Emma Roberts es Chanel, la protagonista de la serie más esperada esta temporada en Estados Unidos, Scream Queens, estrenada el día 22 en Fox. Roberts encabeza un reparto de lujo: Jamie Lee Curtis, Skyler Samuels y hasta Ariana Grande o Nick Jonas, de los Jonas Brothers. Pero si los actores son importantes, lo que ha hecho que Screams Queens fuera tan esperada es el nombre de su creador: Ryan Murphy, al que se considera el hombre más influyente de la televisión estadounidense de este siglo.

Murphy es el responsable de series como Glee o American Horror Story, que han hecho historia. Lo que intenta con Scream Queens es unir esos dos formatos: una comedia adolescente de terror. Y lo ha conseguido. La serie provoca carcajadas a toneladas y sustos en igual medida. Pero tiene más, mucho más. Como casi todo lo que hace Murphy. Scream Queens es también una mirada despiadada contra una de las instituciones más rancias, clasistas y discriminatorias de la sociedad estadounidense, la de las hermandades universitarias.

El argumento está centrado en uno de esos colectivos femeninos: Kappa Kappa Tau. La decana de la universidad decide luchar contra el clasismo y la discriminación que practican y las obliga a aceptar a cualquiera de las estudiantes que quiera pertenecer a ella. Así que una serie de frikis se unirán a Chanel Nº 1, líder de la hermandad, y sus secuaces: Chanel Nº 2, Chanel Nº 3 y Chanel Nº 5. También hubo, claro está, una Chanel Nº 4, pero murió. Como tantos otros en la serie, porque sus creadores garantizan un mínimo de un cadáver por capítulo. Al mismo tiempo, un asesino en serie, el Diablo Rojo, empieza a actuar en el campus. Y todo indica que tiene relación con un suceso que tuvo lugar veinte años antes en Kappa Kappa Tau, cuando en medio de una fiesta una de las hermanas murió desangrada en una bañera al dar a luz porque sus compañeras estaban tan enfrascadas en el jolgorio que no se enteraron. Esas mismas compañeras escondieron el cadáver de la fallecida y al bebé para que su hermandad no adquiera mala fama.

A pesar de la expectación generada en Estados Unidos, el primer capítulo de la serie patinó en audiencia, tal vez porque coincidió con el estreno esperadísimo de los nuevos Teleñecos. Aunque en Twitter arrasó: 7.000 tuits por minuto. El segundo capítulo tampoco fue mucho mejor.

En una temporada de otoño donde parece que los canales se mueven en las fórmulas de siempre (ficciones policiacas, de detectives y demás), esta comedia de terror, eso sí, resulta divertida. Tiene frases afiladas, es visualmente atractiva y logra, a veces, que todo el exceso encaje. Podría decirse que sigue más los pasos de Asylum que de las otras temporadas, si bien Emma Roberts y la naturaleza teen obligan a compararla con Coven (su personaje Chanel podría ser tranquilamente Madison Montgomery).

Tiene, además, algunos buenos momentos. El flashback de presentación (y que marca la mitología de la serie) es una declaración de intenciones: la historia de la chica de la hermandad que tiene un hijo por sorpresa durante una fiesta y las Chanels de la época, para no perder su reputación, prefieren no llamar a una ambulancia (y, evidentemente, la chica muere). También resulta divertido ver a Nick Jonas metiéndose otra vez en un papel homosexual (interpretó otro personaje gay en Kingdom).

El ritmo no da tregua desde el capítulo número uno, los cadáveres se amontonan y los diálogos-puñaladas se suceden. Scream Queens es también una serie superficial. Puede que Murphy haga equilibrios con los (marcadísimos) defectos de las protagonistas pero los escribe con tanta inteligencia que acaba perpetuando los estereotipos. Divertido, histriónico y joven. Murphy se reinventa y vuelve a hacer lo mismo otra vez en una vuelta de tuerca a su estilo que no deja impasible a nadie. Aunque en Estados Unidos aún no haya llamado la atención, es cierto lo que él mismo dice: la audiencia podría descubrir esta serie en cualquier momento. O no.