Vicky, ganadora de la segunda edición de 'Masterchef'

"En 'MasterChef' no se inventa nada; todo es real"

  • La vencedora del 'talent' culinario de TVE asegura que ha visto cumplido su sueño y no descarta montar su propio restaurante al acabar su formación.

"¿De verdad te gusta...? ¡Júramelo!". Con esta espontaneidad se dirigía la ganadora de la segunda edición de MasterChef, Vicky Pulgarín, al recién elegido mejor repostero del mundo, Jordi Roca, cuando éste probó su postre, que se inspiraba precisamente en una de las creaciones del chef catalán. La concursante mallorquina, que a buen seguro pronto dejará las listas del desempleo para mostrar sus dotes culinarias en restaurantes de prestigio, ha pasado de no entender la alta cocina a manejarse como pocos entre sus fogones.

-¿Cómo ha celebrado su victoria?

-Fue una jornada de sonrisas, alegría y también de cansancio, porque no paré en todo el día.

-¿Pensó en alguien especial cuando le entregaron el premio?

-Piensas en todo a la vez y no piensas en nadie en concreto. Es un cúmulo de sensaciones tan grande que sólo piensas que es real y que has conseguido un sueño.

-¿Cuál de sus tres platos cree que le dio realmente la victoria?

-Creo que fue la combinación de los tres lo que gustó al jurado. Estaban sincronizados de alguna forma y tenían una historia en común. Creo que cada uno aportó algo a la noche. No sabría decir cuál fue el mejor.

-100.000 euros de premio para una desempleada no está nada mal. ¿En qué empleará el dinero?

-Sobre todo en formarme. El Grand Diplome que me ofrecen en la escuela Le Cordon Bleu no tiene incluida las prácticas, así que destinaré parte del dinero a continuar mi formación y, si me sobra algo, lo emplearé para montar algo.

-Si en cuatro meses ha sido capaz de evolucionar tanto ¿Hasta dónde será capaz de llegar con un año de formación en una de las más prestigiosas escuelas de cocina?

-Tengo tantas ganas de aprender que no sé hasta dónde seré capaz de llegar. Voy a ser una esponja en la escuela, tanto que no me van a hacer falta ni las prácticas (risas).

-A Juan Manuel, el ganador de la primera edición de MasterChef, le salieron rápido varias ofertas de trabajo. ¿No le ha pasado a usted lo mismo?

-Qué duda cabe que este programa te abre puertas, aunque, si no me sale nada, ya me encargaré yo de buscarlo. Sí te puedo decir que me han parado mucho por la calle para ofrecerme trabajo, pero digo yo que algo saldrá...

-Recordemos uno de los momentos más mágicos de la noche. La llegada al plató de los hermanos Roca, justo quienes le habían servido de inspiración para uno de sus platos. ¿Llegó a pensar que hubiera sido mejor elaborar otra creación que no llevara su sello?

-Me había mirado el libro de los Roca mil veces y tenía claro que quería sacar alguna idea de ellos. Por eso cuando los vi aparecer pensé que era mi día de suerte porque no copié su plato sino que me inspiré en una idea suya y le di la vuelta. Y eso creo que también se valora. En cuanto a si me hubiera gustado cambiar de plato, te diré que no. Era arriesgado, pero me gustó hacerlo.

- Los dejó con la boca abierta...

- La que me quedé con la boca abierta fui yo cuando Jordi Roca me dijo que le había gustado.

-La flor de ajo que adornaba su plato principal fue un guiño a uno de sus mayores cabreos durante el programa. ¿El jurado suele provocar estas situaciones o surgen de forma espontánea?

-Después de la mala experiencia que viví con la flor de ajo en la semifinal, tenía claro que quería volver a usarla de forma correcta. En cuanto a si mis cabreos son o no provocados, te diré que soy así de expresiva. No obstante, el de la semifinal fue distinto. Me estaban pinchando mucho y al final terminé saltando. ¡Y eso que me controlé! Creo que Jordi y Pepe nunca se imaginaron que me pondría así.

-Si le retaran a medirse con Juan Manuel, el primer ganador de MasterChef, ¿aceptaría?

-Me encantaría, pero ahora él me saca mucha ventaja. No tengo su nivel. Ahora bien, si se tratara de hacer una tortilla de patatas o un arroz de pescado, por supuesto que lo haría y, además, iría a muerte.

-¿Le hubiera gustado más medirse en la final con Emil, al que muchos daban como vencedor?

-Siempre tuve curiosidad. Pero he de puntualizar que él sabe más de comida internacional, pero no por eso sabe cocinar más que los demás. Nosotros dominamos la cocina española igual o mejor que él. Me gustó medirme con Mateo y fue una lucha dura. Si Mateo ha llegado a la final será por algo.

-¿Qué momento destacaría de estos cuatro meses?

-La experiencia en sí. No se vive igual estando un mes que dos. Y yo he tenido la suerte de llevarme el pack completo y estar los cuatro. Os animo a todos a participar.

-Una de sus compañeras del año pasado asegura que el programa está guionizado. ¿Ha tenido alguna vez esa sensación?

-La gente no sabe lo que dice. En MasterChef no se inventa nada. Todo es real. No sé lo que habrá por detrás, pero sí te puedo decir que lo que se ha visto es lo que yo he vivido. No hay nada más. Es un programa transparente.

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