Algunos dan vueltas a la cabeza estos días con su lista a los Reyes Magos, que espera ser más grande este año aprovechando que tras las barbas de Gaspar se esconde el nuevo presidente de las cofradías. Otros aprovechan las fechas para hacer balance de cuanto han realizado este año y se preparan para afrontar un nuevo año, una nueva Cuaresma, una nueva Semana Santa. Pero pocos, muy pocos, piensan ahora en las vacaciones de verano. Esas benditas vacaciones que a algunos les molesta pero que tan buena labor hacen.

Esos pocos se concentran en un rinconcito de la plaza de San Francisco, allí mismo donde se pasan jugando las tardes de verano los niños bielorrusos que vienen a curarse a Cádiz cada verano. De vacaciones, sí. Pero por un motivo más que loable: su salud, afectada por la catástrofe nuclear de Chernóbil.

Todos pensamos en las navidades que ya se han echado encima, en el nuevo año, en los Reyes, Cuaresma, Semana Santa,... Pero ellos tienen la mente puesta en la responsabilidad que adquirieron con el programa de saneamientos de niños bielorrusos. Un programa que se repite cada año y para el que trabajan cada día. Vera-Cruz y Aguaores Blancos, Aguaores Blancos y Vera-Cruz. Día a día, año a año.

Y para hacer más corta la espera y conseguir más fondos económicos con los que llevar a cabo esta labor, Aguaores Blancos ha vuelto a editar un calendario donde cada mes se refleja la alegría de este grupo de niños que tanto debe a Cádiz y que tantas alegrías le dan cada verano a los gaditanos.

Los niños y el convento de San Francisco son los protagonistas del calendario 2009 que ha editado esta asociación benéfica. El fotógrafo Javier Reina, de Capacero, ha puesto su objetivo y Charo Marmolejo, de Sugestión Creativa, ha realizado el diseño del calendario, que cuenta con el patrocinio de una óptica de la capital.

Valgan la portada y esta foto de la izquierda, correspondiente al mes de junio, como ejemplos de esta buena iniciativa para una mejor actividad. Y que las vacaciones se repitan muchos años más.