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méxico se desangra La guerra del narcotráfico contra el Estado adquiere proporciones inimaginables

Monterrey, violencia en caída libre

  • El atentado contra el Casino Royale, en el que murieron 52 personas, es la gota que colma el vaso en una ciudad que en su momento fue sinónimo de riqueza y seguridad y hoy es un campo de batalla

Monterrey, la capital industrial de México (genera en torno al 10% del PIB nacional) que antaño fue sinónimo de riqueza y seguridad y siempre ha mantenido unas relaciones privilegiadas con EEUU, hoy se llena de palabras a media voz. "De repente me encontré los dos cuerpos colgados del puente, uno de ellos un chavito [adolescente] que me miró, todavía vivo. Le ayudé, apoderado por el pánico por si volvían a rematarle, por si alguien me veía". "La ráfaga de disparos pegó en la pared de mi casa. Fue cuando supe que un capo importante era mi vecino". "Me secuestraron en el quirófano, mientras operaba, tuve que dar información de todos mis compañeros, iban a extorsionarnos, yo opté por sacar a mi familia del país". Las historias brotan fácil si hay anonimato de por medio, porque un dato de más puede significar la muerte en un enclave que amenaza con quitar a Juárez el título de ciudad más peligrosa de México.

La violencia en Monterrey llegó de golpe y afectó a toda la sociedad, ricos y pobres, hasta entonces sólo habituados al narco de guante blanco. De 2007 a 2010 fueron asesinadas 945 personas en actos vinculados al crimen organizado. Este año ya van más de 1.200, las últimas 52 en el atentado contra el Casino Royale del pasado jueves. Pero la realidad es más que números: es la pérdida de vida nocturna en muchas zonas (el centro es un desierto a partir de las diez de la noche con huellas de disparos en muchas paredes); es la rutina de revisar Twitter antes de coger el coche para confirmar si hay alguna balacera en curso y esquivarla, contratar más seguridad, que las tertulias acaben siempre en el monotema de la violencia.

El cártel del Golfo y Los Zetas, ex brazo armado del primero y los que introdujeron en México una forma de matar mucho más sanguinaria, se disputan a sangre y fuego esta valiosa plaza desde que se constató su ruptura total a principios de 2010. "Los Zetas son lo peor", dice José Alfredo, de la colonia Independencia, una de las más complicadas de Monterrey. A sus 45 años se pasó 16 con una narcotiendita antes de ir a la cárcel. Ahora quiere volver al negocio pero "está más peligroso". "Antes vendía para el Golfo, pero un día los Zetas jalaron a mi hijo por la fuerza. Mataron a su compadre de diez balazos, él se libró. Ahora los del Golfo se están haciendo fuertes y se lo han dicho muy claro al Ejército, "retírense y acabamos con todos los Zetas'". Los expertos llevan tiempo señalando que las acciones oficiales contra Los Zetas son mucho más contundentes que contra los demás. El Gobierno lo niega. Dice que combate a todos por igual y acaba de mandar más de 3.000 soldados y policías federales tras el ataque.

"Todo está degenerando hasta un punto horrible", afirma el antropólogo Lorenzo Encinas, gallego de nacimiento y afincado desde hace décadas en la capital regia. Él sí considera que el objetivo común es "exterminar a los Zetas. La presunción de inocencia no existe y todo joven de las colonias pobres es sospechoso", en parte porque los Zetas se aprovecharon de la estructura de pandillas y "se introdujeron en la sociedad de abajo hacia arriba, al revés que el resto de grupos", explica Encinas. "Para ellos los jóvenes son desechables".

Este grupo fue de los primeros en usar a los menores pero ahora los expertos afirman que todos lo hacen, lo que ha llevado a algunos a pedir la reducción de la edad penal a los 12 años. "Conozco experiencias del Ejército que se ha encontrado a niñas de 13 años con cuernos de chivo (AK-47) y no se las mata por piedad", afirma uno de los que apoya esta idea, el alcalde de San Pedro Garza García, Mauricio Fernández, regidor del municipio más rico de todo México que pertenece al área metropolitana de Monterrey. "Si sigue esta tendencia, sí seremos como Ciudad Juárez".

"Limpieza" es la palabra que más se repite en esta urbe de poco más de 4 millones de habitantes, donde se han creado algunas de las mayores fortunas del país. Las organizaciones sociales aseguran que mueren o desaparecen muchos inocentes pero una mayoría de regiomontanos opina lo contrario. "Puede sonar brusco pero los muertos son gente que no está en la vida normal", afirma el portavoz de Seguridad del Estado, Jorge Domene.

Esta visión ha llevado a militarizar muchas policías, sobre todo locales, con el objetivo de depurar cuerpos que estaban muy corruptos, y también ha provocado el surgimiento de "escuadrones de la muerte, mercenarios contratados por poderes económicos o gobiernos que actúan como grupos de limpieza", explica el senador de Partido del Trabajo, Ricardo Monreal. El resultado es que los muertos, del bando que sean, desbordan la morgue. "Al principio venían con impactos de bala pero este año llegan decapitados, descuartizados o puros huesitos porque a algunos los meten en tambos (toneles) con ácido que luego queman, comenta el director del servicio forense, el doctor Eduardo Villagómez.

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