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Ruta beduina de Puerta de Tierra

Ruta beduina de Puerta de TierraPieter Bourke & Lisa Gerrard. The Insider. Sacrifice & Tarta de Zanahoria de Chamara

Ruta beduina de Puerta de TierraPieter Bourke & Lisa Gerrard. The Insider. Sacrifice & Tarta de Zanahoria de Chamara

TE alejas del casco antiguo y Cádiz ya parece otra. Si dejamos atrás el entramado laberíntico de la vetusta Gades, la ciudad se abre a una patética y caótica modernidad de urbanismo hortera. Eso es lo que parece Puerta de Tierra, una ciudad fea de aluvión que no tiene personalidad ni posee encanto, salvo el regalo de la sugerente contemplación al mar que la salva in extremis.

Pero a pesar de esta aparente obscenidad urbanística hay una intrahistoria en Puerta de Tierra. El viejo camino del arrecife que es la avenida principal tiene algunos puntos de referencia que aún conservan el viejo aroma de ciudad del XIX de merenderos. Fíjense en las pequeñas calles del barrio de San José, los chalets de Huerta del Obispo, la Plaza del Árbol, que gracias a la presencia del cementerio le dio sentido a aquella zona. Por cierto ¿Por qué ya nadie le lleva flores a la tumba de Don Rosendo?

Desde que el gerente de Cemabasa, José Luís Ferrer, se ha propuesto transformar el Mancomunado en una especie de Arlington gaditano, ha conseguido que los gaditanos nos olvidemos de los milagros de Fermín Salvochea y de Don Rosendo.

Si seguimos nuestra ruta les recomiendo que la primera tapa se la tomen en el Bar charcutería El Alcázar, en plena avenida Ana de Viya, número 17, en todo el cotarro del hospital. Este establecimiento tiene un magnífico servicio, gran selección de vinos, chacinas selectas y un ambiente de gente con estilo. Está situado en un enclave que les permite tener clientela de todos lados. La gente de paso que va y viene del hospital, los niños del colegio Reyes Católicos, y una clientela de muchos años que saben apreciar este magnífico lugar. Déjense asesorar por el asidonense Luís que tiene oficio y no se pierdan los montaditos de solomillo de Atún, el jamón ibérico y el queso.

Muy cerca de El Alcázar está la calle de Canelo. Una de las historias más entrañables que demuestran como Puerta de Tierra alumbra esquinas enternecedoras. Canelo, el perro fiel que esperó 12 años a su amo fallecido en la puerta del hospital.

Para comer bien en Puerta Tierra hay que hacerlo en la Segunda Aguada en Casa Ríos, un bar restaurante de barriada que regenta Manuel Muñoz y que mantiene todo el sabor de una venta pero en la misma Carretera Industrial. Los guisos, el pescado frito y sobre todo los arroces y el buen servicio. La carta de vinos es una de las mejores de Cádiz y Manuel te da conversación amable y recuerda al ventero largo, el hombre tranquilo que sabe escuchar al cliente con respeto y sin estridencias. No se lo pierdan. Un lujo beduino.

Para terminar esta ruta les propongo una excursión a Bahía Blanca. Ese barrio que conserva aún el extraño privilegio de sentirse aislado entre las murallas, las vías del tren y donde conviven elementos urbanísticos tan originales como el chalet de Varela, el Instituto Hidrográfico, los columbarios romanos, los fosos, lugar de memoria histórica del 36, y bajo sus calles todo el entramado de los Glacis, las galerías subterráneas que fueron el sistema defensivo de fortificación del siglo XVIII.

Para terminar hay que tomarse el postre en la mini cafetería de La Belle de Cadix, los dulces más sofisticados, más parisinos y más sugerentes de Puerta de Tierra en la Calle Uruguay, cerquita de la calle Brasil.

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