TV-Comunicación

Super Mario eclipsa a Río

  • Tokio recoge el testigo de manera espectacular mientras que Brasil se despide de los Juegos Olímpicos a ritmo de Carnaval en Maracaná.

¿Se imaginan a Ana Botella disfrazada de algún dibujo de animación de nuestro país? No sabemos cómo hubiera sido la presentación de España si la jugada del relaxing cup of café con leche le hubiera salido bien a la ex alcaldesa de Madrid, pero la aparición del ministro japonés en la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro no tuvo precio. Para recoger el testigo para Tokio 2020, Shinzo Abe se vistió de Super Mario Bros. Desde ese momento lo que había ocurrido hasta entonces en el estadio de Maracaná pasó a un segundo plano. El espectáculo brasileño, de nuevo de mucho color y con una buena dosis de iluminación, quedó eclipsado por la presentación que hicieron los japoneses del evento deportivo que albergarán dentro de cuatro años. Y no solo por Super Mario. La coreografía de los bailarines y las últimas tecnologías utilizadas para llevar a cabo el espectáculo fueron impresionantes. Hay quien decía en las redes sociales que ya iba a empezar a ahorrar para poder viajar al país nipón solo por disfrutar de la ceremonia de apertura.

Desde el punto de vista de la televisión estos Juegos Olímpicos han destacado por la pobre realización. En la ceremonia de clausura no podía ser menos. Al igual que ha ocurrido en la mayoría de pruebas deportivas las imágenes emitidas iban por un lado y lo que ocurría en el estadio de Maracaná por otro. Un estadio con asientos vacíos en parte debido a la lluvia que empañó la celebración. El problema que tienen las ceremonias de clausura es que se trata de un momento menos festivo, el desfile de los deportistas olímpicos es más pobre que el de la inauguración ya que muchos se han marchado a sus países. Por eso hay que desplegar todo lo mejor, para sorprender y que los presentes en el estadio y los espectadores recuerden los Juegos Olímpicos con buen sabor de boca. A ritmo de Carnaval Río de Janeiro transmitió diversión y positividad. Pero han faltado rostros conocidos del país que hicieran sentirse más identificados a los televidentes con lo que estaba ocurriendo. Hay que ser justos y reconocer que en esta ocasión los comentaristas estuvieron correctos e incluso consiguieron hacer divertidos momentos aburridos. Ahora queda esperar cuatro años para disfrutar del espectáculo audiovisual que tendrá lugar en Tokio, que ha comenzado como anfitrión por todo lo alto.

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