Los últimos metros de la visita al castillo de San Sebastián los hizo la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, con su mano apoyada sobre la espalda de la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez. Fue un gesto de complicidad nada artificial ni de cara a la galería. Es una buena sintonía, la misma que tienen estas dos mujeres desde que se empezó a hablar de Bicentenario entre el Gobierno central y el Ayuntamiento. Horas antes, a la llegada de De la Vega al Oratorio, su encuentro con Martínez también fue muy afectuoso, muy por encima de las ideologías políticas de una y otra.

Para que fuera un día brillante, la concesionaria de limpieza baldeó la calle Santa Inés a fondo, recordando otras visitas de personalidades importantes en las que se les daba un lavado de cara a las zonas anexas. Eso sí, pensaron que la vicepresidenta iba a llegar en coche hasta la puerta y se dejaron la primera parte de la calle sin baldear. Sin embargo, ésta llegó andando rodeada de miembros de su gabinete y de otros del Estado.

La alcaldesa es una persona que no esconde sus sentimientos y ayer se le veía que estaba contenta. La inclusión del castillo de San Sebastián en la agenda de proyectos del Consorcio había sido un triunfo. A ello se le sumaba como propina la visita in situ al castillo, donde ella se convirtió en la directora de orquesta con una vicepresidenta recibiendo un aluvión de información en los escasos 20 minutos que duró el recorrido.

"Estupendo el castillo. Muy contenta de la decisión". Estas fueron las palabras de María Teresa Fernández de la Vega una vez que terminó la visita al castillo de San Sebastián, aunque también se fue con una idea en la mente: hay mucho que hacer.

Los caleteros de toda la vida no podían dar crédito a la caravana de coches oficiales que accedían por el paseo Fernando Quiñones camino del castillo de San Sebastián. Mientras, los alumnos de la escuela taller de cierros de madera, acostumbrados a la tranquilidad diaria, recibieron un aluvión de personas y pudieron charlar brevemente con la vicepresidenta del Gobierno, que se mostró muy cercana y afable.

Al recorrido por el castillo no le faltó de nada. Una de las cosas que más llamó la atención a De la Vega fue las vistas desde el antiguo emplazamiento militar hacia la playa de La Caleta. Otras fueron las casamatas, que todavía conservan el enrejado que se pudo para el rodaje de la película de James Bond, el agente 007, para convertirlas en unas mazmorras muy creíbles.

No faltó la foto de familia en el castillo, aunque ésta un poco más reducida que la que se hizo delante del Oratorio, donde sí aparecieron todos los miembros de la Comisión Nacional.

Las dos mujeres, con un atuendo moderno, se despidieron agradeciéndose mutuamente lo hecho durante la mañana. Y es que la alcaldesa ha encontrado en De la Vega una aliada dentro del Gobierno central, lo que se puede unir al trabajo que desempeñen Gaspar Zarrías y María Luisa García Juárez al frente del Consorcio. Esta última también se encontraba bastante contenta, ya que había cumplido la tarea que se le había encomendado hace cinco meses. Y es que el tema del Bicentenario es casi cosa de mujeres en la actualidad.

Mientras que iban pasando los coches oficiales de regreso, la alcaldesa iba preguntándoles casi uno a uno si les había gustado el castillo.

Cuando se fueron todos, a la alcaldesa le faltó sólo saltar de alegría. Eufórica, se quedó allí en el castillo de San Sebastián rodeada de algunos de sus colaboradores y algunos periodistas con los que compartió su satisfacción porque uno de sus principales empeños, el compromiso de las administraciones para rehabilitar y adaptar el castillo, se había conseguido.

Ahora quedará que toda esa buena sintonía se traduzca en buenos proyectos para Cádiz y en que la celebración se haga por todo lo alto.