Cádiz

Calle de la alegría y la soledad

  • Los efectos de la crisis, las distintas legislaciones referentes al consumo y las quejas vecinales han llevado a Muñoz Arenillas a la decadencia · Los hosteleros reclaman volver a poner terrazas en la calle

 Muñoz Arenillas es el nombre de aquella calle donde un día miles de jóvenes se reunieron durante fines de semanas de forma consecutiva con el único fin de hacer de la alegría su compañera vital de la noche. Las quejas vecinales, las legislaciones y la crisis se han encargado de dinamitar ese estado de júbilo que vivía este paraje gaditano cuando la semana llegaba a su fin.

Las malas costumbres de algunos grupos juveniles llevaron a la Asociación de Vecinos 'Reina Victoria' a proponer medidas de carácter restrictivo para el normal tránsito del ciudadano, como vallar el pasaje Reina Victoria, donde estaban los antiguos Multicines. De  esta manera evitaban que alguien ajeno al vecindario entrara en la zona llegada una hora de la noche para evitar posibles molestias y suciedades añadidas. 

 

Además, Horeca (organismo de los comerciantes) propuso acotar la plaza Ingeniero la Cierva, donde también se reunían la juventud en masa, petición a la que se sumo la entidad vecinal. 

 

Por su parte, los hosteleros para sortear el incómodo ruido derivado de la marcha nocturna pusieron sobre la mesa una medida singular como era colocar un toldo acústico que amortiguara la potencia del sonido.

 

Ninguna de estas ideas fructificaron, pero sí lo hizo la ley 'antibotellón' que dinamitó el negocio de los bares. Aunque aquellos que practicaban la costumbre social del botellón apenas consumieran en los locales, esta circunstancia restó ambiente a la zona. 

 

"El botellón fue la perdición, dejaba mucha suciedad, parecía esto un campo de batalla", declara Emilio, propietario del pub Traca Tra, que recuerda como clientes habituales dejaron de asistir a su establecimiento por los efectos negativos que provocaba el 'botellón' en la calle. 

 

 La ley se implanta en Cádiz en enero de 2007. Esta circunstancia motivó que no hiciera falta que llegará la crisis, para pasar del júbilo a una relativa soledad en este emplazamiento.

 

 Antes de esto, el Ayuntamiento había terminado de tramitar, después de unos años de espera, una ordenanza donde se calificaba a la vía como zona acústicamente saturada. Otro mazazo más para los hosteleros.

 

La asociación vecinal 'Reina Victoria' desde hace más de una década lucha contra la movilización juvenil. Con la entrada en vigor de la normativa contra el consumo de alcohol en la calle, los vecinos respiraron con una inquieta tranquilidad, ya que no esperaban que la movida cesara de una manera tajante. 

En el año 2011, otra nueva legislación de carácter coercitivo, la ley 'antitabaco', causaba unas ligeras variaciones en la vida juvenil de este espacio. El organismo vecinal emitió quejas al Consistorio ya que los consumidores de alcohol en los pubs salían a la calle a fumar con el consiguiente ruido provocado.  A pesar de la profunda herida causada por los condicionantes nombrados anteriormente, Muñoz Arenillas permanece como una de las posibilidades de ocio nocturno en la ciudad pese a su estado decadente. 

 

La zona cuenta hoy con alrededor de 10 locales de copas, la mayoría de ellos han cambiado en numerosas ocasiones de dueño por la dificultad de dirigir los negocios. Establecimientos como Traca-tra permanecen anclados en el tiempo aguantando los envites de la crisis económica. Por otra parte, el precio medio de las copas ha decrecido en gran medida respecto a la media habitual en recintos de estas características. Un factor poco habitual teniendo en consideración las circunstancias, donde los precios de cualquier producto tienden al alza.

 

Víctor, uno de los empresarios de la vía, expone sus quejas ante las limitaciones impuestas para ejercer un negocio rentable. "La única alternativa es que nos dejen poner terrazas en la calle como ocurre en otras partes de la ciudad como el Paseo Marítimo", arguye. 

 

Este comerciante que lleva siete años como propietario considera que a los bares musicales de Muñoz se les niega la posibilidad de ampliar aforo con la instalación de terrazas, al contrario de lo que ocurre en otros lugares de la ciudad. "Se debería apostar más por el ocio nocturno, da puestos de trabajo", añade el emprendedor que afirma tener a su cargo tres trabajadores. "Existe también un turismo de ocio nocturno que deja mucho dinero", argumenta Víctor quien asegura los beneficios que acarrea para la capital este tipo de turista . 

 

Emilio, el dueño de Traca-tra, pese a los continuos cambios en su entorno, persiste en su planteamiento empresarial que comenzó hace 26 años tal como él mismo confirma. En relación a lo expuesto con anterioridad por otro de los empresarios de la calle, Emilio hace hincapié en que "los hosteleros de Muñoz Arenillas nos sentimos discriminados respecto al resto de Cádiz". 

 

El empresario recuerda la época en la que todos los establecimientos de la vía poseían estructuras de madera similares a las que hoy se pueden ver por el Paseo Marítimo. "Pero cuando se levantó la calle para hacer unas obras de adecentamiento se llevaron estas estructuras donde podíamos acoger a más clientes y nunca más volvieron", declara. Otra de las quejas se encaminan a desacreditar a las voces que dicen que las condiciones físicas de la calle no son aptas para colocar terrazas, ya que el hostelero considera todo lo contrario.

 

En la actualidad, Francisco Moreno, presidente de la Asociación de Vecinos 'Reina Victoria', afirma que gracias a la presencia policial en la zona se han conseguido erradicar los sonidos  desagradables durante la noche. "El problema es cuando la gente sale de los pubs, la policía está interviniendo bien, aparte ya hay menos juventud", añade. Sin embargo, se mostró contrariado ante la propuesta hostelera de volver a colocar las terrazas en el lugar donde se encuentran los aparcamientos de la vía. "Nos oponemos a la instalación de terrazas, deja mucha suciedad, atrae insectos, no creo que esa sea la solución", manifiesta. 

 

Las relaciones entre el vecindario y los empresarios de los locales no ha sido nunca de las más fluidas. Francisco Moreno, no obstante, expresa su predisposición a una posible reunión, "a ver la solución que le damos y que alternativas nos ofrecen ellos".

 

Una de las claves para evitar en la medida de lo posible las pérdidas es ofrecer las bebidas combinadas a un coste asequible para el público. "Tengo una clientela más o menos fija, mi forma de gratificarles su fidelidad es ofrecerles las copas a un precio más bajo",  asiente Víctor. Por su parte, Emilio considera que "la única forma de competir es con los precios".

 

Una vía que desde el júbilo y la alegría de los propietarios de hace unos años ha pasado a una intranquila soledad.  Una calle destinada para la diversión en compañía, para la irrupción sin obstáculos de la alegría. Sin embargo,  una sensación de aislamiento y decadencia desasosiega cada fin de semana a los amantes del ocio nocturno y a los que se lucran a partir del negocio de la noche.

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