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Un auténtico paripé con PP y Ciudadanos

  • Ignorancia. El equipo de gobierno sólo se va a sentar con el PSOE para aprobar los presupuestos de 2018

Concejales de Ciudadanos y del Partido Popular, en un Pleno municipal.

Concejales de Ciudadanos y del Partido Popular, en un Pleno municipal. / JESUS MARIN

2el Partido Popular nunca tuvo que gobernar en minoría. Tenía una mayoría absoluta muy holgada que les hizo ningunear a la oposición hasta el extremo que no aprobó ni una de las propuestas de estos partidos en los plenos municipales. A lo sumo, si había alguna que le interesaba, la enmendaba aunque fuera cambiándole una coma al enunciado y ya no aparecía que era de la oposición. En ese sentido llegó a ser una mayoría arrogante donde argumentaban que gran parte de los gaditanos querían su modelo de ciudad. A la oposición es cierto que no le dieron ni agua.

Hoy el escenario es muy distinto y hay un equipo de gobierno que necesita a la fuerza a la oposición y, en especial al PSOE, para sacar sus grandes proyectos adelante. Sin embargo, esos acuerdos en muchas ocasiones no se han producido o han salido con fórceps para alumbrar proyectos como el de la remunicipalización. Para llegar a acuerdos hay que ir con los brazos abiertos para dar y también para recibir y eso no ha ocurrido en todos los casos.

El PSOE, tal y como ha dicho en varias ocasiones su portavoz Fran González, está deseando que se aprueben los presupuestos. Más no se le puede decir. El hacha de guerra parece que está enterrada en este asunto. A pesar de ello estamos en el mes de febrero y todavía seguimos con las cuentas sin aprobar,

Podemos ha visto la oportunidad perfecta y sabiendo que los cinco votos del PSOE los va a obtener en esta ocasión con más facilidad que en otras ocasiones, ni siquiera va a hacer el paripé de escuchar las propuestas que puedan hacer el Partido Popular y Ciudadanos. Cumplirá el trámite de presentarles las cuentas municipales de 2018 pero nada más. Aquí también se da el caso de que al enemigo no se le da ni agua. En el Partido Popular se podría llegar hasta a entender por la oposición del no a todo, pero en la formación naranja es más llamativo cuando fueron los únicos que apoyaron las primera modificaciones presupuestarias que se hicieron en el año 2016.

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Ahora resulta que tenemos a un presidente de consejo de administración de Cádiz 2000, la empresa que está absorbiendo toda la remunicipalización, destituido desde el mes de noviembre. El Partido Popular ya alertó sobre esta cuestión la pasada semana en una rueda de prensa y desde las filas de Podemos se decía que la cosa no estaba tan clara. Los informes jurídicos tanto internos como externos dejan claro que desde el mismo momento en el que se aprobó el inicio de acciones judiciales contra el concejal Álvaro de la Fuente, estaba cesado.

Ahora se da la paradoja de que se produce un vacío legal porque el máximo mando político en esta empresa que se encarga de los servicios externalizados no puede firmar ni la compra de un bolígrafo. Por ello el equipo de gobierno, amparado en un informe jurídico externo que han encargado ellos mismos, se han sacado la fórmula de buscar su restitución si previamente se produce la renuncia a ejercer las acciones judiciales o de responsabilidad social contra el propio De la Fuente.

La propuesta tiene toda la pinta de pinchar en hueso. Pese a que el mismo informe dice que no ve motivos para encausar a De la Fuente, desde los partidos de la oposición se considera que si levantan el pie, si después se encuentra algo ilegal, se les puede volver en contra. Eso sí, si aprobaron en su día el inicio de las acciones judiciales, estas hay que ejercerlas y que no se queden en una mera declaración. Los tribunales serán los que tengan que dictar sentencia.

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El gran Emilio López, al que seguimos echando mucho de menos, calificaba de pavarotti a la fuente que le había contado algo y a la que no se podía descubrir. Cuando falta año y medio para las elecciones, Cádiz parece Berlín Este en plena guerra fría, donde las informaciones y las intoxicaciones corren al mismo ritmo. Todo el mundo cuenta que sabe que éste o aquel va a ir en su lista o en la de enfrente, que las encuestas que maneja el contrario les da resultados desastrosos al que la ha encargado, que si este roza la mayoría absoluta o que dos concejales del equipo de gobierno no se pueden ni ver. Qué gran novela de espías podría haber hecho John Le Carré con la política gaditana de fondo.

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