberían de mantener las piezas localizadas en el solar y todos los restos de edificaciones que se puedan descubrir. Y completarlo con un mínimo equipamientos que, adecuado al terreno, ofrezca información de lo que allí se ha encontrado y de lo que supone para la historiografía de la ciudad más antigua de Occidente. En esta ciudad con tan escasos monumentos por visitar, se convertiría en un equipamiento de lujo.

En cuanto al Teatro de los Títeres, en las últimas semanas al Ayuntamiento le sobran los edificios con suficiente porte como para ubicar estas instalaciones. Un ejemplo: la Cárcel Real. Suficiente para albergar un pequeño teatro, la sede fija de la Compañía de la Tía Norica, el Museo del Títere que pretende el municipio en las bóvedas de Puerta de Tierra, e incluso habría hueco para explicar la propia historia del edificio.

Hay dinero de sobra, el destinado al solar de San Miguel, y para el yacimiento fenicio no cabe duda que la Junta de Andalucía destinaría fondos suficientes para su puesta en valor, ahora que parece que se va a ahorrar un pico en el cada vez más diluido Faro de las Libertades. De esta forma matamos, con perdón, dos pájaros de un tiro: la ciudad recupera con perspectivas de futuro un edifico que es un caramelo envenenado, la Cárcel Real, y logra sacar a la luz (al turismo y al negocio que lo rodea) un yacimiento de categoría. Y teniendo en cuenta el retraso que lleva el proyecto de San Miguel, tampoco pasa nada por varios meses más.

Sólo es cuestión de atreverse. El mundo es de los decididos. Y la ciudad, de quienes son capaces de sacar adelante proyectos atrayentes.

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