juan josé jiménez mata. arquitecto

"Trabajar treinta años en la Catedral ha sido un disfrute inmenso"

  • Este gaditano considera que el templo adolece aún del reconocimiento adecuado

  • Le hubiera gustado actuar en el entrebovedado y en la cripta

El arquitecto gaditano Juan José Jiménez Mata.

El arquitecto gaditano Juan José Jiménez Mata. / fito carreto

En el año 1987, la casualidad quiso que Juan José Jiménez Mata fuera requerido por el Cabildo para realizar una actuación en la Catedral. Allí se ha llevado tres décadas trabajando hasta su jubilación.

-16 intervenciones y 4,4 millones de euros en 30 años. Las cifras parecen insuficientes.

-Efectivamente. Y lo peor es que no ha habido una continuidad en las obras, se ha ido a saltos. Un edificio así necesita un mantenimiento continuo, que a la larga es mucho más efectivo que una gran obra, que por cierto en la Catedral no ha habido porque prácticamente todas han sido pequeñas intervenciones. Yo diría que en la Catedral ha habido como dos tiempos, uno primero con la Junta, que estuvo trabajando en el exterior del edificio hasta que frenó las actuaciones en 1999; y un segundo con el Ministerio y ese 1% cultural, con lo que se han hecho pequeñas intervenciones. Pero la Catedral necesitaría como ocurre por ejemplo en Sevilla, que cuenta con un arquitecto maestro de obras que se dedica diariamente al edificio y con una cuadrilla de albañiles. No obstante, parece que en el Cabildo ahora sí hay mayor preocupación. Eso deseo.

-¿Hay alguna actuación más necesaria o urgente, o que debiera acometerse sin excesiva demora?

-Es tan grande el edificio que los problemas se reproducen mucho. A mí actualmente me preocupa la red, que tiene 30 años. Está hecha de una fibra especial que no se ve afectada por la luz y dura bastante, pero 30 años son muchos. Antes había una red de nailon que se rompió por una piedra que cayó y que además partió un banco; y se cambió por esta, que no molesta. Incluso da una veladura sobre la parte superior, que es neoclásico y no barroco como la parte baja, y eso le da un toque interesante. Yo haría pruebas sobre el estado de conservación de la red y pensaría en poner una nueva.

-La colocación de la red fue una actuación curiosa que luego ha sido incluso elogiada.

-Poner la red para mí fue un problema bastante grande. Yo no tenía ni idea de redes. En aquella época, donde apenas había iglesias que recurrían a esta solución protectora, conocí que en Barcelona habían colocado una red en la iglesia castrense y me puse en contacto con el profesional que lo había hecho. Luego Juan Navarro Baldeweg, que es Premio Nacional de Arquitectura, ha elogiado esta solución, que creo debe mantenerse.

-Las actuaciones pendientes serían mucho más fáciles si estuviera en vigor el plan director que usted diseñó, ¿no?

-Ese documento, que me costó mucho trabajo redactar, nunca se terminó porque quedó pendiente la parte que hacía referencia a la gestión del edificio, cuya solución debía adoptarse en un acuerdo entre la Consejería de Cultura y el Cabildo. Pero nunca se llegó a negociar eso. El documento se quedó en el cajón y nunca se sacó a concurso.

-¿Y hay alguna obra que le hubiera gustado hacer en la Catedral?

-Haber resuelto totalmente las bóvedas de la nave principal, sobre todo los arcos torales, que tres de ellos se intervinieron en los 70 con piedra artificial y uno de ellos, el que emboca además en la nave principal, está muy mal. Y luego me hubiera gustado hacer otras dos cosas: la primera es poner en valor el espacio de entrebóvedas, que por sí mismo es increíble porque es un espacio que nadie imaginó ni proyectó, sino que resulta que es una mera solución para dar menos altura al edificio de la que proyectó Vicente Acero. Es inquietante pensar que eso tan bello no lo ideó nadie, sino que es producto de la casualidad; y la segunda es la cripta, donde me hubiera gustado dar el mismo tratamiento de la tumba de Falla al resto de la cripta, con una luz adecuada. La cripta es lo único que construyó Acero.

-¿Sigue siendo la Catedral un edificio pendiente del reconocimiento que merece?

-Siempre lo han menospreciado. Desde Pons, que decía directamente que había que meter la piqueta y derribarlo, hasta Chueca, que lo cataloga como una obra más del churriguerismo, cuando Acero fue todo lo contrario, él era seguidor de Borromini. El gran valor de la Catedral es que es un ejemplo del último barroco como antesala de la modernidad, así que sí, sigue en pañales el reconocimiento oficial y académico que merece. De todos modos, poco a poco se le va reconociendo a Vicente Acero el valor extraordinario que tiene. Hizo poco en la Catedral, pero hizo la cimentación y la planta es lo que marca el 80% del edificio.

-¿Qué ha supuesto para Jiménez Mata, en el plano personal, trabajar durante 30 años en la Catedral?

-Imagínese. Lo considero un honor y una suerte enorme. A mí me ha enseñado muchísimo, desde la primera obra me enganché a Vicente Acero, ha sido una emoción continua; lo he estado estudiando y ha sido muy emocionante, sobre todo para mí que estoy muy vinculado con Cádiz. Yo considero que a diferencia de otras ciudades, el monumento de Cádiz es el casco histórico en sí, no edificios puntuales. Pero dentro de ese conjunto, el único monumento como tal es la Catedral, y haber tenido la oportunidad de trabajar allí treinta años ha sido un disfrute inmenso. Han sido muchas horas allí metido.

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