Para los días en el que el fuerte viento de Levante no deja disfrutar de un agradable verano, hay dos calas en El Puerto para que los amantes de la playa puedan disfrutar de un gran día de sol y baños en el mar. Se trata de La Muralla y La Calita, dos pequeñas playas de arena fina ubicadas en el puerto deportivo 'Puerto Sherry', a las que los portuenses y visitantes acuden para refugiarse allí de este impetuoso viento.

Tanto La Calita como La Muralla recogen varios alicientes que les hacen ser dos de las playas ideales para ir con los más pequeños, sobre todo cuando la marea está baja ya que queda una pequeña orilla por la que puedes bordear casi todo el peñón sobre el que se sustenta la gran muralla blanca. Además de disfrutar de los chapuzones en el mar, los niños pasean junto a sus padres por esas calas que se forman y se entretienen en las rocas con sus palas y sus cubitos en la búsqueda de algún que otro cangrejo que se quiera dejar coger.

La Muralla es uno de los rinconcitos con más encanto del municipio portuense al estar custodiada por las murallas del Castillo de Santa Catalina, que formaban parte del sistema defensivo de la Bahía de Cádiz allá por el siglo XVI. Popularmente esta playa es conocida por ser una de las más familiares de la zona. Allí familias enteras van desde bien temprano con sus neveras repletas para quedarse hasta ver caer el sol, aprovechando la brisa marinera y las vistas que hay del segundo puente y parte de Cádiz.

Los sábados y los domingos- haya o no Levante- La Muralla es sitio de culto en el que son muchos los bañistas que allí pasan el día. Sus aguas son de las más tranquilas al estar protegida de las grandes corrientes. A veces, hay que andar mucho para que el agua te cubra más arriba del ombligo.

Aunque carezca de chiringuito, sí tiene servicios y módulos adaptados para personas con diversidad funcional y es de muy fácil acceso al disponer de rampa y de caminito de madera. Sin embargo, si se apetece tanto un café como una cerveza, tiene justamente al lado un paseo marítimo donde bares y restaurantes como la pizzería Blanca Paloma o la Crefoundie ofrecen incluso cafés para llevar y tomarlos a pie de playa, así como un amplio surtido de helados, mojitos, cócteles...

Esta zona de restauración de la playa es un sitio idóneo ahora en verano, en primavera y en otoño, para tomarse una copa viendo atardecer, o cenar con el ruido de las olas de fondo para hacer una velada de lo más romántica.

En cuanto a la otra playita, al ser una cala pequeña y como su nombre indica: La Calita, no dispone de chiringuitos ni de servicios. Está ubicada dentro de la zona residencial entre La Muralla y el comienzo de El Buzo, siendo de no tan fácil acceso, ya que hay que bajar bastantes escalones para llegar a tocar su arena fina.

Cuando la marea está bien alta este pequeño paraíso desaparece del mapa. Pero los días de Levante y con la mar baja, se puede disfrutar de una más que agradable jornada de desconexión, ya que parece que allí el Levante no tiene permitido el paso. Es recomendable que los días de mayor afluencia, es decir, los sábados y los domingos, se vaya bien temprano para coger sitio, ya que dispone de muy poco terreno de playa.

Dos playas a las que acudir -haya o no Levante- para saber que no se necesita una playa virgen 100% para sentir ese relax paradisíaco que tanto se ansía durante las vacaciones.