Cádiz

Memoria gris de un Cádiz con coches

  • Comerciantes y vecinos no añoran los tiempos en que el tráfico invadía el casco antiguo y apoyan, con matices, la peatonalización de más zonas de la ciudad

  • Juan José Jiménez Mata propone un documento de planificación específico que integre todos los usos ciudadanos en estos espacios

  • El arquitecto hace hincapié en regular veladores y bicicletas y en la limpieza

Memoria gris de un Cádiz   con coches

Memoria gris de un Cádiz con coches

Hubo un tiempo en el que el conductor estaba convencido de que al volante de su coche -una prótesis proporcional a su sueldo y a su ego, como hoy- debía poder llegar prácticamente hasta el salón de su casa. En una urbanización, vale. Imposible en un casco histórico como el de Cádiz ¿Recuerdan cuando se podía aparcar en la Plaza de la Catedral y que había quien dejaba el coche pegadito a las paredes del Teatro Falla, encaramado a la acera? ¿Añoranza de un pasado que sólo algunos echan de menos? Todo lo contrario: Al hilo del proyecto municipal de peatonalización de la Plaza de España y de la de Argüelles varios ciudadanos hacen memoria de aquellos años grises. Cuando resultaba difícil el paseo apacible por algunas calles de la ciudad que, pese a los vientos, olían a humo de gasoil. Donde el vecino y el paseante se arriesgaban en las encrucijadas. Donde un paso de peatones -entonces de cebra- era un grafiti exótico.

Joaquín Lluch, propietario de Galerías Lluch, recuerda como si fuera ayer la calle Ancha, que hasta principios de los 70 soportaba una ruidosa procesión diaria de seiscientos, simcas mil y milquinientos. "Aquello era un caos. Cuando paraba el camión del butano, además del jaleo que se montaba con las bombonas, formaba un cola tremenda de coches detrás pitando. Había un guardia urbano, que se llamaba Marín, que sacaba el pito y los mandaba a todos del tirón para El Palillero. Para colmo, Periñán, que vendía televisores aquí al lado, cuando tenía que descargar una furgoneta, la dejaba delante de mi escaparate y ya se liaba una pelotera".

"No creo que ya nadie dude de que la calle, peatonal está mucho mejor", insiste Joaquín. "Las obras arrancaron justo después de un Día de Reyes: Llegó una excavadora y abrió un boquete tremendo. Ni pusieron vallas, ni nada. Fueron las peores rebajas que recuerdo. Estuvimos tres meses fastidiados. Ahora, la Calle Ancha con tráfico sería impensable. Es como si abres a los coches Preciados, en Madrid, o la Vía del Corso, en Roma. Impensable. Y para el comerciante siempre tiene más caché una calle peatonal que otra que no lo es. Ahora mismo, para el comercio y el turismo, un centro histórico peatonal es lo que tiene sentido. Claro, que en Plaza de España y Argüelles, no hay ambiente. Y lo que se lo da es la Diputación, el resto de oficinas que hay por allí y la posibilidad de aparcar. Entiendo que tendrán que solucionar el aparcamiento. Pero si aquello se peatonaliza y no se instalan comercios va a quedar un poco inhóspita la zona ¿no?". Joaquín enseña una foto de la calle Ancha a principios del siglo pasado y en la tienda se abre un improvisado debate. "¿A tí cómo te gustan las calles, con coches o sin coches?", le pregunta a un chaval que ni se imagina la calle Ancha abierta al tráfico.

Joaquín da en el clavo al considerar impensable un centro histórico sin calles que permitan el libre tránsito de las personas. Ya lo era en algunos lugares de Europa en los 70. "Una ciudad sin áreas peatonales representativas parece ahora desesperadamente anticuada". Lo dijo a mediados de aquella década Rolf Monheim, un estudioso pionero de las zonas peatonales en Alemania e Italia. Cuarenta años después muy pocos son los que lo rebaten. Pero sigue la polémica sobre qué zonas deben peatonalizarse y cómo hacerlo.

Para el arquitecto Juan José Jiménez Mata, "las peatonalizaciones, sobre todo de las plazas, son siempre positivas, pero hay que intentar conseguir consenso y, sobre todo, un uso ordenado del espacio público. Al principio siempre generan las protestas de los comerciantes. Se trata de intervenciones muy complejas, porque hay que coordinarlas con el acceso de mercancías y con el tráfico en general. Debe haber un plan, un documento específico en el que quede muy claro todo. En los planes de ordenación siempre hay una referencia a esto, pero no parece suficiente".

Otro asunto que preocupa a Jiménez Mata es la desmesurada colonización de las zonas peatonalizadas por las terrazas de los bares. "Los veladores están invadiendo el terreno del peatón. Habría que regularlo y ordenarlo. En otros lugares, hay carteles en los que se informa del número máximo de mesas permitidas y el límite hasta el que se pueden instalar. Luego hay que cuidar el aseo de esas zonas y de la ciudad en general. Hoy en Cádiz hemos alcanzado el pico más alto de suciedad que recuerdo. Y eso hay que solucionarlo de manera urgente". Como zona peatonalizada ejemplar cita Jiménez Mata la Plaza de la Catedral, "que quedó francamente bien una vez retirado el aparcamiento de coches. Hace poco ha lucido como nunca con esa magnífica exposición de esculturas de Henry Moore".

Precisamente en la Catedral lleva más de cuarenta años Pedro Hidalgo, de Casa Hidalgo. "Antes había coches de caballos, dos jardines enmedio, una parada de autobús y otra de taxis. Lo del aparcamiento fue después. La gente llegaba en coche y paraba en cualquier sitio para comprar. Se vendía casi igual que ahora, pero la plaza quedó muy bien. Y los proveedores siguen descargando en Arquitecto Acero. Esto conviene a algunas zonas. Y entiendo que en Plaza de España y Argüelles, los comerciantes se preguntarán ¿dónde aparcan mis proveedores?"

Diego Gil, camarero en el Bar Terraza, apunta que aunque antes del cierre al tráfico de la plaza "no había tantos coches como hoy, sólo ahora se puede andar tranquilamente por Catedral". Y sentencia: "todo lo que sea peatonal, es bueno para el ciudadano, para la salud, para el casco histórico, para el turismo y la hostelería y, por lo tanto, para el trabajador. En Cádiz, y en toda la provincia estamos viviendo un boom turístico". Y opina que la peatonalización puede reactivar Plaza de España y Argüelles. "Quizá hagan falta más zonas de carga y descarga, pero no tienen por qué estar al pie de los locales", dice.

Zonas de carga y descarga, claro, pero también hacen falta aparcamientos alternativos y un carril bici, entre otras dotaciones, que deben de integrarse en el espacio, explica Jiménez Mata. "En Plaza de España y Argüelles es imprescindible un estudio profundo de ordenación de la zona. La plaza en sí ya es peatonal, pero el perímetro quizá esté demasiado saturado de coches. Tampoco la veo del todo peatonal. Quizá la mejor solución fuese mixta", concluye.

Otro uso a regular es el de las bicicletas. "Hay muchos ciclistas que van por las aceras corriendo y no sé cómo no hay más atropellos. En otro sitios hay carteles que avisan de que el ciclista debe atemperar su velocidad a la de los peatones. En el espacio público hay muchas actividades que están imbricadas y hay que coordinarlas todas. Insisto en que los veladores de los bares y las bicicletas no pueden apropiarse del espacio público y a la hora de planificar, también de peatonalizar, hay que regular, controlar y ordenar de manera equilibrada".

En la misma línea lo entiende su hijo Alberto Jiménez-Mata Ruiz, también arquitecto, con experiencia en otros lugares de España y Europa. Alberto considera que la peatonalización resulta vital en un centro histórico como el de Cádiz, declarado Bien de Interés Cultural desde 1978. "Hay calles como Antonio López que piden a voces que se retiren los bordillos", apunta a modo de ejemplo, y cita como modelo de ciudad en España el de Vitoria. Alberto, además, dice no ver con malos ojos la consulta ciudadana, "siempre que se haga a partir de proyectos elaborados por profesionales avalados por el curriculum adecuado y con experiencia demostrable".

Ahí va otra opinión ciudadana. En este caso, la de José Luis Madueño, propietario del popular Rincón del Madueño, en la plaza de Fragela y vecino nacido en el número 7. "Peatonalizar del todo el Falla sería algo muy bueno. El que viene al teatro ya tiene tres aparcamientos cerca; no hay necesidad de entrar con el coche. Lo único es que habría que mantener los taxis. Los turistas se mueven por las zonas donde están cómodos y buscan terrazas como la que tengo aquí, con vistas al teatro, que es un lujazo, como la de la Catedral. Si el teatro se abriese para poder visitarlo, la peatonalización de esta plaza sería estupenda, porque atraería a mucho turismo".

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