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Sociedad

El cerebro de los jóvenes se recupera de "una" borrachera, no de muchas

  • Los "atracones" de alcohol conllevan la pérdida de la capacidad de memorizar y aprender Los expertos resaltan que la adolescencia es una etapa "muy crítica" para el consumo de drogas

El cerebro de un joven puede recuperarse sin daños de "una" borrachera, pero cuando padece "atracones" de alcohol todos los fines de semana en las botellón pierde "de forma permanente" la capacidad de aprender y memorizar, y se produce un "retraso irreversible en la zona de conocimiento".

"Ya se está viendo a muy buenos estudiantes que fracasan en la universidad porque no pueden aprender, no entienden lo que leen ni captan lo que les dicen", advirtió la jefa del laboratorio de Patología Celular del Centro de Investigación Príncipe Felipe de Valencia, Consuelo Guerri.

Guerri participó ayer en Bilbao en el simposio anual sobre drogodependencias, que este año se dedica al consumo de alcohol entre adolescentes y jóvenes, organizado por el Instituto Deusto de Drogodependencias.

Tras recordar que el cerebro está en desarrollo hasta los 21 años y en referencia siempre a adolescentes mayores de 18 años, Guerri comentó, en declaraciones a los medios de comunicación, que "si quieren tener la máxima capacidad intelectual, es mejor que no se emborrachen y menos todos los fines de semana y con el estómago vacío, porque a palo seco el alcohol se absorbe más".

Defendió que los adolescentes tienen que estar informados de dónde está el riesgo y después "son libres de elegir lo que quieren hacer con su vida".

Matizó, sin embargo, que "tampoco hay que asustar, porque no pasa nada por emborracharse una vez, el problema es cuando repites todas las semanas" y aconsejó que el momento de parar de beber es cuando empiezan los mareos porque significa que el nivel de alcohol en sangre "ya es muy alto".

Esta especialista recordó que "siempre" se ha bebido alcohol y que los adultos también consumen, pero ahora ha cambiado el "patrón" de consumo, que se practica en forma de "atracón" los fines de semana y sin ingerir comida.

"En dos horas se machaca al cerebro y cuando ese cerebro se está recuperando, llega otra vez el fin de semana y lo vuelves a machacar", dijo en referencia al consumo abusivo, y añadió que resulta "mucho más peligroso consumir la misma cantidad de alcohol en pocas horas, que distribuido en varios días, porque no se llega a picos tan altos de alcohol en sangre".

Guerri resaltó que la adolescencia es un periodo "muy crítico" para los consumos de alcohol y otras drogas, porque el hecho de que el cerebro aún esté en desarrollo hace que sean unos "inconscientes, que no vean los peligros y que les guste el riesgo".

Cuanto antes se inicie el consumo, la zona cerebral que rige los estímulos "se hipersensibiliza" y aumenta el riesgo de tener problemas con el alcohol en la etapa madura, advirtió.

Guerri citó estudios que establecen que si se empieza a beber con 21 años existe un riesgo del 5% de tener problemas en la edad adulta, y se empieza con 12, el riesgo se incrementa hasta el 20%.

También participó ayer en el simposio Gabriel Rubio, neuropsiquiatra del hospital universitario 12 de Octubre, quien se refirió a un estudio, según el cual los adolescentes que han sufrido malos tratos tienen más riesgo de consumo abusivo de drogas.

Rubio aclaró que, en dicha investigación, se ha considerado malos tratos tanto los abusos sexuales y físicos, como "la sensación" de algunos jóvenes de que "no están suficientemente atendidos por sus padres".

Esta situación "es frecuente cuando el padre y la madre trabajan y están fuera todo el día", aseguró.

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