Crónica de un año Esperanzas y decepciones del 2009

Cádiz, del 9 al 10

  • Frente al quebranto del empleo destaca el avance en las obras públicas y el impulso a los proyectos del Bicentenario

1- El Paro: ¿Cómo puede calificarse un año para una ciudad que ha concluido con 14.000 de sus vecinos en situación de desempleo cuando su población apenas si llega a las 127.000 personas? Pues malo, muy malo. Sólo quienes lleven una venda en los ojos o vivan en un mundo paralelo podrían ofrecer otro calificativo como resumen para el 2009 en la ciudad de Cádiz.

Cierto es que, si miramos al ladrillo, la capital ha cerrado un buen año. Se ha avanzado en muchas de la obras ya iniciadas y han comenzado otras muy importantes para la definición de un modelo de ciudad en algunos casos, consideramos, erróneo; a la vez, el diálogo entre administraciones, roto durante una década, ha comenzado a recomponerse. Y el Doce avanza aunque 2009 se haya dejado por el camino proyectos ya irrealizables por la premura de tiempo.

Pero todo ello resulta insuficiente para modificar el adjetivo para un mal año.

14.000 desempleados en Cádiz. Como si todos los vecinos de La Paz y Puntales no tuviesen un puesto de trabajo, una cifra que deja a la ciudad en una situación extremadamente delicada de cara a su futuro. Porque son personas, familias, que no generan riqueza para la comunidad, que incrementan y agotan los recursos sociales del municipio, que crean un estado de ánimo de dejación y abandono, que relegan sus estudios por la búsqueda del más mínimo ingreso que les permita sobrevivir.

14.000 desempleados en Cádiz demuestran los fallos que se han ido cometiendo en el desarrollo de un modelo de ciudad que busca sustituir a la vieja capital que subsistía gracias a las empresas públicas ya inexistentes.

Cierto es que el paro de 2009 no es un problema limitado a estos diez kilómetros cuadrados de ciudad, e incluso que el incremento porcentual ha sido sustancialmente menor que en las poblaciones del entorno (como la tragedia que se sufre en Jerez, a pesar de todo su suelo y todo su supuesto potencial como ciudad) y que la solución al mismo tiene un carácter metropolitano. Pero también es cierto que saca una vez más a la luz las deficiencias del crecimiento de los últimos años, de las deficiencias de la propia sociedad gaditana.

14.000 parados dejan clara la pérdida del modelo productivo que durante décadas funcionó en la ciudad, una ciudad que aún no ha sabido asimilar, ni buscar alternativas, a la tabacalera, a la industria aeronáutica o al propio astillero. Llevamos años hablando de la ciudad del comercio, el turismo, la cultura y el ocio; tantos años como se han perdido para prepararse de forma adecuada para responder a estos nuevos retos. Salvo las excepciones que confirman la regla la sociedad gaditana opta por lo sencillo y huye del esfuerzo, de la necesidad de mejorar la formación y la educación, de la necesidad de marcarse unos objetivos ambiciosos y luchar por ellos. Por el contrario, aquí se prefiere la cerveza y el sol de La Caleta, siempre con el subsidio de las administraciones como resguardo, incapaces de zarandear a la sociedad y hacer ver que si algo se quiere algo debe costar.

Lo malo es que esta filosofía del mínimo esfuerzo ha sido también absorbida por una parte de quienes cuentan con un puesto de trabajo, ya sea en las administraciones públicas como en las empresas privadas. El año recién concluido, lleno de crisis, nos ha permitido ver claramente quiénes, de quienes tienen la fortuna de contar con un empleo, están dispuestos a trabajar por él y a esforzarse.

Hasta que Cádiz no logre cambiar este concepto de sociedad (la misma que permite que se destroce el mobiliario urbano, se llenen sus paredes de pintadas o es incapaz de llenar su teatro, sus museos o sus salas de exposiciones, por poner algunos ejemplos de progreso social e intelectual) difícilmente podrá cambiar y evolucionar.

2. Las Obras: Frente a todo ello, que no es poco, el 2009 ha sido un buen año en lo que se refiere a obras públicas. Más que bueno, bien podía considerarse un año excelente lo que teniendo en cuenta el diminuto territorio sobre el que se mueve esta ciudad y la importancia que tienen en ella las obras impulsadas por las administraciones es siempre una gran noticia.

Entre todo lo realizado, la apertura del renovado Mercado Central de Abastos justifica el dinero público invertido por el Ayuntamiento, a pesar de las zancadillas puestas por la administración central en este proyecto. Queda agilizar la segunda fase (la portada principal, la nueva plaza y la urbanización de las calles) y confiar en que los detallistas asuman la necesidad de abrir, al menos algunos días de la semana, también por la tarde. Este equipamiento, bien gestionado, puede ser uno de los motores de la economía del casco antiguo.

En año nos trajo, ¡por fin!, la apertura del espacio Entrecatedrales, que tiene también un potencial cultural importante, así como la apertura de La Báscula, que aunque pueda haber pasado desapercibida para el gran público supone un destacado paso cualitativo en la atención al colectivo de jóvenes de la ciudad.

El dinero del Estado, tan remiso para el mercado central, sí le ha servido al Ayuntamiento para ejecutar la rehabilitación de la Cárcel Real y para ejecutar obras en la red viaria (como el paseo marítimo de La Paz) muy importantes.

En el 'debe' municipal queda para vergüenza de sus gestores la incapacidad para terminar de una vez por todas el parque de Astilleros, en cuya construcción -piscina cubierta incluida- se acumulan más años de obras que lo que se tardó en hacer el soterramiento o lo que costará el segundo puente -que sí avanza con una velocidad endiablada cumpliendo el compromiso del Ministerio de Fomento. Preocupa también el parón, largo en el tiempo, de la conversión del cementerio de San José en parque público. Parece que las zonas verdes, cuando superan en tamaño a una mera plaza pública, se le enquistan al gobierno del PP, y en el caso del camposanto con el agravante de los cientos de gaditanos que fueron asesinados por los golpistas de 1936 y que aún descansan bajo en cemento sin saberse cuándo podrán ser recuperados sus restos.

Ruboriza a este cronista volver a hablar del proyecto del hotel de lujo en el Valcárcel. Sólo reiterar lo dicho en anteriores ocasiones: aún estamos esperando a que los responsables políticos de este fracaso o bien presenten su dimisión, por incompetentes, o bien se dignen a disculparse ante la ciudadanía. Lo cierto es que siempre nos quedará el Estadio Carranza. El 2009 año ha cubierto otra de sus páginas de gloria con la aprobación de una millonaria inversión para pagar a un club privado una tribuna nueva.

3.La Cultura y el ocio: El 2009 ha reafirmado el liderazgo de la capital en cuanto a programación cultural y de ocio durante el verano, aunque persiste un evidente déficit el resto del año, con la necesidad de redefinir los distintos festivales (teatro, cine, danza...) que se celebran para conseguir una mayor difusión y un contenido más atrayente para lo que no estaría de más un mayor apoyo de las administraciones culturales del Estado y de la Junta.

Claro que en el caso de la Delegación Provincial de Cultura, más vale estar callado y que no se note que Cádiz existe. El 2009 empezó con el mazazo de este departamento al considerar BIC al edificio de la Aduana dando sin duda la puntilla a la posibilidad de conseguir que el Plan Plaza de Sevilla esté listo en su mayor parte para el Doce. Por si fuera poco, a lo largo del año anunció la protección de otros edificios de la ciudad, decisión que en algunos casos afectaba de lleno a los intereses de otras administraciones gobernadas por socialistas, lo que sin duda ha sido un despiste imperdonable de quienes mandan esta Delegación. Y no hablemos de la ansiada ampliación del Museo de Cádiz, que iba a ser una de las joyas de la Junta de cara al Bicentenario y que al final se tendrá que conformar sólo con el nuevo edificio de la Casa Pinillos.

Por lo demás, el pasado año se asentó en parte de la programación de ocio de la ciudad el 'todo gratis', mala forma de acostumbrar a los ciudadanos a entender que todo lo que se hace nos debe costa algo.

4. El Bicentenario: El Doce está a la vuelta de dos años. El ejemplo de San Fernando, con una programación muy pobre, debe servir de lección a la capital, aunque bien es cierto que ésta está trabajando en este proyecto desde hace años. El compromiso municipal es cerrar el 2010 con lo que se considera el 'esqueleto' de la programación. Con la confianza de que el Consorcio se espabile de una vez por todas, lo que Cádiz necesita es una programación amplia, que se extienda a lo largo de todo el año, y variada donde no se olvide que el eje central de la celebración es el bicentenario de un texto constitucional y que si esta idea seguramente no atraerá a miles de visitantes sí servirá para dar prestigio a la capital y posibilitará recuperar pasados tiempos de esplendor educativo y cultural. Pero junto a ello, la capital tiene que saber vender todos sus encantos porque, al fin y al cabe, será su última oportunidad para montarse al tren del progreso. Y eso se logra sólo con ambición.

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