Ayer tuvo lugar el solemne acto de entrega de la Rosa de Oro concedida por el Papa Pío IX a la Reina de España, doña Isabel II.

Desde el palacio de la Nunciatura, tres carruajes con el enviado del Papa se dirigieron hacia la plaza de Oriente. La real capilla estaba preparada para capilla pública, con sitiales para la Familia Real y bancos cubiertos para los grandes de España e invitados.

La Reina vestía traje blanco con guarniciones de encajes de oro, manto de terciopelo azul y velo. El Rey don Francisco de Asís vestía de capitán general.

Después de leído el Breve, el representante pontificio pronunció un discurso, tomó la Rosa de Oro situada en el altar y la entregó a la Reina, que estaba de rodillas.

Terminada la ceremonia religiosa, Isabel II entregó la Rosa de Oro a su capellán para que la colocara en su oratorio particular y se retiró a la real cámara acompañada de sus damas de honor.