El presidente de la Asociación de Empresarios de la Costa de Cádiz (AECCA), Miguel Ángel Sánchez, asegura que la transmisión de la titularidad de la ocupación del Dominio Público Marítimo-Terrestre (AECCA) a los hosteleros "es un sueño hecho realidad" después de las negociaciones que han mantenido con la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Cádiz. Un trámite ya solventado que se traduce en una "seguridad jurídica" tanto para los empresarios como para los trabajadores de los establecimientos, ya que "los contratos cambian porque pasan de ser fijos discontinuos a ser fijos indefinidos, que es algo que antes no se podía hacer porque legalmente no teníamos una concesión autorizada para todo el año". A esto se suma que la actividad se extenderá durante todo el año, lo que supone un alivio para estos negocios porque "con tres meses al año no aguantas".

Por ello, y tras haberse completado un camino con muchos problemas, Sánchez quiso agradecer al equipo de Gobierno del Consistorio de la capital gaditana por "haber estado desde el primer momento con este asunto a pesar de las opiniones contrarias que había en el Ayuntamiento", centrándose en las figuras del alcalde, José María González, y especialmente del concejal de Economía y Hacienda, David Navarro, "que ha sido el que ha tirado del proceso en el Ayuntamiento y ha salvado muchos obstáculos".

También resalta Sánchez la labor realizada por el delegado territorial de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, Ángel Acuña, y de los técnicos de la Administración andaluza, ya que "han llevado todo esto a buen término y han hecho las cosas en un tiempo récord".

Una vez finiquitado este procedimiento, el futuro más inmediato para los chiringuitos que han decidido permanecer en la playa es afrontar el invierno, con la Navidad a la vuelta de la esquina. Sánchez asegura que está "muy satisfecho" con el rendimiento de sus negocios de cara a las fiestas, a pesar de que "del 15 al 29 de noviembre tuvimos mucha demanda de comidas de empresas que no se atendió por la inseguridad que teníamos en ese momento". Aun así, ya tiene un buen número de comidas cerradas con anterioridad, lo que, unido a las zambombás o el funcionamiento como cualquier otro restaurante le permite subsistir durante estos meses a la espera de la llegada del buen tiempo.