En las caras de los que salían de los pinares del entorno de Doñana había más pesar que cansancio. Es cierto que el incendio que se originó el sábado en Mazagón ha sido muy difícil de atajar por las rachas de viento que se han registrado, pero los efectivos del Plan Infoca y los soldados de la Unidad Militar de Emergencias sabían que las llamas ponían en riesgo espacio natural de gran importancia ecológica.

El dispositivo de la Junta para la prevención y extinción de incendios forestales aportó 225 profesionales, 15 autobombas, 13 medios aéreos y maquinaria pesada. El II Batallón de Intervención en Emergencias de la UME desplegó ayer una segunda compañía para reforzar su dispositivo en este incendio forestal, aumentando a 244 los militares destinados destinado en la zona. El esfuerzo permitió mantener el trabajo de dos secciones en línea con 100 efectivos entre las dos, durante las veinticuatro horas. Este personal trabajó con 12 autobombas y cuatro nodrizas. Todos juntos se afanaron ayer para combatir un fuego que ha arrasado cientos de hectáreas a las puertas de una joya natural. Horas y horas de trabajo que permitieron el control de unas llamas que alcanzaron más de diez metros en algunas zonas.

El dispositivo de la Junta movilizó hasta Huelva a retenes desde cinco provincias

Las Brigadas de Refuerzo Contra Incendios (Brica) de seis provincias de Andalucía participaron en las labores de extinción. La delegación de Granada fue una de ellas. Desde la capital nazarí se desplazaron varios retenes al auxilio de Huelva. Su profesionalidad quedó más que demostrada desde el mismo momento en que requirieron sus servicios. Eran las dos de madrugada cuando fueron alertados de las llamas. Desde entonces han estado trabajado durante dos días, en turnos de más diez horas.

Luis Manuel Martínez es el coordinador de uno de estos retenes. Él y sus compañeros de equipo atajaron uno de los frentes activos. En el último arreón lo hicieron desde las dos de la madrugada de ayer lunes hasta las dos del mediodía. Fueron doce horas sin parar, combatiendo las llamas no sólo con mangueras a pie de tierra, sino con motosierra en mano realizando cortafuegos para impedir que las llamas siguieran avanzado. Era la zona situada frente al camping de Doñana, varios kilómetros hacia el interior del preparque, por la zona de Cabezudos y el Abalorio, donde el fuego comenzaba a amenazar el corazón del Parque Nacional de Doñana.

Su afán se centró en evitar que las llamas alcanzaran las copas de los pinos y que se propagaran desde allí a una velocidad de vértigo, impulsadas por el viento. Una vez que amaneció se incorporaron los medios aéreos. Martínez y su brigada recibieron las primeras luces del día sabedores que aún les quedaba mucho trabajo por hacer. Habían estado toda la noche entre llamas y rescoldos, pero el foco había dejado mucho material de retorno, el que puede provocar que se reavive el incendio.

Cuando llegaron a Huelva sabían que el fuego era de nivel uno y que debían emplearse a fondo, aunque están acostumbrados a hacer frente a este tipo de siniestros. Enrique Cifuentes, uno de los integrantes del retén granadino, agradeció que el terreno arenoso ayudase en cierta manera a llevar a buen puerto las labores de extinción. "Es mejor que la tierra caliza para combatir las llamas", explicó.

Dos días seguidos sin dormir permaneció esta brigada en el entorno de Doñana para evitar una catástrofe ecológica. Ayer regresaron a sus casas en Granada donde les esperaba sus familias. Volvieron sanos y salvos, cansados pero con la satisfacción de haber contribuido a salvaguardar un espacio natural único. La labor de esta brigada y las del resto de efectivos del Infoca -como los de la UME- fueron objeto de elogio por parte de las autoridades del Gobierno y la Junta de Andalucía.