La zona de ocio de la Punta de San Felipe celebra sus primeros veinticinco años en plena resaca. El que iba a ser el gran espacio para los jóvenes de Cádiz y la Bahía, con cuidados bares y tabernas y un anfiteatro a modo de macrodiscoteca, no ha logrado nunca alcanzar su objetivo y ha andado estos años dando tumbos y sin ser el referente del ocio nocturno de la capital, en crisis desde hace ya unos cuantos años.

Además del espacio que se habilitó en 1992 para la movida juvenil, la operación urbanística realizada entonces por la Autoridad Portuaria y el Ayuntamiento de Cádiz incluyó la creación de un gran paseo con unas espectaculares vistas a la Bahía y el puerto de la ciudad, con un diseño muy cuidado, bajo el nombre de Almirante Pascual Pery Junquera, el militar que comandó las fuerzas que evitaron una segunda explosión en la Base de Defensas Submarinas en la fatídica noche del 18 de agosto de 1947.

El paseo, que podía haberse convertido en uno de los grandes miradores de la ciudad, fue tomado pronto por los vándalos, que lo convirtieron en su lugar preferido: decenas de pintadas y mobiliario urbano destrozado, además de una evidente falta de cuidado en la zona ajardinada y una limpieza deficiente. De esta forma, lo que nacía como una solución para la ciudad se ha transformado en todos estos años en un problema, a pesar del cuidado que han intentado mantener en la zona la mayor parte de los hosteleros que allí se han ubicado.

Hoy el paseo, cuyo estado no invita a pasear, está pendiente de la profunda reordenación que se espera ejecutar en el vecino muelle de contenedores Reina Sofía, donde se levanta también, para vergüenza de la ciudad, el abandonado edificio de la Ciudad del Mar.

Cádiz lleva años debatiendo qué hacer en este suelo portuario y es ahora cuando por fin las administraciones implicadas han activado el debate sobre los usos futuros que, inicialmente, se plantean como una ampliación del suelo urbano.

En esta operación se incluirá también la obligada reforma de la Punta de San Felipe por el vandalismo y que, más allá de la puramente urbanística, deberá de tocar de lleno su concepto como un área de ocio limitada aun colectivo muy determinado de la sociedad.