FEstividad de la virgen del rosario

Las calles del centro se llenan para ver la salida de la Patrona

  • Santo Domingo recibe miles de visitas a lo largo de toda la jornada que se prolongaron después para seguir la procesión

La festividad del 7 de octubre refrendó ayer que es una de las jornadas más destacadas del calendario gaditano. Como cada año, el intenso programa de actos del día de ayer, fiesta de la Virgen del Rosario, atrajo hasta el casco histórico a gran cantidad de personas, que a lo largo de toda la mañana se acercaban hasta Santo Domingo para ver a la Patrona y que por la tarde no quisieron perderse tampoco la procesión.

Dos actos ocupaban el centro de atención de la fiesta del Rosario: la misa de once de la mañana, en la que la ciudad renueva el voto a la Patrona, y la procesión que salía a las seis y media de la tarde desde el convento dominico.

A las once de la mañana partía de la remozada sacristía de la iglesia de Santo Domingo el cortejo con los celebrantes en el pontifical de la Virgen del Rosario, que presidió el obispo de Cádiz y Ceuta, Antonio Ceballos, ocupando el presbiterio junto al vicario general, Guillermo Domínguez; el deán del Cabildo Catedral, Enrique Arroyo, y los canónigos Jerónimo Bernabeu y José Carlos Muñoz.

A la izquierda del altar mayor se situaron para la celebración sacerdotes de la diócesis, así como representantes de los marianistas, que han predicado la novena; franciscanos, carmelitas y mercedarios, a los que se unieron un nutrido grupo de seminaristas.

Frente a ellos se situaba la Corporación Municipal, presida por la alcaldesa Teófila Martínez, que se desplazó bajo mazas desde el Ayuntamiento hasta el convento, con clarineros pertenecientes al grupo de teatro Candilejas.

En la primera fila de bancos del templo, lleno de personas, se encontraban el subdelegado de Defensa, capitán de navío Joaquín Arcusa, así como la presidenta de la archicofradía del Rosario, Pilar Márquez; el presidente del Consejo de Hermandades, Miguel García, y el hermano mayor de la cofradía de la Sagrada Cena, José María Caro.

El canónigo Rafael Vez Palomino actuó como maestro de ceremonias, correspondiendo la parte musical a la soprano Yolanda Tacón.

Sobre las doce y media concluía el pontifical con el canto de la Salve, después de impartir el obispo la bendición final, regresando la Corporación Municipal bajo mazas al Ayuntamiento. Minutos más tardes, precedidas por la agrupación musical Hermanos Cirineos, llegaban al convento desde la plaza de San Francisco el grupo de las entidades ciudadanas para la ofrenda floral a la Virgen del Rosario.

El cortejo lo abrían las diosas y ninfas del pasado Carnaval y formaban el mismo la agrupación de jubilados Aviocar, el centro de día Botica, la peña Andújar, la Asociación Provincial de Pensionistas y Jubilados, la Casa de Extremadura, la asociación Nuestra Señora de la Asunción y las de vecinos de Los Corrales, Fuerte de San Lorenzo, Los Tres Patios, Fermín Salvochea y Virgen de la Luz.

Desde que concluyó el pontifical, el santuario de la Virgen del Rosario se convirtió en centro de peregrinación de miles de personas, algunas que se acercaron con nardos en la mano que ofrecer a la Virgen y otras, simplemente, a visitarla y verla presidiendo la iglesia en su paso procesional.

El gran ambiente que llenaba las calles del centro no dio tregua mientras avanzaba una tarde que se debatía entre nubes y claros que en algunos momentos amenazaron la suspensión de la salida de la Patrona, algo a lo que meteorología tiene muy acostumbrados a los cofrades en los últimos tiempos.

Pero no fue así, y a las seis y media en punto de la tarde la cruz parroquial se plantaba en el Compás de Santo Domingo para dar inicio al cortejo que acompañaba a la Patrona. En él figuraban todas las hermandades gaditanas, a excepción de Santo Entierro y Borriquita -que actualmente están intervenidas por unos comisarios designados por el Obispado- y de Buena Muerte.

Conforme el cortejo comenzó a avanzar por la calle Plocia, el cielo despejó al fin todas las dudas (es decir, las nubes) y el sol se hizo dueño de la tarde. En el cortejo pudieron verse muchas caras nuevas que son el resultado de los distintos cabildos de elecciones que se han celebrado en los últimos meses, y se diferenciaron hermandades que acudieron con nutrida representación y otras con una escueta comitiva. Todos ellos, salvo Las Penas, portaban las varas de la hermandad.

Tras el Simpecado de la Patrona y los devotos de la archicofradía del Rosario figuraron la representación de la permanente del Consejo de Hermandades -institución de la que es Patrona la Virgen del Rosario- y del Ayuntamiento de Cádiz (con los concejales Jesús Tey, Clara Posadas y José María Macías), además de Joaquín Arcusa.

El obispo participó también en la procesión, acompañado por el dominico Pascual Saturio, el marianista Ignacio Sánchez Galán y los canónigos Óscar González y José Carlos Muñoz, precedidos todos ellos por una decena de seminaristas con albas blancas.

Virgen del Rosario, la marcha de Beigbeder, se ha convertido ya en un clásico a la salida de la Patrona, en una maniobra que se realizó a ruedas. En ese momento, las siete de la tarde, la imagen iniciaba el recorrido -más amplio que años anteriores- por las calles del casco histórico, acompañada por la banda de música Julián Cerdán y con balcones engalanados en las calles más cercanas a Santo Domingo, templo al cual regresó tres horas después, poniendo fin a un gran día en la ciudad.

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