Cádiz

Imperial no avala la continuidad de la planta de Cádiz más allá de 2010

  • La tabaquera aduce que la fábrica se creó en los 80 con un modelo ahora obsoleto

Quince días después de lanzar el plan de reestructuración, Imperial Tobacco argumentó ayer ante los sindicatos las razones que lo motivan. La compañía británica reafirmó ayer su apuesta por los centros de Cantabria y, sobre todo, Logroño, que asumirá parte de la producción de Alicante y deberá prepararse para pasar de 24.000 a 33.000 cigarrillos al año, acercándose así al nivel de las fábricas europeas de la multinacional.

Los motivos por los que los nuevos propietarios de Altadis potenciarán esta instalación son los mismos por los que cerrarán Alicante y dos de las tres plantas del complejo de Cádiz: la concentración de la producción y la mejora de la eficiencia logística. La compañía considera que el modelo organizativo por el nació el centro gaditano en los años 80 se ha quedado obsoleto. Imperial quiere pasar de una fabricación en dos fases a la integración de todo el proceso en una sola factoría.

Cádiz, hasta ahora centro primario, dejará de preparar las ligas -mezcla de distintos tipos de tabaco- que luego sirven para producir el cigarrillo en Logroño -centro secundario-. Este paso, denominado preblending, lo asumirá la factoría riojana, mientras que el sistema de aromatización actual se cambiará por otro, de origen alemán denominado Amrum, que tiene menores costes y que también se puede implantar en las instalaciones logroñesas, según indicaron fuentes de CC OO en la comisión sindical nacional.

Éstas son las dos actividades fundamentales de la planta PPL (planta de preparación de ligas), mientras que la segunda que se cerrará será la de reconstituido, dedicada a producir una especie de pasta a partir de polvo de tabaco. Esta práctica también se abandonará y se sustituirá por una producción de tabaco más barato con el que se obtienen los mismos resultados y sin perder la calidad.

Esta argumentación, clara y desarrollada, se pierde completamente al abordar el futuro de la única actividad que permanecerá en el complejo de Cádiz tras la reestructuración, la planta de expandido. A diferencia de los cierres, la dirección de Imperial no esclareció las razones por las que se mantendrá abierta, ni técnicas ni organizativas ni siquiera económicas -es la producción gaditana más rentable-. Y, además, tampoco fue capaz de garantizar su futuro más allá de 2010, cuando está previsto que culmine el proceso reorganizativo. "El plan es a dos años vista", es el escueto y corto planteamiento de la compañía británica.

Los sindicatos han comenzado ya a estudiar la propuesta de reestructuración y prevén iniciar las negociaciones en septiembre. Será entonces cuando se conozcan los pormenores del ERE, que en el caso de Cádiz se trata de una ampliación del acordado en 2005, en el que se estipularon prejubilaciones para los mayores de 52 años. El recorte previsto ahora afecta a 226 trabajadores, pero sólo 198 superan esta edad, por lo que hay un excedente de 28 empleados que podrían ser objeto de traslados -como también ofreció Altadis inicialmente en 2005- o, incluso, de despidos forzosos.

Éste era uno de los aspectos que la representación laboral esperaba conocer en la reunión celebrada ayer en Madrid. Sin embargo, los detalles relativos a desvinculaciones y, sobre todo, a la reorganización necesaria para continuar la actividad -hay puestos que se quedarían vacíos- no se conocerán hasta después del verano, cuando también está previsto que comiencen un plan de movilizaciones que en Cádiz podría tener especial intensidad ante el temor de éste sea un cierre encubierto.

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