TV-Comunicación

El K-pop y las telenovelas reinan en Corea del Sur

  • Los grupos de pop electrónico y las series pretenden convertirse en la base de la economía surcoreana

La música K-pop, pop electrónico de origen surcoreano con seguidores en todo el mundo, y las producciones televisivas, especialmente las telenovelas, son la apuesta de Corea del Sur para impulsar su economía, la undécima del mundo.

Las autoridades surcoreanas buscan aumentar las ventas de estos productos culturales made in Korea más allá de Asia, donde ya cosechan un enorme éxito, para suplir el estancamiento en las exportaciones de vehículos y móviles de última generación, un nicho que consideran que comienza a agotarse. "La 'ola coreana' (cultura contemporánea de Corea del Sur) sólo tiene popularidad en Asia. Nos falta mucho camino que recorrer para ser globales", explica Kang Myung-shin, directora del centro de Convergencia Cultural de Corea del Sur, un organismo de apoyo a nuevos creadores.

Pese a ello, las exportaciones de Corea del Sur relacionadas con la denominada 'ola coreana' alcanzaron en 2015 los 8 billones de wones (unos 6.400 millones de euros), lo que supone un aumento del 2,2% respecto al año anterior y contrasta con la caída de un 8% registrada en el conjunto de exportaciones del país asiático. En concreto, la exportación de películas coreanas se disparó un 222% respecto a 2014, mientras que la de las series de televisión y la música creció un 30,7 p% cada una, según datos publicados por el gobierno.

Corea del Sur representa un 3% del mercado global cultural frente a otros países como Estados Unidos, que copa el 30%, o Reino Unido, que ocupa alrededor del 5% del mercado, según datos del centro de Convergencia Cultural. "Es el momento de que la producción coreana, que tiene mucho potencial, se expanda. Tenemos que mirar fuera e internacionalizarnos, ya que nuestro obstáculo es que la demanda nacional es pequeña", afirma Kang en referencia a la población del país, unos 50 millones de habitantes.

Para ello, Corea del Sur construye al norte de Seúl un gigantesco parque temático de 302.000 metros cuadrados dedicado al K-pop y a las series de televisión que estará terminado en torno a 2019. Este complejo, cuya construcción comenzó en mayo, ofrecerá conciertos del exitoso K-pop "365 días al año", clases de maquillaje para promocionar la potente industria cosmética del país, espectáculos de gestas históricas y simuladores de realidad virtual.

El K Valley será un escaparate de la cultura coreana y atraerá, según sus estimaciones, a unos cinco millones de visitantes al año, la mayor parte de ellos procedentes de China, Japón y los países del sudeste asiático, donde el K-pop y el cine coreano son tremendamente populares. Aunque en la actualidad las producciones coreanas triunfan en la región, la primera serie de televisión en alcanzar el éxito internacional fue Una joya en el palacio, de 2003, un drama histórico sobre la primera mujer médico en la corte coreana que se emitió en México y Perú, entre otros países.

La última serie procedente del país asiático en destacar por su audiencia fue Descendientes del sol, estrenada en febrero, con una trama romántica entre un militar y una doctora destinados a un país de Europa del este y que, debido a su contundente éxito internacional, será adaptada al cine. Las telenovelas coreanas se han convertido también en un reclamo turístico. De hecho, el set en el que se rodó Descendientes del sol se ha convertido en una atracción turística que recibe 3.000 visitantes al día desde este verano y los estudios de MBC, la cadena pública surcoreana, atraen a cientos de turistas, -la mayoría adolescentes-, gracias a sus culebrones.

En cuanto al panorama musical, las bandas como Big Bang, un grupo de cinco chicos que alternan el coreano con el inglés en sus canciones a medio camino entre la electrónica y el hip hop, ya cuenta con clubes de fans en países hispanohablantes como Argentina o Chile y demuestran que el K-pop se está convirtiendo en un fenómeno sin fronteras.

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