Belén González Dorao. gerente de la cámara oscura de la torre tavira

"El turismo no puede caer en manos de aficionados"

  • Belén Torre Tavira. Suya fue una de las iniciativas más brillantes de promoción turística de Cádiz, la cámara oscura, que se acerca a los 25 años

En la imagen, Belén González Dorao.

En la imagen, Belén González Dorao. / Germán Mesa

Sin aliento, 173 escalones después, alcanzamos la cumbre, Belén González Dorao, o Belén Torre Tavira, como también se le conoce después de casi 25 años al frente del proyecto turístico de la cámara oscura, la primera de España, a buen ritmo; el que esto escribe a duras penas. Cádiz a nuestros pies.

-Por el ascensor ni le pregunto.

-Estaba recién embarazada de mi hijo cuando presentamos el primer proyecto y hoy mi hijo está en Secundaria. Aquí viene gente diversa, muchos estudiantes, pero cruceristas, por ejemplo, menos. ¿Por qué? Porque muchos cruceristas tienen una edad y no se arriesgan a subir 173 escalones.

-Hablaban de impacto visual.

-¿Impacto visual? (Va señalando alrededor todos los horrores -no muchos, es cierto-, que rompen la simetría de la trama urbana). Mira, impacto visual; y ahí, impacto visual; y allí. El impacto visual es importante y hay que proteger nuestro patrimonio, pero también hay que tener en cuenta las necesidades de los usuarios de los edificios que habitamos.

-¿Cuánta gente ha pasado por aquí en todo este tiempo?

-Más de un millón. Alcanzamos el millón hace poco.

-¿Y le dieron un ramo de flores al visitante un millón?

-No, nos dimos cuenta después al hacer un histórico de visitas.

-Uno se da cuenta de lo que es Cádiz desde aquí arriba.

-A un visitante yo le diría que para conocer Cádiz lo primero que tiene que hacer es subir a la Torre Tavira. Aquí se toma conciencia de su insularidad. Te ubicas, explicas su significado y ya, después, te vas a dar un paseo por la ciudad. La disfrutas mucho más.

-¿Sigue subiendo a mirar Cádiz?

-Mogollón. No me canso. Y eso que cierro los ojos y te puedo dar una sesión de cámara oscura a ciegas. Desde aquí arriba, tienes esa sensación de libertad con el viento golpeándote, el cielo azul, la luz de Cádiz, que sólo es de Cádiz.

-¿Y descubre cosas nuevas?

-Me encanta ver las mejoras que los vecinos están haciendo en las azoteas. Hay mucha vida en las azoteas. Me recuerda a mi niñez cuando subía con mis padres. Esa vida de azotea me cautiva.

-¿Qué más echa de menos del Cádiz de su infancia?

-No echo de menos cosas, echo de menos a personas. Yo jugaba de niña en la Plaza Mina y ahí han jugado mis hijos, me encantaba el ficus de la Alameda y ahí sigue estando. Nací en Cádiz y sigo viviendo y disfrutando en Cádiz.

-Pero usted es una mujer viajada, estudió en Inglaterra y Francia, ha vivido en Cornualles...

-Porque es vital salir, aunque sólo sea para tener esa perspectiva y valorar lo que tenemos. Desde fuera te das cuenta de lo que tienes. Uno de los secretos del turismo es que la gente conozca lo suyo porque lo que no se conoce no se valora, lo que no se valora no se quiere, y lo que no se quiere no se cuida.

-Lo de viajar le venía de sus padres.

-Viajar y relacionarse con gente de otros lugares. Aunque pienso cómo viajaba mi padre, que era fiel a su agencia de viajes. Ahora mis hijos no saben ni lo que es una agencia de viajes. Buscan un destino, crean un foro y se juntan luego en el destino gente de un montón de nacionalidades. El turismo ha vivido una revolución con la era digital. En mi casa siempre había invitados extranjeros o los alumnos de mi madre preparando el vestuario para una obra de teatro. El intercambio cultural en mi casa era un adelanto de lo que íbamos a vivir.

-¿Recuerda su primer día en la torre?

-Lo recuerdo todo, los olores, el sonido de la cerradura y ese esperar a que alguien entrara, que no entró nadie.

-Qué vértigo.

-Figúrate, aquí estaba metido el dinero de mi madre, el mío... Pero no podía fallar. A todo el mundo le gusta subirse a torres a recrearse con vistas. Y nuestras vistas son inmejorables. ¡Y encima a través de una cámara oscura!

-Por entonces en Cádiz de turismo patrimonial había poco.

-Muy poco comparado con ahora. Estaba abierta la Catedral, el Museo y poco más.

-Y mira que potencial hay.

-Empezando por el clima. Figúrate ese noruego que viene de nieve hasta las cejas, a 15 grados bajo cero en pleno enero y llega aquí, a esa playa de Cortadura, a 15 grados a las tres. Los que ahora disfrutamos de los regalos que tenemos, esa historia de tres mil años, esa climatología, ese paisaje, ese patrimonio, tenemos la responsabilidad de currarnos el ponerlo en valor. Consiste en convertir ese recurso en producto. Es nuestro ejemplo. Tenemos un recurso: vistas; creamos un producto: cámara oscura. Y desde el producto se genera riqueza y empleo.

-Se ha avanzado mucho en estos años, la oferta ahora es mucho más diversa.

-Indudablemente, pero no nos podemos dormir en los laureles. ¿Conoces a alguien que no sepa lo que es la Coca Cola? Y la Coca Cola se sigue anunciando. Pues igual. La gente no viene a Cádiz porque un día se levante y diga me voy a ir a Cádiz. No, eso necesita una promoción. Los que nos dedicamos al turismo tenemos todos algo en común: nuestro producto se consume en destino. No facturas on line, hay que traer aquí al cliente para que figure en la cuenta de explotación.

-Y una vez que ha venido, que hable bien de ti.

-Por supuesto. Si estás haciendo un esfuerzo titánico, con un montón de competencia, para que el visitante se decida por Cádiz y no cumples las expectativas has hecho un mal negocio que te afecta a ti y a todo el destino.

-El principal enemigo es el amateurismo. Estoy pensando en nuevas fórmulas como Airbnb.

-Propuestas como Airbnb tienen una doble cara. ¿Por qué no ves bien Airbnb?

-No, yo no. A mí me parece estupendo, pero creo que a los hoteles no.

-Antes los hoteles tenían un monopolio que ya no tienen. La gente va a seguir yendo a hoteles porque no hay nadie a quien no le guste un buen hotel, pero ahora hay otras posibilidades de viajar.- Pueden convivir las unas con las otras. Otra cosa es la regularización. Los apartamentos tienen que ser llevados por gente profesional que cumpla unos cánones de calidad. No me vale alguien que vaya a ganar algo de dinero alquilando un piso que no está acondicionado, ni regulado, porque eso acaba por hacer daño a todo el entorno. Hay que tener cuidado porque no podemos dejar nuestra principal industria, el turismo, en manos de aficionados.

-En Barcelona Airbnb ha llevado la masificación, la turistificación y la turismofobia.

-La masificación acaba con la calidad y dejas de ser un destino atractivo. Antes que la cantidad, hay que preocuparse por la calidad, que es una inversión más segura a largo plazo. No me gustan los boom en los que se crece muy rápido porque todo lo rápido que has crecido puedes caer. Y cuando caes muy rápido es más difícil recuperarte. Torre Tavira creció poquito a poco, fue un proyecto levantado con paciencia y dedicación y ahora es una oferta sólida. Empezamos tres empleados y ahora somos 18.

-Y montando cámaras oscuras por toda España.

-Hemos montado las ocho que hay en España y la de Lisboa y la de La Habana.

-Están con el proyecto Cámara Oscura World, mostrando todas las cámaras oscuras del mundo. ¿Cuántas hay?

-Más de 60.

-¿Las conoce todas?

-Qué va, un 20%.

-¿Cuál es su favorita?

-Por motivos sentimentales la de Edimburgo, una de las más antiguas, de 1853, que fue en la que nos basamos para poner la de Cádiz. Fue obra de una mujer, Mary Short, la heredera de un inventor de artilugios muy interesada en la óptica. Está en un lugar céntrico de Edimburgo y es impresionante.

-Ha impulsado asociaciones empresariales. Es de las que cree en el trabajo en equipo.

-Yo no voy sola ni a la vuelta de la esquina. Siendo un equipo somos fuertes, yendo solos no somos nada. El fuerte que tiene Cádiz provincia es que por la mañana estás en Cádiz y por la tarde en la Sierra. Es diversa. Lo que tenemos que hacer es vender el destino y decir al potencial cliente que somos un puzzle y cada pieza es distinta.

-Que con los localismos no vamos a ninguna parte.

-No tienen sentido. Jerez no es un competidor de Cádiz, es un aliado. Si vendes Cádiz estás vendiendo costa y sierra. Tarifa y Grazalema. Náutica, senderismo, caballos, flamenco, naturaleza, cultura y gastronomía. Todo está bajo el paraguas de la palabra Cádiz. Cuando estás en cualquier sitio sólo mencionar la palabra Cádiz provoca una sonrisa. Es algo que hemos conseguido.

-También hemos conseguido que se diga la palabra Cádiz y se asocie a desempleo.

-Por eso el mensaje que tenemos que lanzar es que también somos referente de cosas buenas. Desde Cádiz han salido emprendedores que sacan adelante magníficas iniciativas. Toda esa creatividad del carnaval hay que convertirlo en producto. Vale, todo el mundo sabe que está ahí, pero hay que saber situarlo en el mercado.

-Pues vayamos a nuestros puntos débiles. Usted tiene mundo. ¿Qué ha visto fuera que a nosotros nos falle?

-He vivido un par de años en Cornualles y allí la característica que más me llamó la atención fue que todo el mundo conoce al dedillo su patrimonio, en cada casa hay un prescriptor. Les sale solo. En Francia, que es el país del mundo que más turistas recibe, todos piensan que lo suyo es muy bueno y, la mayor parte de las veces, lo es. Nosotros no hacemos las cosas mal. Es más, las hacemos muy bien porque sino no estaríamos detrás de Francia entre los países con más visitantes reciben. Necesitamos ese puntillo de creer en nosotros.

-Por ejemplo, que Cádiz, como marca, venda un mensaje y no treinta.

-Claro. Somos muy pesados los empresarios turísticos porque parece que siempre decimos lo mismo. Pero no es que digamos lo mismo, es que lo decimos de nuevo. Sé que un plan estratégico suena a lo de siempre, pero necesitamos saber dónde estamos a dónde nos dirigimos y cómo queremos llegar. Que si las cosas vienen mal dadas paramos en un lugar a refugio pero sabiendo que nuestro destino no es ése. Para eso tenemos que estar unidos los empresarios y tener una línea de actuación común con las administraciones.

-No sé los empresarios, pero sé que las administraciones son unos reinos de Taifas.

-Gente que va por su cuenta hay en todos lados. El Patronato de Diputación hace un excelente trabajo de promoción del destino que se materializa en aumento de turistas. Pero también es cierto que los empresarios. Los que estamos al pie del cañón, no nos podemos encontrar con una campaña turística que hemos conocido por los medios de comunicación. Sería mejor dar un mensaje consensuado por toda la comunidad turística. Vamos a crear campañas globales identificando todas nuestras posibilidades para no perder tiempo, dinero y energía.

-Todo esto es muy vaporoso. ¿A qué se refiere en concreto?

-Si esto es muy simple: pensemos en el destinatario, pensemos en el cliente. No se trata de decirnos a nosotros quién ha sido el que lo ha hecho mejor, sino que todos juntos hayamos creado un proyecto común en el que todos ganemos. Empezando por el visitante. Por que si no gana el visitante, no ganamos ninguno. En este sentido, en el de trabajar en equipo, queda aún mucho trabajo por hacer. Yo tengo unas cuantas palabras preferidas. ¿Sabes cuál es una de mis preferidas?

-¿Cuál?

-Equilibrio. En la palabra equilibrio está el secreto de todas las cosas. Queremos calidad, pero necesitamos cantidad para ser rentables y seguir creando empleo y riqueza. Trabajemos en esos equilibrios. Y pensemos en el mañana, pensemos en que no queremos convertirnos de la noche a la mañana en lo que no somos, sino poco a poco ser lo que somos. Eso vende y además aporta mucha satisfacción.

-¿Qué más palabras favoritas tiene?

-Pasión, que es lo que siento por mi familia, por mi trabajo y por Cádiz.

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