Cádiz

"Vamos a pagar justos por pecadores"

  • Muchos hosteleros están convencidos de que la nueva ordenanza es fruto del abuso de algunos y piden firmeza en la actual normativa

Una de las terrazas de uno de los establecimientos de la Calle Nueva que disponen de ella.

Una de las terrazas de uno de los establecimientos de la Calle Nueva que disponen de ella. / jesús marín

Si no hubiese hosteleros que abusasen de las autorizaciones para terrazas que tienen concedidas, el Ayuntamiento no estaría planteando una ordenanza más restrictiva como la que ahora plantea. Esta es la teoría que mantienen muchos de los empresarios del sector consultados por este periódico. Por eso también son partidarios de más vigilancia y de mayor firmeza municipal, pero en la aplicación de la normativa ya existente y no en la de una más dura.

"Aquí el problema es que vamos a pagar justos por pecadores", dice Antonio Domínguez, propietario del café bar Nuevo Centro, un negocio de apenas treinta metros cuadrados abierto en 1994 y que desde 2003 sobrevive gracias a las cuatro mesas -ni una más- que monta diario en la calle Sacramento, muy cerca de Columela. "Creo que esta nueva normativa se debe a que hay muchas personas que no cumplen con las normas, que abusan de las terrazas y de los espacios libres", insiste. "Tengo una terraza que cumple con todos los requisitos que se me exigen", afirma señalando el documento y el plano. "Se me pide un metro cincuenta de paso y esto tiene uno ochenta. Además, tuve que cambiar sillas y mesas: me pidieron que fueran plegables para facilitar el paso a personas con sillas de ruedas y con carritos de bebé. Y así son. Jamás he tenido ningún problema con nadie. Porque la terraza no es mía, es de Cádiz, de los ciudadanos".

Antonio lo tiene claro: "Si saliese adelante la nueva ordenanza y hubiese que dejar libres tres metros, muchos, como yo, tendríamos que quitar la terraza y eso significaría tener que cerrar el negocio. Con 29 metros cuadrados y sin terraza no tengo apenas defensa económica. Si usted me quita a mí estas cuatro mesas, me quita lo imprescindible para mantenerme todo el año. Porque los beneficios que nos dan en verano los tenemos que ahorrar y ponerlos en invierno. De entrada, tendría que despedir a la chica que tengo trabajando".

En bar El Pájaro Pinto, en la plaza del Tío de La Tiza, un reclamo turístico y gastronómico de la primavera y el verano gaditanos, viven con inquietud cómo se resuelve el plan de regulación que contempla el borrador para plazas y lugares singulares. Porque si se aplicasen las medidas generales "nos fastidiaría bastante, sobre todo por el tema del aforo: nos quedaríamos con cinco o seis mesas nada más", especula Javier Saborido. Actualmente montan cuarenta. "Y si además se reservan tres metros en medio para vehículos de emergencia y dos metros desde la fachada como pide la ONCE, es imposible, nos quedamos sin espacio", calcula. "Y con tan pocas mesas, nos bastaríamos para atenderlas mi hermano y yo", dice Javier. "Aquí la solución es que se cumplan las condiciones y requisitos que se exigen en la licencia de ocupación que está ahora vigente", concluye.

Partidarios del orden y de la regulación existente, pero no de más restricciones, son también Isabel Pérez y Javier Senese, de La Vaca Atada, en la calle Nueva. "Vinimos de Madrid buscando el autoempleo", cuenta Isabel. "Nuestra inquietud era montar un negocio de aspecto saludable, cuidado. Vimos locales en el Paseo Marítimo, en el centro e incluso en Chiclana, Jerez y El Puerto. Pero Cádiz nos pareció un sitio muy bonito para empezar. Descartamos varios locales más grandes y mejores que este precisamente porque no podían tener terraza". En el Ayuntamiento les aseguraron que el que eligieron sí. "En abril de 2016 nos la conceden. Me inquieta que el mismo Gobierno que me concedió una terraza hace un año y ahora quiere restringirlas no nos advirtiese de que eso podía pasar", dice.

"Tenemos una terraza muy discreta: cinco mesas que no superan el aforo -explica Isabel-Y por esta calle pasan personas con movilidad reducida, procesiones, ambulancias, el camión de Securitas y el de bomberos sin problema ninguno. Hemos tenido un gasto en mobiliario importante y hemos contratado a dos camareros más por turno para atender las mesas. Ahora mismo son doce. Creo que la hostelería es un motor en Cádiz, tanto en la generación de empleo como en atractivo turístico. No entiendo el por qué de esta medida. Soy la primera que quiero una ciudad amable, sin barreras y con plena accesibilidad, pero no creo que se vaya a conseguir así".

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