En la Catedral Vieja tuvo lugar ayer el bautizo del último hijo del picador Miguel Baena El Bolo, de la cuadrilla de Amuedo, y de su esposa Antonia Díaz Vargas, ambos del barrio de Santa María. El niño no había podido ser bautizado antes y ya cuenta con dos años. La ceremonia fue sencilla, aunque era difícil sujetar al bautizado. Tras sonar el órgano, el picador Rafa dijo sentencioso: " este niño será torero. Ya le han tocado la música y, si lo dejan, da la vuelta al ruedo".

El convite y la posterior fiesta tuvo lugar en el domicilio de los padres del bautizado, en la calle Público. En el patio comenzó el derroche de manzanilla y pronto comenzó el cante y el baile. Escuchamos tarantas, malagueñas, bulerías, soleares, tangos y jotas.

La fiesta se prolongó y en la calle la concurrencia pugnaba por entrar al patio de la casa. El Café Europa se encargó de enviar gambas y embutidos y de servir a los invitados un espléndido menú.