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Cádiz

Año nuevo, plenos viejos

Casi todos los concejales que tomaron la palabra en el Pleno de ayer arrancaron su intervención dedicando unos segundos a felicitar las fiestas a toda la Corporación y a desearse mutuamente un feliz año nuevo, tal y como había hecho la alcaldesa en la apertura de la reunión. Estos buenos deseos trajeron cierta calma a un acto en el que hubo debates y algunos argumentos, a veces muy técnicos desde el punto de vista económico, pero que, a ratos, cayó en los vicios y errores de antiguos plenos: uso excesivo de los turnos de palabra, derivaciones del tema al debatir con frases hechas y referencias que nada tienen que ver con Cádiz y, desgraciadamente, algunas descalificaciones que, una vez más, no fueron cortadas a tiempo y que a los concejales le parecen divertidas, a tenor de cómo se lo pasan cuando la lanzan por los micrófonos o por lo bajini, pero que dicen muy poco de su carácter de representantes públicos.

La diana fue esta vez Federico Pérez Peralta, quien fue calificado por José Blas Fernández como "sepulturero" del PSOE que perdió las elecciones en 1995. Lo dijo más de una vez y tuvo que gustar, porque Romaní no dudó en emplearlo en su turno de palabra provocando ya la airada protesta de un Rafael Román que pidió respeto. Fue entonces cuando de los bancos socialistas empezó a llamársele, con igual jolgorio, a Romaní "míster Cádiz".

También pidió respeto el propio Pérez Peralta, que llegó a felicitar a José Loaiza por haber protagonizado una intervención "elegante", al tiempo que le recomendó que diera algunas "clases pedagógicas a sus compañeros de grupo". Pero José Blas Fernández insistió y luego suavizó la descalificación: cambió sepulturero por "enterrador", un oficio, por cierto, tan digno como el de concejal.

Fue entonces cuando la alcaldesa hizo lo que tenía que haber hecho cuando escuchó la expresión por primera vez: llamar al orden y evitar que la descalificación siguiera su curso legal.

Por lo demás, el Pleno se extendió más de lo debido por el exceso que del uso de la palabra hicieron tanto el PP como el PSOE. Hasta la alcaldesa reconoció a Sebastián Terrada que su intervención se había ajustado exquisitamente al tiempo estipulado, lo que no ocurrió con los otros concejales. Fue la única referencia a Terrada, porque en ningún momento los concejales del PP consideraron oportuno contestar a las argumentaciones esgrimidas por el portavoz del partido más minoritario, cuya representación merece un poco más de respeto en atención a los gaditanos que le votaron y a su propia responsabilidad como oposición. Su intervención fue seguida en animada charla y algunas risas por algunos de los concejales del equipo de gobierno, cuyo chip democrático parece en esos momentos necesitar de alguna reparación.

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