Alfonso Sánchez. 'Allí abajo'

"Alberto y yo decidimos pelear por vivir en nuestra casa"

  • El actor y cineasta sevillano vive su mejor momento con Rober, el neurocirujano de la comedia que se ha ganado su segunda temporada.

Las vivencias sevillanas en el ficticio Hospital Híspalis se han convertido en una de las revelaciones del año y habrá continuidad para la productora Plano a Plano con las situaciones de amor y desamor de Iñaki (Jon Plazaola) y Carmen (María León). El tercero en discordia es Rober, el neurocirujano pijo y sobrado de Allí abajo que interpreta el actor y cineasta Alfonso Sánchez (El mundo es nuestro)  en esta comedia de Antena 3, irreconocible respecto a su papel en Ocho apellidos vascos.

-Hasta ahora era popular, pero este papel, en una serie que ven más de un millón de andaluces cada martes, le hará ya imposible andar tranquilo por la calle.

-Pero es un a sensación muy bonito, te haces sentir respaldado después de veinte años de profesión. Tengo que agradecerle mucho al personaje de Rober. Era impensable que en una comedia para toda España apareciera un neurocirujano andaluz ¿no?.

-El mérito es que usted y Alberto López triunfen en el cine y en la televisión trabajando desde Andalucía.

-Tanto Alberto como yo en su momento decidimos pelear por vivir en nuestra casa, en el sur. Y es de agradecer que venga una productora como Plano a Plano para trabajar en Sevilla y que una cadena como Antena 3 apueste por esto, con el apoyo que supone para los técnicos y actores andaluces. Es digno de elogiar.

-Lo de una comedia desde Andalucía parecía evidente, pero no había sido una realidad hasta ahora. 

-Se echa en falta que no se haya hecho antes. No sé por qué no se había apostado por la ficción hecha en Andalucía. Y ahí está el reconocimiento a La isla mínima. Nosotros aportamos nuestra visión con El mundo es nuestro y el público nos respondió.

-Una iniciativa que hasta ahora ha sido casi individual, por la voluntad de unos pocos...

-Debería existir más apoyo de las cadenas públicas, como Canal Sur, por los actores andaluces. Aquí tenemos que tirar de producción privada. Esperemos que una nueva Ley del Cine venga a apoyar la producción andaluza.

-¿Usted construyó el papel de Rober, con sus frases, sus gestos, o ya se lo dieron 'hecho'?

-Con Rober, había un boceto, un bosquejo de un tipo a lo  Casanova de buena familia que se lo ha encontrado todo hecho. Lo que hace un actor es dar vida propia a un personaje así, con  sus filias y fobias, y que tenga su infierno personal. Es un tipo seductor que por primera vez en su vida siente amor de verdad...

-Y no escarmienta.  Como le pasa a los 'donjuanes'.

-Carmen le da  el cariño que nadie le ha dado de verdad en su vida. Y ya es tarde  para rectificar tantos errores. A ver qué pasa...

-Su médico representa a tantos fantasmas que conocemos e nuestro entorno.

-En este caso es un fantasma que lo ha tenido todo muy fácil y su vida ha sido siempre jugar y le falta verdad.  Es una ficción muy reconocible en la vida real. El personaje de Carmen representa esa sinceridad que le permite escapar de un cliché social donde todo es falso.

-¿Qué puede adelantar de esta recta final de la primera temporada de Allí abajo?

-Rober, por supuesto, se va a empeñar  en retener a  Carmen, pero esa actitud ocasiona que el amor de Iñaki también vaya a más. Rober va a perder un poco el norte y va a hacer  aún varias locuras más que van a poner en riesgo todo lo que creía tener estable

-¿Cómo va la producción en Sevilla?

-Estamos terminando el último bloque, los capítulos 12 y 13. Estamos a punto de acabar ocho meses que han sido muy intensos, de un nivel de producción con un ritmo endiablado que ha demostrado el nivel del talento andaluz junto a productores, actores o guionistas que han venido de Madrid y del País Vasco.

-La peculiaridad es que usted ha estado alternado la grabación de Allí abajo con el rodaje de Ocho apellidos vascos 2.

-Hemos estado en Gerona. Esto está siendo un campamento de verano, con Dani Rovira, Clara Lago, Berto Romero y Rosa María Sardá.

-¿Qué sensación tenía cuando rodaba la primera película? ¿Se imaginaba su repercusión?

-Sabíamos que estaba saliendo bien. Cuando hay un buen capital humano todas esas sensaciones se traspasan al espectador.  Recuerdo lo relajados que estábamos todos, sin pensar lo que iba a ocurrir, sabíamos que estábamos haciendo una película que iba a gustar.

-¿Por qué cambió la voz, aflautada, para su tabernero de Ocho apellidos vascos?

-Quería alejarme de los personajes que había hecho. La voz  aguda me la inspiró Manuel Ruiz de Lopera. En la segunda parte de la película los amigos de Rafa tendrán un papel aún más delirante.

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