proceso de integración puerto y ciudad

Cádiz debe buscar su propio modelo

El cambio de ubicación de los contenedores, esos cajones metálicos vistos para los empresarios del muelle como fuente vital de ingresos y para la ciudadanía como unos feos armatostes que sólo provocan ruido y suciedad, llevará consigo la posibilidad de cambiar el modelo de ciudad. A Bilbao le costó tres millones de euros y 25 años de su historia convertirse en el exitoso modelo de ciudad que ahora tiene. La ciudad de Cádiz y su Bahía no tiene no tiene ni lo uno, ni lo otro. Adolece de dinero y de falta de mimo y no le queda apenas tiempo si quiere salvarse del KO técnico. El Ayuntamiento y, sobre todo, la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz van ahora de la mano en la búsqueda de ese modelo de cambio que finalmente se convierta en una oportunidad real para unos y para otros, para el puerto y para las más de 10.000 personas que comen de sus tráficos, y para los gaditanos que miran con envidia a Málaga, Bilbao, Valencia o Barcelona como si a ellos todo esto le cayera alguna vez del cielo. Ambos, Ayuntamiento y APBC han optado por dejar en manos de la Universidad el diseño de ese modelo y la difícil tarea de recoger en éste la idiosincracia de una ciudadanía ávida de buenos y desinteresados consejos. De momento, a trancas y barrancas, y gracias al empuje y tesón de personas como las aquí entrevistadas se ha abierto un proceso participativo en el que la ciudad habla y cuenta qué quiere ser de mayor. Unas veces con mayor dejadez que otras, unas veces con más interés que otras, pero la ciudadanía va dejando claro como debe ser ese nuevo Cádiz que, con permiso de la autoridad, de la portuaria, es ahora posible. En una segunda fase, otros serán los que entren a gestionar todas esas ideas aportadas por la ciudadanía a las que habrá que sumar un modelo de gestión que haga de todo esto un modelo rentable de negocio y que, a la vez, sea sostenible y amable para Cádiz.

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