TV-Comunicación

La casa que comía manteca de cacahuete

  • 'Con ocho basta', una institución en los recuerdos, entró con calzador en TVE por censura a Luis Aguilé

Por el camino que nos lleva hasta el recuerdo de Con ocho basta se entrecruzan Luis Aguilé, Luke Skywalker, Antonio Resines, José Manuel Parada o John Travolta. La tele de la memoria es un pañuelo.

La familia Bradford, tan numerosa y tan modosa, que disfrutaba de una mansión con jardín y cocina enorme con teléfono y nevera de dos puertas, tenía en su jefatura a un padre periodista que, con su despachito y todo, escribía columnas de opinión en el periódico Sacramento Register. Tom Bradford (personaje del libro biográfico de un redactor carca, Tom Braden), con su prole tan jovial y casual, despertó tantas vocaciones periodísticas como Lou Grant, pero nadie querrá reconocerlo a estas alturas. Descanse en paz Dick Van Patten, que falleció el otro día a los 86 años, el actor del rotundo cráneo que era capaz de domesticar a los churumbeles sin echarse mano a la correa, como hacían los padres españoles.

De la familia de Con ocho basta nos admiraba su afición y pericia a hacerse fotos en forma de pirámide, y que muchos intentaron imitar de forma miserable; y también su vocación por los cereales (los corn flakes aún no habían llegado a Simago), por la manteca de cacahuete y por el fútbol americano. Otro cabezón, el benjamín Nicholas, circulaba en bicicleta con casco de rugby. Qué envidia. El actorcillo Adam Rich era hijo del productor ejecutivo de la serie, Lee Rich. Así cualquiera.

Con ocho basta se estrenó a contrapié en la escueta parrilla de la Primera Cadena el 16 de febrero de 1979. De no ser por aquella carambola de la programación en lugar de haber ido en la tarde del viernes habría recalado quizás en alguna sobremesa de fin de semana en el UHF y a estas alturas nadie se acordaría de las castas todas de Tom Bradford. Y en los periódicos españoles, tal vez, se lo aseguro, se echaría en falta a algún columnista. La repercusión de Con ocho basta en España se debe a Eva León, sí, la colaboradora de Parada en el primer Cine de barrio, que escenificó un striptease ataviada de monja (hacía como que se desnudaba, no se quitaba el vestido), en El hotel de las mil y una estrellas. Un churro musical con Luis Aguilé que no le gustaba a la crítica, pero aún menos a los directivos con alma de censores de la TVE de UCD, de Rafael Arias-Salgado. El hotel y la monja fueron cancelados, cosa infrecuente en aquella TVE de monopolio, y su lugar estelar en la noche lo ocupó la serie de los viernes por la tarde, el salchichero profeta de Expediente X que se llamaba Investigación OVNI, una serie paranormal muy normalita. Y para llenar el hueco vespertino se echó mano de lo último que había llegado de Estados Unidos, la gran familia californiana, primos de Chencho, Con ocho basta. Y la misma audiencia infantil y juvenil huérfana de Mazinger Z, deseosa de encontrar cosas de la tele con las que identificarse, elevó a los altares a la manteca de cacahuete. La huella está en la memoria colectiva. Antonio Mercero se inspiró en ella para algunos guiones de Verano azul y los guionistas de Los Serrano sólo tenían que tirar de su memoria para ponerse en situación. Por TVE pasaron otras series "de familia" de algodón dulce, como La tribu de los Brady, La familia Apple o Mamá y sus increíbles hijos, pero ninguna alcanzó el cariño hacia los Bradford. Ahí ayudó que se llevaron cinco temporadas en la ABC estadounidense, del 77 al 81, y surtieron de capítulos para un par de años en los viernes de la Primera Cadena.

Como Con ocho basta, Eight is enough, se metió sin avisar no todos sus seguidores españoles pueden recordar haber visto a Mark Hamill en el papel de David Bradford. El actor se centró en La guerra de las galaxias y sólo participó en el episodio piloto que por TVE pasó casi de largo. Su relevo en la serie, Grant Goodeve, yerno ideal, tuvo un efímero éxito musical y el actor acabó metido en alcohol. Sus hermanos varones ficticios en la vida real siguieron el mismo camino, tanto William Aames, carne fugaz por el Superpop, como Rich. El cantarín Aames, tras desintoxicarse, se entregó al proselitismo religioso.

Los espectadores de Con ocho basta se hacían ilusiones con tener unas hermanas tan estupendas, pero en la vida real no les fue bien. Lani O'Grady, que interpretaba a la hija mayor, Mary, falleció en 2001 en extrañas circunstancias; y Susan, Susan Richardson, acabó en la indigencia. En unos tiempos en los que la televisión no se alimentaba de sí misma el resto de sonrisas de Con ocho basta se quedaron en el empeño.

En sólo cuatro capítulos aparece la primera mujer del periodista, Joan, ama de casa aficionada a los fotos. El papel lo interpretaba la bella Diana Hyland, por entonces pareja de John Travolta (le llevaba 20 años). El galopante cáncer que segó a la actriz dejó en la depresión a la estrella bailonga del momento, lo que repercutió en su futuro. A Bradford siempre le emparejaron bien. Al viudo, compadre del doctor Maxwell, le pusieron una joven segunda esposa (la actriz Betty Buckley era más joven que Laurie Walters, que encarnaba a la hija Joanie). Abby aterrizaba como maestra a domicilio del tarambana Tommy ¿lo ven? La sombra de los Bradford se percibía en la calva del Resines-Serrano y en las mechas de Belén Rueda.

Cuando se cerró el chalé en 1981 los de Sacramento vivieron un tiempo de la inercia de la serie, pero sus actores apenas hicieron algo más. Tom, Dick Van Patten, aparecía por cosas como Vacaciones en el mar o Se ha escrito un crimen y al ver su calvorota la memoria pegaba un respingo. Nunca conocimos a un periodista mejor pagado, más feliz y con más tiempo dedicado a su familia. Con los años comprendimos que el de Con ocho basta nos engañó vilmente.

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