La ola de robos que asola la ciudad trae de cabeza a la Policía Nacional. Al igual que ocurrió la semana anterior con un establecimiento hostelero de la calle Cobos, en los últimos días se han reproducido sucesos con el mismo modus operandi, en la que los ladrones ni rompen los escaparates ni violentan las cerraduras, sino que, con un método muy novedoso que la Policía está investigando, consiguen abrir la baraja y entrar al interior de los establecimientos. Los propietarios de los negocios que han sufrido este ansia por lo ajeno coinciden en señalar que a simple vista, y desde la calle, apenas si se nota que algo raro ocurre, pero por dentro de la cerradura sí que queda claro que ha sido manipulada. El método es bastante nuevo, por eso los investigadores están teniendo problemas para dar con los presuntos culpables, que actúan tanto en la zona del centro histórico como en extramuros. De hecho, los últimos robos se han producido en la avenida principal de la ciudad. En el barrio de la Viña también se han producido diversos robos en bares, lo que ha hecho que la Policía redoble la vigilancia como método disuasorio.

El aumento de la criminalidad de este año contrasta con un mes de octubre de 2016 que fue extremadamente tranquilo. Según fuentes policiales, lo normal es que se den ocho o nueve robos en un mes normal, pero hace un año sólo se denunció un robo en todo el mes de octubre, por lo que los 20 que se han dado en el mismo mes de 2017 han arrojado un contraste que ha despertado la preocupación entre las autoridades.

La Policía Nacional está tratando de investigar si detrás de todos estos robos se encuentra una banda que habría encontrado un método con el que entrar en los comercios sin tener que violentar las cerraduras. No es una llave maestra, pero casi lo parece, por la facilidad con la que los ladrones abren las barajas de los negocios y acceden a su interior.

El subdelegado del Gobierno, Agustín Muñoz, ha mostrado su preocupación con este aumento de robos en la ciudad, mientras que el comisario provincial, Antonio Ramírez, está muy pendiente de cuanto sucede con esta oleada de robos que mantiene en jaque a los comerciantes de la ciudad en una época de tanto consumo.