La crisis que deja en España a millones de personas en paro y a otros tantos con la amenaza de perder sus puestos de trabajo provocó un aumento de trastornos relacionados con la ansiedad y la depresión, pero sobre todo mermó la autoestima e hizo a los ciudadanos más inseguros.

Ya advirtió la Organización Mundial de la Salud en 2008 que la crisis repercutiría en la salud mental de las poblaciones y así, según varios expertos, se confirmó al menos en España, donde la situación económica y laboral hizo que muchos trabajadores se pregunten qué hicieron mal para verse sin trabajo.

El psicólogo Isidro Pérez Hidalgo, quien dirigió un estudio el pasado año sobre cómo afecta psicológicamente la crisis a los ciudadanos, aseguró que en los últimos meses percibió que entre sus pacientes "el grado de desesperanza e inseguridad es mayor" al no ver salida a la situación.

Según un informe del Instituto de Estudios Médicos-Científicos (Inesme) difundido en 2011, en España crecieron un 5% las consultas psiquiátricas de adultos y un 8% las de los niños, mientras que las listas de espera por estos problemas aumentaron un 30% en sólo seis meses.

"Hay personas que vienen a la consulta a las que la crisis les ha acentuado problemas que ya tenían, pero la mayoría vienen con un sentimiento de falta de valía, de poca autoestima y autoconfianza", señaló Pérez Hidalgo.

Personas que se sienten culpables de sus despidos o de que sus negocios en los últimos años se hayan ido a pique a pesar de que en otras épocas funcionaban sin problemas y eran exitosos son de los casos más comunes.

Explica que las relaciones sociales se ven mermadas también por la situación actual, ya que las personas al disminuir su poder adquisitivo quedan menos con sus amistades y cuando salen de lo único de lo que hablan es precisamente de la crisis.

De la misma opinión es el presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP), Jerónimo Saiz, quien apuntó que el panorama genera "estrés, inseguridad y pérdida de autoestima lo que favorece la aparición de trastornos como la ansiedad".

Saiz señaló que la salud mental de los españoles también está empeorando debido a que los que tienen síntomas de depresión o ansiedad no acuden al médico porque creen que el mero hecho de pedir permiso para ausentarse e ir a la consulta les puede situar "en la cabeza de la lista de los despidos".

Agregó que tampoco muchos trabajadores quieren cogerse la baja que les concedió el médico por el mismo temor.

Otra de las consecuencias de la crisis en la salud de los españoles es, a juicio de Saiz, el aumento del consumo de alcohol entre la población, incluso de suicidios.

En este sentido, resaltó que hay varios estudios en la UE que reflejan que en los países que han pasado por situaciones económicas graves como Grecia, Irlanda o Portugal se incrementó la tasa de suicidios, si bien apuntó que en España "aún no hay una evidencia clara" de que suceda así.

Los niños y adolescentes no son una excepción y también les repercute la crisis al ver que sus padres están tensos y deprimidos.

"Les puede afectar a su salud mental y esto es algo muy grave porque los niños de hoy son los adultos del mañana", opinó el presidente de la SEP.

Para no llegar a una situación extrema, Saiz aconsejó que las personas que pierdan su trabajo traten de mantener la confianza en sí mismas, tengan una cierta organización de vida, una disciplina de horarios y hagan actividades desde ejercicio físico hasta cursos de formación.

También lanzó recomendaciones a las administraciones para que los recortes en materia social y sanitaria "estén gobernados con criterios en los que prime la efectividad, a los desfavorecidos".

En este sentido, recalcó que los enfermos más graves "son muy dependientes de toda la red de apoyo psicosocial".