Cádiz

Alegría con ciertas reservas

  • Las familias de la séptima fase de remodelación del Cerro del Moro no quieren hacerse ilusiones sobre el anuncio por parte de la Junta de la licitación de la obra para el próximo año

Contentos pero con reservas. Ni la asociación de vecinos del Cerro del Moro ni las familias afectadas por la séptima fase de rehabilitación de este barrio quieren hacerse ilusiones sobre las declaraciones que hizo la pasada semana el consejero de Fomento y Vivienda de la Junta de Andalucía, Felipe López, quien anunció que está previsto que a principios del año que viene se licite la construcción de 67 viviendas en régimen de alquiler con opción a compra en el Cerro del Moro.

Con esta actuación, se retomaría el plan de remodelación de este barrio, paralizado desde 2012, cuando se entregaron las llaves de los pisos nuevos correspondientes a la sexta fase -la última que se construyó-. Todavía quedan dos fases más por realizar para acabar con todo el proyecto.

La AVV recuerda que no es la primera vez que prometen el comienzo de la séptima faseLos edificios que habitan las familias pendientes de traslado están en pésimas condicionesEl Defensor del Pueblo se ha comprometido a luchar para que continúe la renovación del barrio

"No es la primera vez que nos prometen el comienzo inminente de las obras de la séptima fase; tanto la Junta como el Ayuntamiento", comenta Candelaria Grimaldi, presidenta de la asociación e vecinos, quien recuerda que la última ocasión fue a principios de 2016: "El delegado de Fomento y Vivienda de la Junta estuvo en la asociación de vecinos y nos dijo que las obras para el derribo del edificio ya estaban licitadas para 2016, que solo quedaba firmar un acuerdo con el Ayuntamiento y que nos lo mandarían cuando estuviera. Pero nunca nos llegó ese acuerdo y el edificio sigue en pie".

Y es que para levantar los nuevos bloques de la séptima fase, primero hay que derribar el que habitaban las familias que se fueron a vivir a los edificios de la sexta fase y que se encuentra en estado ruinoso. De hecho, tiene las puertas y ventanas tapiadas para que no entren okupas, porque existe riesgo de derrumbe de algunas zonas.

Pero los edificios en los que viven actualmente las familias que se mudarán a esa séptima fase -situados en las calles Trafalgar y Batalla del callao, y denominados Grupo San Fermín- no están mucho mejor. Son muy antiguos, tiene grietas, humedades y, desde hace tiempo, se desprenden cascotes de la fachada y del vuelo de la cubierta. Además, "hay ratas, ratones y cucarachas por la mala calidad de la construcción, porque los edificios están huecos", según Ana María Silva, una de las vecinas.

La presidenta de la AVV manifiesta su miedo de que se produzca algún derrumbe importante debido al fuerte viento que ha estado soplando estos días.

Además de todo esto, las personas que habitan en estos bloques -gran parte son mayores y con problemas de salud y movilidad-, se encuentran con muchas barreras arquitectónicas: desde una acera altísima en la calle hasta varios escalones para acceder al portal y, sobre todo, la ausencia de ascensor. Esto provoca que algunas no puedan salir de sus casas y otras, para hacerlo, tengan que ser cogidas a peso entre varias personas.

Otro problema que tienen estas viviendas es que son muy pequeñas. Ana María Silva explica que la suya tiene menos de 40 metros cuadrados habitables y el resto de los pisos cuenta con unas dimensiones similares. "El cuarto de baño tiene un metro cuadrado y el cochecito de mi nieto no entra en la casa. Algunos vecinos no pueden meter la silla de ruedas porque no pasa por la puerta. ¡Esto no es vida!".

"Las obras de la séptima fase son muy necesarias, no sólo por estética, porque esta es la zona que está peor del barrio, sino por la calidad de vida de las familias que viven en esos bloques que están pendientes de rehabilitar", señala Candelaria Grimaldi.

Ana María Silva y su marido, Luis García Mayor de Londoño, lamentan que tanto ellos como todos los habitantes de estos bloques llevan ya demasiados años sufriendo la misma situación. "Nos dijeron que toda la remodelación del barrio se haría en diez años, llevamos 18 de retraso y estamos desesperados. Algunos vecinos temen no llegar a ver sus nuevas casas, como de hecho ya ha ocurrido con varios que han fallecido", afirma Ana María.

Sobre el anuncio realizado por el delegado de Fomento y Vivienda, temen que sea "una promesa electoral más y que luego se quede en papel mojado. No queremos palabras, queremos hechos", manifiesta esta vecina, a lo que Candelaria Grimaldi añade: "No queremos más promesas incumplidas".

La presidenta de la asociación de vecinos cuenta que a principios del pasado mes de marzo, representantes de esta entidad y algunos vecinos del barrio se reunieron con el Defensor del Pueblo Andaluz, Jesús Maeztu, quien vivió muchos años en el Cerro del Moro y fue uno de los impulsores de la transformación de esta zona de la ciudad. "Él, como Defensor del Pueblo, se ha comprometido a luchar para que continúe la renovación del barrio y llegue a finalizarse el proyecto. Esto nos ha dado mucha esperanza. Y ahora, con el anuncio de la Junta de Andalucía, tenemos la ilusión de que realmente comiencen las obras de la séptima fase cuanto antes", afirma la dirigente vecinal, quien expresa el deseo de las familias afectadas de que las obras del Cerro del Moro se realicen antes que las de Matadero "porque este proyecto es anterior al de Matadero", sostiene.

Cabe destacar que el delegado de Fomento y Vivienda también anunció hace unos días la reanudación del proyecto de Matadero, y dijo que la intención es que antes de que finalice este año se licite la segunda fase.

Respecto a la séptima fase del Cerro del Moro, para que los vecinos puedan mudarse a sus nuevos bloques, tienen que hacer una cesión de las escrituras de sus casas actuales a la Junta de Andalucía y pagar la diferencia de metros cuadrados con las nuevas, según explica Ana María, quien indica que todavía no han comenzado con este proceso porque están pendientes de que acaben de realizarlo algunas familias de la fase anterior.

El proyecto inicial de remodelación del barrio contemplaba que, tras la reubicación de todos los vecinos en sus nuevas casas, la zona del Grupo San Fermín se destinaría a una parroquia o un edificio social y a zonas verdes. Pero desde la AVV señalan que se hizo una variación en el proyecto y se planteó construir más viviendas, una cuestión que no está muy clara. En cualquier caso, esta sería la octava fase y con ella se terminaría la transformación integral del cerro del Moro, un barrio que se encontraba aislado y, gracias a esta intervención, ha quedado totalmente integrado en la ciudad.

Los vecinos reconocen que ellos se conforman con que se lleve a cabo la séptima fase y puedan por fin vivir dignamente.

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