TV-Comunicación

Series que hay que ver

  • El mundo de las ficciones de la TV se ha convertido en un bufet pantagruélico para seleccionar bien.

Drama, comedia, thriller, suspense, miniseries y hasta documentales con dramatizaciones. La ficción en serie ofrece un extenso menú en cuanto a géneros y formatos y una atractiva variedad en los argumentos, pasando por la mafia y simples grupos de amigos, hasta por superhéroes o un mundo medieval donde todo es posible. Es un universo inmenso, un bufet tremendo donde cohabitan todo tipo de historias, lo que permite a seriéfilos, pero en especial a todos aquellos que no se atreven a hincar el diente a un banquete tan amplio, a escoger el argumento que mejor se adapte y satisfaga sus inquietudes.

Como imprescindibles, si alguien decide toma el camino del humor no puede obviar a los seres amarillo de Los Simpson, que ya han entretenido a varias generaciones con sus capítulos de reposiciones sin fin. Pero puestos a rebuscar en la comedia de siempre, es una oportunidad de encontrarse (o reencontrarse) con la saga Monty Python's Flying Circus, una contundente sátira de la sociedad de los 70 que se apoya en el surrealismo de estos humoristas británicos como después desarrollaron The Office (también con versión USA) o Los Informáticos y antes Hotel Fawlty o la corrosiva Caída y auge de Reginald Perrin. Distan de las sitcoms familiares de los años 80 cuya culminación fue la también revisitada El príncipe de Bel Air y de la ya clásica Friends, madre de las comedias recientes junto a Seinfeld y Cheers. De la nueva hornada, todavía sobreviven con holgura Big Bang o Modern family y se puede descubrir Parks and Recreation, Extras, El séquito o dar una oportunidad a Cómo conocí a vuestra madre en Neox. También se puede topar con la realidad de Louie o la visión crítica de Shameless, tanto en su versión británica como estadounidense. En España acaba de estrenarse El fin de la comedia pero este género en su vertiente más popular tiene su pináculo en La que se avecina, heredera de los vecinos que todo el mundo habrá visto aunque sean en unos episodios: Aquí no hay quien viva.

Twin Peaks, obra y paranoia de David Lynch, marcó un antes y un después en el formato de la intriga. Revolucionó muchos de los aspectos de la narración e introdujo el estilo cinematográfico en las ficciones comerciales tras una década marcada por asuntos entrañables y/o desechables del tipo de El coche fantástico, Salvados por la campana o El equipo A. Ficciones con episodios autoconclusivos que se prodigan sin desmayo por las parrillas, desde todas las franquicias de CSI a la irreconocible adaptación yanqui de Los misterios de Laura. A partir del punto de inflexión de Lynch llegarían dramas imprescindibles como The Wire y Los Soprano, centrados en la corrupción policial y la mafia, respectivamente, y se ganaron la defensa a ultranza de los partidarios gourmet de un tipo de ficciones alejadas del formato de entretenimiento simplón. La represión carcelaria sería retratada con meticulosidad en Oz, mientras que el mejor plan para escapar de una prisión lo encontraríamos en Prison Break. La química, pero sobre todo la involución moral, desde la perspectiva de Breaking Bad, tal vez la serie más redonda de la historia; o la investigación y los crímenes del legado que dejó Twin Peaks con Broadchurch, The Killing y True Detective. Boardwalk Empire, Roma Criminal, Peaky Blinders y Gomorra son parte de un género mafioso siempre recomendable, junto al género bélico que encarnan Hermanos de sangre y The Pacific.

España también ha sido testigo de una lista de series alejadas del humor, que se pueden visitar en largos días de invierno. Se le puede dar una oportunidad a las primeras temporadas de El internado, que secundó, a nuestra manera spanish, la tendencia que marcó Perdidos, la subyugante ficción, de la magnífica cosecha del 2004, en torno a los supervivientes en un mundo paralelo de peligros y secretos. Otras series españolas decidieron esbozar la historia con singularidades como Gran Hotel, Águila Roja, Hispania, la literaria El tiempo entre costuras o la recuperación del género histórico de Isabel. También tenemos las reconocibles tretas de un hombre negocios en Crematorio y la exitosa mezcla de acción y humor en Los hombres de Paco, la ficció española más versionada en el extranjero, que rematan un catálogo nacional recomendable con Motivos personales, El pantano, Vientos de agua, Acusados, Punta Escarlata y la más reciente, El Príncipe, trasunto de la genial, en sus dos primeras temporadas, Homeland.

Miniseries, que se pueden degustar del tirón, abundan en un un formato que además está adquiriendo protagonismo en los últimos años. El espectador, harto de historias que se prolongan hasta adulterar la trama principal, opta por argumentos escuetos como los que proponen The Escape Artist, Sherlock,Fargo, la última encuadrada en lo "muy recomendable", y la mencionada True Detective. Obras que enganchan y miman la narración y el apartado visual con la calidad de un gran largometraje

Tenemos desde el puro, y revisado, documental con Cosmos y Planeta Tierra, hasta dramas que se introducen en el mundo del periodismo (The Newsroom), la publicidad (Mad Men), la abogacía (The Good Wife), las cárceles femeninas (Orange is the New Black), el terror (The walking dead, Carnivale) yla corrupción política a través del cinismo de House of Cards (británica y USA) o de Boss. Y la alta política con la danesa Borgen. Para los que no quieren andarse con rodeos, siempre están ahí Dexter,The Good wife, Castle, 24, House o esa telenovela envuelta en esparadrapo de Anatomía de Grey.

El lado íntimo de la mafia en Los Soprano

La crónica convencional se convierte en Los Soprano en vehículo para introducirse en la turbulenta vida de Tony y su familia en el vulgar Nueva Jersey. Mediante un recurso innovador, en el que el protagonista conversa con su psicoanalista, se sucede la narración que demostrará las maneras poco ortodoxas que tiene de influir en los demás; todo con humor ácido y hasta surrealista. James Gandolfini es suficiente para interesarse por la fascinación social de la mafia.

Cuando el detalle y el guión llegan a Breaking Bad

En Breaking Bad se pudo ver el lado más oscuro de Bryan Cranston, conocido hasta entonces por su papel como el padre de la también recomendable comedia Malcolm. Pero también esta serie es el  excelente trabajo cinematográfico y de guión de Vince Gilligan y su equipo. No hay un detalle que se escape al control del showrunner y cada plano rebosa de un simbolismo esencial para comprender  la metamorfosis más compleja y completa de la historia de la TV.

Friends, madre de las nuevas comedias

La combinación de actores y talento nunca supo tan bien en una comedia. El fenómeno Friends se podría considerar Los Simpson de la comedia de carne y hueso, por sus situaciones hilarantes y una comicidad brillante que, a pesar de flojear en  ocasiones, remarca el encanto de sus protagonistas. El valor de la amistad, malentendidos, amores, rupturas; todo lo que la vida normal puede deparar están dentro de la sitcom con Jennifer Anniston, LeBlanc o Courteney Cox.

El comienzo de una nueva era con Twin Peaks

Treinta episodios le bastaron a David Lynch, maestro de la intriga y la confusión, para revolucionar el concepto de la ficción que se estaba haciendo hasta los años 90. Un excéntrico agente del FBI y un brutal asesinato por resolver son como el péndulo que hipnotiza a todo aquel que se atreve a adentrarse en la mente incomprensible de creador. Situaciones incómodas, banda sonora de cine y unos giros tan soprendentes como impactantes. Obra maestra.

Impacto visual y crudeza en Juego de Tronos

Con uno de los presupuestos más elevados, Juego de Tronos presume de una calidad cinematográfica como pocas, con el sello HBO. Capaz de reunir épicas batallas en la pantalla, los escenarios y sus personajes embelesan. Espejo contemporáneo, la intrigas políticas, violencia sin contemplaciones, multitud de personajes que luchan por sus intereses para construir una historia basada en la medieval lucha de poder entre las distintas casas de Los Siete Reinos.

El peso de la corrupción en The Wire

Nunca antes se había hecho un retrato tan minucioso de la dura vida en los barrios bajos de una ciudad media como Baltimore. Sin embargo, no es el único mérito que se le atribuye al drama de David Simon. The Wire es una obra magistral, difícil de digerir al principio, pero de  enorme riqueza en su conjunto. Cada temporada ahonda en un asunto polémico, retratado con lucidez y crudeza, como el narcotráfico, los crímenes, la corrupción policial. 60 episodios de órdago.

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